sᴇʀᴇɴᴅɪᴘɪᴀ |
"~ Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta ~".
Ella tuvo una vida difícil y con dieciséis años tuvo que hacerse cargo de su hermana menor, evitando que las separen y las envíen a un orf...
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❝ YA COMENZÓ ❞
Todo parecía estar listo para la llegada de los neófitos. Todos habían hecho planes para procurar que las personas que querían no salieses lastimadas. Billy le había pedido prestado el bote al Viejo Quil Ateara, y había invitado a Charlie Swan a pescar en mar abierto antes de que empezara el partido de la tarde.
Más chicos se habían trasformado, preocupando más a Araceli, Collin y Brady, eran los dos licántropos más jóvenes de la manada, ambos tenían trece años, por lo cual, permanecerían en la retaguardia para proteger La Push. Aún así, Charlie estaría más seguro que ninguno de los que se iban a quedar en Forks.
Las hermanas Kenner se quedarían en casa de los Clearwater con Sue, siendo custodiados por Vega. Esto había dejado un poco más tranquilo a Jacob, pero sabía que aún así podría correr peligro.
Seth Clearwater se hallaba a la sombra de un abeto de copa ancha, con la cabeza entre las patas; se acurrucaba en un área alfombrada por pinaza, donde era casi invisible debido al parecido del color arena de su pelaje y el de las agujas de árbol secas.
Junto a él, se encontraba Isabella. La humana se había instalado la día anterior junto con Edward, en una tienda de acampar, siendo estos acompañados por Jacob, quien había ayudado a Swan para que no pasase frío durante una tormenta que hubo la noche anterior.
La humana comenzó a pasear de un lado al otro a través del pequeño espacio de luz que había allí, mientras Seth no le despegaba la mirada de encima.
Seth aulló en ese momento y se incorporo en sus patas.
— ¿Qué pasa? — pregunto Swan, estúpidamente.
Él la ignoró, correteó hasta la linde del bosque y apunto hacía el oeste con la nariz. Comenzó a gimotear.
— ¿Son los otros, Seth? — volvió a inquirir. —¿En el claro?.
La miro y gruño con debilidad una sola vez; después, giro el hocico nuevamente en dirección al oeste. Echó las orejas hacía atrás y volvió a aullar. Edward apareció a un lado de la castaña y tomo su mano.
—Todo va a ir bien, Bella —prometió—. Tenemos la habilidad, el entrenamiento y la sorpresa de nuestra parte. La lucha habrá acabado muy pronto. Si yo no lo pensara así de verdad, estaría ahora allí abajo y tú permanecerías aquí, encadenada a un árbol o adonde fuera que consiguiera tenerte a buen recaudo.
—Alice es tan pequeña — Se lamentó Swan.
Él se rió entre dientes.
—Eso podría ser un problema, claro... Siempre que hubiera alguien capaz de atraparla.— Seth empezó a gimotear.
—¿Pasa algo malo? —le pregunté.
—Qué va, simplemente está enfadado por tener que quedarse con nosotros. Sabe que la manada lo ha confinado aquí para mantenerle apartado de la acción y protegerlo. Está salivando de ganas de reunirse con ellos o más bien con Melina, quiere saber como está.
» Los neófitos han llegado al final de la pista, y todo funciona como si fuera resultado de un encantamiento, este Jasper es un genio. También han captado el rastro de los que están en el prado, así que ahora se están dividiendo en dos grupos, como predijo Alice — murmuró Edward, con los ojos concentrados en algún lugar lejano—. Sam nos está convocando para encabezar la partida de la emboscada — estaba tan concentrado en lo que escuchaba que usó el plural empleado por la manada de forma habitual.
De repente, bajó la mirada hacia ella.
—Respira, Bella. — ésta parecía estar a punto de desmayarse.—El primer grupo está en el claro. Podemos escuchar la pelea.
Se rió una vez.
—Podemos oír a Emmett... Se lo está pasando genial.
Edward gruñó.
—Están hablando de ti —los dientes se le cerraron de golpe—. Se supone que deben asegurarse de que no escapes... ¡Buen movimiento! Vaya, qué rápida — murmuró con aprobación—. Uno de los neófitos ha descubierto nuestro olor y Embry lo ha tumbado antes de que ni siquiera pudiera volverse. Sam le está ayudando a deshacerse de él. Paul y Jacob han atrapado a otro, pero los demás se han puesto a la defensiva. No tienen ni idea de qué hacer con nosotros. Ambos grupos están fintando. No, dejen que Sam lo lidere, apártense del camino —masculló entre dientes—. Sepárenlos, no les dejen. Que se protejan las espaldas unos a otros.
Seth gruñó.
(...)
En la residencia Clearwater, se encontraba cuatro mujeres conversando sobre lo que estaba ocurriendo en otra parte del bosque, cuando escucharon un aullido a lo lejos.
— ¿Qué ocurre?. — pregunto Sue, mirando a ambas chicas.
— Ya comenzó.— dijo Leah.
— Por los ancestros, espero que salga todos bien.
— Tranquila Sue, todos son muy bueno y practicaron mucho.— la tranquilizo Ara.
La mujer tomo nuevamente asiento en el sofá junto con Melina, quien se había dormido hace solo unos minutos.