sᴇʀᴇɴᴅɪᴘɪᴀ |
"~ Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta ~".
Ella tuvo una vida difícil y con dieciséis años tuvo que hacerse cargo de su hermana menor, evitando que las separen y las envíen a un orf...
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❝ TE AMO (parte 1)❞
Las hermanas Kenner llegaron a la casa antes que la manada y rápidamente ambas se entraron a bañar. Sam llegó unos minutos después junto con el resto de los chicos; el lobo beso a su novia y se sentó junto con el resto.
— Ya saben las reglas. — dijo Ara mientras salía de la cocina.
— Lávense las manos. — dijo la menor sentándose junto a Sam. — Rápido esclavos!
— Mira enana...
— No soy enana. — Melina interrumpió a Paul y le lanzo un trozo de pan que el lobo atrapo con la boca. De a uno comenzaron a entrar al baño para lavarse las manos y nuevamente se sentaron para comenzar a comer.
— ¿Dónde estuvieron toda la tarde? — preguntó Sam y ambas Kenner se miraron.— Vine en la tarde para ver como estaban pero solo encontré una nota.
— Casi le da algo cuando no las vio. — dijo divertido Jared.
— Después de 5 minutos dando vueltas por la casa vio la nota.— agregó Paul y los chicos rieron.
— Me preocupe al no verlas, además el saber que la pelirroja seguía suelta me puso nervioso. — explicó el alfa.
— Estábamos con...— comenzó Melina pero Ara la interrumpió.
— Comprando. Salimos a comprar, necesitaba cosas para preparar la cena. — le dio una rápida mirada a su hermana quien le guiño un ojo sin que ninguno de los lobos lo notara.
— Me hubieras avisado y mandaba a alguno de los chicos para que las acompañe.
— No hacía falta, Sam. — Ara negó jugando con su comida.— Solo fuimos hasta la tienda.
— De todas formas la próxima me avisas. — Ara asintió y el lobo beso su mejilla, al mismo tiempo que sonó el teléfono de la casa.
— ¿Hola?
— Buenas noches Ara, ¿Cómo están?. — la castaña reconoció la voz de su antiguo compañero de escuela.
— Thomas. Nosotras estamos bien ¿Cómo están ustedes? ¿Cómo está Marcos?— Melina se volteó para mirar a su hermana al escuchar la mención de su mejor amigo.
— ¿Es Marcos? — Ara asintió.
— Estamos bien, llamaba para preguntarte si Melina podía venir a casa. Marcos esta muy insistente en querer verla.— hizo una pausa y Ara miro a su hermana.— Creo que le gusta, no estoy seguro.
— Diría lo mismo.— los lobos soltaron un pequeño gruñido y Ara los silencio con una mirada. — Tengo que preguntarle a ella pero no creo que haya problema, te enviare un mensaje confirmando.
— De acuerdo.— respondió Thomas y Ara regresó su mirada a su hermana.
— ¿Quieres ir a dormir a casa de Marcos?
— Si!/No!.— se escucho y Melina se volteó para mirar a los lobos.
— Si!.— exclamó colocando ambas manos a los costados de sus caderas y tornando su rostro serio.— Si papá Sam y Ara me dejan, puedo ir.
— Pero Sam no te da permiso. — contraatacó Paul.
— Claro que Sam la deja.— dijo Ara y el lobo la miro con el ceño fruncido, hasta que vio el rostro de su novia y sonrió.
— Si quieres te llevo. — la castaña rio y negó divertida.
— Thomas dijo que vendría a buscarla. — la menor sonrió y salió corriendo escaleras arriba. — Iré ayudarla con la ropa, ¿Pueden limpiar todo por mi?
— Ve preciosa, nosotros nos encargamos.— dijo Sam y ella le dio un beso antes de seguir a su hermana. — Ya escucharon. — miro a los chicos quienes bufaron.
(...)
— Diviértanse. —Araceli se despidió de su hermana, quien emocionada corrió hacía el vehículo de los Smith, sentándose en los asientos traseros junto con su mejor amigo.
— Yo la cuido, tranquila.
— Con tu vida. — Thomas asintió y Araceli agitó su mano despidiendose de los tres. Ingreso a la casa al ya no lograr ver el vehículo y se sobresalto al sentir los brazos de Sam envolver su cintura. — No hagas eso!
— Lo siento, preciosa. — Sam sonrió y beso su mejilla. La miro detenidamente y con una sonrisa pícara en su rostro descendió lentamente con besos hacía la mandíbula y cuello de su impronta.
— Sam, me haces cosquillas.— dijo riendo, el lobo beso sus labios y tiro ellos con los dientes cuidadosamente. Ara soltó un pequeño gemido haciendo que Sam sonría. El beso continuo siendo un poco más salvaje, con una mano el lobo cerro la puerta y cargó a su novia hasta la habitación.
El corazón de Ara se dispara y la sangre le bombea por todo el cuerpo. El deseo, un deseo caliente e intenso, le invade el vientre. Se detiene frente a la enorme cama en su habitación. La mira a los ojos detenidamente y sonríe dulcemente, logrando que ella se sonroje.
Los músculos de las partes más profundas y oscuras de su cuerpo se tensan con infinito placer. El dolor es tan dulce y tan agudo. Sam se inclina y para volver a besarla. Sus labios exigentes, firmes y lentos se acoplan a los de Ara. Lentamente comienza a desabrocharle la blusa, besando ligeramente la mandíbula, la barbilla y las comisuras de la boca. La quita muy despacio y la deja caer al suelo. Se aparta un poco para observarla. La castaña llevaba puesto un sujetador azul cielo de encaje, que a ante los ojos del lobo, le queda estupendo.
Ara gime cuando Sam la rodea con sus brazos, acercándola más hacía su cuerpo. Una mano recorre desde la columna hasta la cintura y sigue avanzando, sigue la curva de su trasero y la empuja suavemente contra suscaderas. Ara siente la enorme erección de su lobo, que empuja lánguidamente contra su cuerpo.
Vuelve a gemir sin apartar los labios de su boca. La castaña sube las manos hasta su cara y su pelo. Tira suavemente de él, y Sam gime. La conduce despacio hacia la cama, hasta que logra sentir ésta detrás de las rodillas.
— ¿Estás segura? — pregunta con un tono de esperanza en su voz. Ambos estaban excitados pero él quería saber si ella de verdad quería hacerlo.
— Si. Muy segura.
El lobo se arrodilla frente a ella y le sujeta las caderas con las dos manos. Desliza la lengua por su ombligo, avanza hasta la cadera mordisqueándola y después recorre la barriga en dirección a la otra cadera.
—Ah —gimió ella.
Era excitante. Ara apoyó las manos en su pelo y tiro suavemente intentando calmar su acelerada respiración. Sam levanto la cara y sus ardientes ojos cafés, había cambiado a un tono más oscuro.