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MAX

- ¡¿QUÉ MIERDA HICISTE, KELLY?! - grité irrumpiendo en el paddock dónde ella estaba con mi padre hablando muy cómodamente.

- No sé de qué hablas, Max... - habló con calma y con una sonrisa retadora en su cara.

- Sabes perfectamente lo que hiciste... - dije con la mandíbula apretada reprimiendo lo que realmente sentía en ese momento.

- ¿Te refieres a cómo me deshice de la basura? ¿A cómo me encargué de que nuestra relación perdure?
Sí, fue muy satisfactorio.

Su sonrisa se amplió haciéndome hervir aún más la sangre.

- Oh por favor Max,
¿Te enredaste con una cualquiera y ya crees que es amor verdadero? - rió mi padre sentado en el sofá.

- Tú cierra la boca porque no sabes una mierda de lo que está pasando... Apareces y desapareces cada vez que te da la gana y, ¿Te crees con el derecho de opinar?... - escupí arrojando todo mi odio hacia él.

- ¿Quién te crees para hablarle así a tu padre?
Eres lo que eres gracias a él, recuérdalo... - Kelly me reprochó haciéndome soltar una risa sin gracia.

- ¡SOY LO QUE SOY GRACIAS A MÍ! ¡NO TENGO QUE AGRADECERLE NADA PORQUE LO MENOS QUE HIZO FUE AYUDARME O APOYARME CUANDO MÁS LO NECESITÉ!...
¡LO ÚNICO QUE HIZO FUE CAGARME LA VIDA DESDE QUE NACÍ Y CAGARLE LA VIDA A MI MADRE!
¡TENGO 24 AÑOS Y SIGUES SIENDO UN MALDITO DOLOR EN EL CULO! ¡Y COMO SI NO FUERA SUFICIENTE AHORA TRAES A UNA LOCA A MI VIDA SOLO PARA AGRANDAR TU EGO! ¡NO QUIERO TENER NADA QUE VER CON NINGUNO DE LOS DOS! ¡DEJEN DE ARRUINAR TODO LO QUE HAGO! - exploté sin pudor borrando cualquier expresión en sus rostros y quedándome sin aire en los pulmones.
Me acerqué a la mesa y tomé sus identificaciones. - No los quiero ver más. No sé aparezcan en ninguna de las carreras que faltan. - los señalé y salí de aquella habitación tratando de calmar mis nervios.

Salí a la calle de los pits, ya no había casi nadie. Comencé a recorrer el lugar tomando aire en busca de tranquilidad.

Los recuerdos combinados a mis emociones a flor de piel lo hacían todo más emocionante para mí.

Las peleas y los conflictos entre mis padres cuando yo era apenas un niño eran recuerdos que por más que quisiera borrar de mi mente simplemente no podía.

Ver a mi madre llorar durante todas las noches hasta quedarse dormida conmigo en brazos rompía mi corazón.

Fue desde ese momento en que me prometí no ser como mi padre, apesar de haber adoptado su misma pasión por el automovilismo.

Tenía que ser mucho mejor hombre que él y jamás me atrevería a lastimar a la mujer con la que quisiera pasar el resto de mi vida.

Tal vez con Amber todo estaba pasando muy rápido.
Tal vez estaba apresurando las cosas demasiado.
Pero tenía una corazonada, y no me rendiría tan fácil.

- ¡Verstappen! - la voz de Daniel nuevamente me hizo voltearme.

Él venía hacia mí con seriedad.

- ¿Qué pasa? - pregunté poniendo la mejor cara que tenía en ese momento.

- Hablé con Laura...- dijo y estoy seguro de que sus palabras hicieron que mis ojos se iluminaran. - Me dijo que sacaron a Amber porque tú lo pediste...

El mundo a mi alrededor se detuvo cuando él terminó de hablar.

¿Que yo qué?

- Mira Max... No sé qué tan cierto sea esto, pero acabas de cagarle la vida a alguien por tu indecisión y...

- ¡Yo no dije nada! - hablé nuevamente al darme cuenta de lo que él estaba diciendo. - No sería capaz de hacer que alguien pierda su empleo, mucho menos si se trata de alguien como Amber...

En el rostro de Daniel se borró cualquier tipo de expresión. Al parecer estaba sorprendido por la afirmación que yo le estaba dando.

- No estoy seguro de qué fue lo que pasó, pero la sacaron a petición tuya y Amber no quiere verte ni en pintura...

Mi corazón se encogió al imaginarme por todo lo que ella estaba pasando, pero en ese preciso instante supe que debía luchar por ella.

Tenía que recuperarla, aunque fuera lo último que hiciese porque estaba seguro de que ella valía la pena.

NO FEELINGS • Max Verstappen •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora