Capítulo 20.

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El tiempo realmente puede jugar con la mente, haciendo que todo parezca correr fuera de alcance, dejando a Taeyong en un vaivén de recuerdos

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El tiempo realmente puede jugar con la mente, haciendo que todo parezca correr fuera de alcance, dejando a Taeyong en un vaivén de recuerdos. Teniendo ríos de pensamientos amargos y luego memorias dulces que lo mantienen a flote. En el fondo, siempre había querido ser una persona distinta, alguien que no viviera atrapado en preocupaciones que solo frenaban su entusiasmo por los pequeños y significativos momentos.

Al estacionar frente a su casa, suspiró profundamente. ¿Yuta estaría esperando su llegada?

Al entrar en su casa, el silencio de la sala lo recibió. Sin embargo, un suave resplandor provenía de la cocina. Caminó hacia allá sin hacer mucho ruido con las compras en mano. Su mirada se detuvo en la figura de Yuta, sentado en la isla de la cocina, hojeando una revista con concentración. Al acercarse un poco más, Taeyong notó algo curioso, no era una revista común, sino un libro de recetas.

La cocina, sin embargo, era un caos. Harina esparcida por la isla, utensilios sucios en el fregadero, y restos de ingredientes regados por el suelo. Taeyong hizo una pequeña mueca, pero rápidamente su incomodidad se desvaneció. El desastre no lo molestaba en realidad. Lo que sí lo atravesó fue darse cuenta de cuánto había estado guardando. Yuta siempre intentaba sorprenderlo, incluso si no era un experto en la cocina. Ese esfuerzo le llegaba al corazón.

Mientras aún luchaba con sus propios demonios, con ese miedo constante de herirlo, Yuta seguía siendo esa presencia cálida y estable, esa persona que no se rendía. ¿Por qué no podía ser él, Taeyong, capaz de amar con la misma libertad?

Su corazón se apretó al verlo allí, ensimismado en lo que debía ser su primer intento de hacer un pastel. El pastel que descansaba en la mesa. Deseó en ese momento que todo fuera más sencillo, que pudiera amarlo sin ataduras ni miedos.

—¿Taeyong? —la voz de Yuta lo sacó de sus pensamientos. Sus miradas se cruzaron y Yuta dejó el libro a un lado con una ligera inquietud en su expresión.

Taeyong sonrió, un gesto pequeño que intentaba esconder el nudo en su garganta. Yuta es una persona tan dulce con él, tan paciente que hace que Taeyong no pueda irse lejos. Quiere mantenerlo cerca y a salvo.

—¿Qué es esto? ¿Lo hiciste tú solo? —preguntó con una ligera risa, observando el caos a su alrededor.

Yuta frunció el ceño, haciendo un puchero. —Claro que lo hice yo solo. ¿Quién más me ayudaría?

La risa de Taeyong fue más sincera esta vez. Dejó las compras en la mesa a un lado del pastel y caminó hacia Yuta, envolviéndolo en un abrazo sin pensarlo mucho.

Yuta se quedó inmóvil por un segundo antes de devolverle el abrazo. —Pastel de chocolate. Sé que te encanta el dulce —dijo con voz suave, acariciando su cabello—. No sabía si habías cenado, así que no hice más... ¿No estás borracho, verdad?

Love Me Now ⋮ TaeYuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora