12. Un Pequeño Obsequio Olvidado

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Una ligera brisa movieron los finos cabellos plateados de Regis, tras escuchar las palabras de Gerald.

En ese instante, lo primero que vino a su mente fueron espontáneos recuerdos de sus encuentros con Cassie.

Desde que la ayudó en el jardín imperial hasta lo sucedido en el festival.

Incluso cuando escuchó la conversación que tenía con su hija y preguntó si le gustaba, aunque en ese momento no hubo una respuesta directa; todas sus palabras y acciones han apuntado claramente a que “Ella está enamorada de él".

Un fugaz pensamiento vino al Duque.

<¿Debería decirle?... >

<¡Por Dios... Eso no es de mi incumbencia!... Además no es como si estuviera interesado en ella...>

Gerald estaba un poco confundido al ver su expresión.

<<¿De verdad ni siquiera recuerda que le asignó un caballero?... >>

Aunque tampoco le extrañaba, desde su perspectiva lucía muy concentrado en tratar de saber quién era.

—Duque, usted le asig...

—Oh si, ya veo— interrumpió Regis dando una respuesta breve.

A pesar de que fue una contestación seria, Gerald al oír eso se sintió aliviado que se había ido la sospecha sobre que le interesaba una amiga casada de Jubelian.

—Emm... Estoy enterado que Julia es su caballero escolta, pero ¿hasta cuando lo será?... — aprovechó el momento para preguntar.

—Digo, ella es un elemento imprescindible para las misiones del norte...—

Asimismo creía que no estaría tanto tiempo realizando ese trabajo, siendo ella un buen espadachín.

—Julia decidió quedarse como su caballero escolta... Indefinidamente...

—No tienes de que preocuparte, hay buenos caballeros para ir al norte...— añadió el Duque.

Una inquietud entró en el corazón de Gerald.

<<¡Maldición!... ¿Y ahora cómo voy a lidiar con ella?>>

El plan era que cuando se le cambiara de escolta, aprovecharía para acercarse a Cassie.

<<Tendré que pensar en cómo distraerla, de lo contrario, será muy difícil acercarme a la señorita Keizth>>, reflexionó seriamente.

Regis notó que parecía absorto en sus pensamientos, y justo cuando le iba a preguntar si algo malo sucedía; a lo lejos se escuchó una voz melodiosa.

—¡Padre!— Jubelian extendió su mano y empezó a caminar hacia ellos.

—Lo siento, me tengo que ir...Por esta ocasión no te amonestaré por los reportes...

—Pero tendrás que escribir de nuevo el informe, también estaba desordenado... Y espero que no vuelvas a cometer un error así—

—Gracias...mañana se lo llevaré al ducado... Me despido también, tengo asuntos que resolver— y Gerald se marchó de ahí. 

En cuanto Regis se encontró con Jubelian, ella lo saludó alegremente.

—¡Hola papá!— le dijo mientras lo abrazaba.

—Hola mi pequeña... ¿Cómo estas?—

Jubelian hizo un breve puchero y se sonrojó.

—No me llames así, sabes que ya soy toda una adulta— el Duque soltó una ligera carcajada.

Cassie-- P.N.Q.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora