26. Recuerdos vívidos

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La atmósfera era densa, la terrible sensación de que los asesinos los alcanzarían era desesperante; sin embargo, tenían que seguir corriendo, escapando de una muerte que parecía ser inminente.

<¿¡Por qué está pasando esto?!... ¡¡No lo entiendo!!... Debe ser una maldita pesadilla>, pero ella sabía que era tan real para creer eso.

—¡Judith!— un grito de angustia se escuchó, sin darse cuenta había tropezado.

Aquel hombre de cabello blanco la ayudó a levantarse.

—Vamos, tenemos que salir ya de aquí...— fue lo que escuchó tan pronto se puso de pie.

—Pero...

—¡Judith solo sigue corriendo!...

Sus piernas las sentía muy débiles, sus pies estaban ligeramente ensangrentados de tanto correr y tratar de huir.

Estaban a pocos metros de llegar al pasadizo que los sacaría de la mansión; sin embargo, aquellos que querían acabar con sus vidas parecían haberlos alcanzado.

Judith abrió los ojos completamente, pudo observar en el uniforme el emblema imperial.

<¿¡Cómo es esto posible?!... Ezra iba a ser mago de la torre y Lancelot escolta personal de la Emperatriz...>

El hombre de cabellera blanca sacó una ráfaga mágica a pesar de estar herido, y ligeramente tosió sangre después de su ataque.

—¡Ezra!— corrió hacia él inmediatamente al igual que otra una mujer de cabello castaño.

—¡Estoy bien... Ya váyanse de aquí!—

—¿¡Qué?!... Tu vendrás con nosotros, yo no me iré de aquí si tú no vienes...

—¡Judith!... Por una vez en tu vida no cuestiones mis órdenes... ¡¡Tengo que ir a ayudar a Lancelot y papá!!...

La joven no supo que responder ante eso.

<¿Qué no ellos ya habían salido de la mansión?>, pensó desconcertada Judith.

—Iris, llévatela de aquí...

La mujer de cabello castaño obedeció y agarró a Judith por la fuerza.

—Te amo Iris... No lo olvides...— le sonrió a su prometida.

—Y por supuesto que te amo mi hermosa hermanita, pronto te alcanzaré...— le sonrió también mientras le ponía una protección mágica.

—¡¡No!!... ¡No me quiero ir sin ti!... ¡¡No me quiero ir si tú, Lancelot y papá no vienen!!...— gritos de desesperación se escuchaban mientras las lágrimas recorrían su rostro.

Ella sentía que eso sonaba a una despedida, a una que sería definitiva.

Iris la empezó a agarrar con más fuerza arrastrándola, alejándola más de Ezra.

En ese momento, una aura diferente apareció.

Ezra dio una última orden.

—Hestia, ayuda a Iris para que saquen de aquí a mi hermana, no importa si usas fuerza bruta... ¡¡Pero salgan de una maldita vez de aquí!!

Cuando se acercaban a la entrada del pasadizo, su hermano empezó a crear un muro de piedra con material del suelo y algunas partes de la mansión que habían sido destruidos.

Mientras eso pasaba, Judith no perdía la vista de su hermano, luchando con sus fuerzas para zafarse y correr hacia él; aunque también por unos breves instantes, pudo ver a...

Cassie-- P.N.Q.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora