Capítulo 2

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La primera cosa que Alexa odiaba en el mundo era que la engañaran, la segunda, que la luz del sol la despertase demasiado temprano en las mañanas, por esa razón ese día el buen humor como era de esperarse no la acompañó.

Lo primero que observó al abrir sus ojos era que sus cosas todavía estaba en maletas así que tarde o temprano tenía que desempacar.
Esa noche había dormido en el primer vestido que encontró, pero no podía hacer eso todos los días, aunque está vez no pareció molestarle llevarlo el resto del día y no lo reemplazó, en cambio se dirigió escaleras abajo a desayunar mientras se estrujaba los ojos por el cansancio.

Para su sorpresa, su madre estaba parada en la sala mirando hacia la puerta, al parecer Elías había acabado de salir y digo sorpresa porque el fuerte de la peli negra nunca fue despertarse temprano, siempre era ella quien tenía que llamarla para que la llevara a la escuela, hasta que tuvo edad suficiente de ir sola, gracias a eso ella se podìa llamar independiente y estaba orgullosa.

-Buenos días mamá.

Melissa pegó un pequeño brinco cuando vió a su hija bajar las escaleras, no estaba acostumbrada a nada que tuviera que ver con esa casa y menos a que de la noche a la mañana Alexa viviera con ella.

-Buenos días cariño. Vamos, te preparo desayuno. -Le apresuró nerviosa.

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Aquella mansión tenía una arquitectura bastante curiosa y complicada, el ventanal de cristal de la cocina te daba una amplia vista a la zona de la piscina y podías ver mejor si te encaramabas en una de las altas sillas de bar del desayunador.

El jugo de piña que degustaba en esos momentos Alexandra se le quedó atragantado causándole algo de tos, cuando al mirar por el ventanal vió junto con Miguel a otra chica.

La jovencita era delgada en extremo, pareciera talmente así de lejos, que a penas tenía pies ya que estos eran los que más delgados se veían.

Con la cabellera rubia despeinada, Alexa pensó que fácilmente la podían confundir con un nido de paja, para cerrar el outtfit de fantasma, la niña tenía la tez tan blanca, que parecía espectro fresco, recién acabado de salir del cuerpo, o al menos eso fue lo que ironizó en su cabeza. Pero a pesar de todos esos inconvenientes se veía guapa y no sabía porqué de momento sintió celos.

-¿Quién es ella?- soltó sin siquiera pensarlo, todavía seguía embelesada mirando por la ventana.

Melissa se paró en la punta de los pies y siguió su mirada, cuando logró enfocar, puso los ojos en blanco y volvió a la tarea que estaba realizando-La novia de Miguel, mejor ni le hables mucho, nadie la soporta aquí. -Le respondió.

Gesticuló un ¨está bien¨ y terminó de devorar el desayuno, aunque de vez en cuando perdía la vista en los ventanales del lugar.

No era que no creyera que un chico tan guapo como Miguel no tenía novia, sí que era fácil de imaginar, pero en el fondo, pensó que quizás después de que ella sanara podía coquetear al menos un par de veces con su hermanastro, iluciones que se fueron por el caño en esos momentos porque él ya tenía dueña y ella no quería ser igual a Anna.

Ese día Alexa no volvió a ver a su hermanastro, aunque tampoco le dió el tiempo si quiera de verse ella delante de un espejo, estuvo con su madre recogiendo su habitación, había adorado aquel lugar aunque le dio algo de miedo y a la vez pena, la historia de a quien le pertenecía.

La realidad es que era un cuento de terror que no quisiera haber escuchado nunca.

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Aquella tarde habían pronosticado que un ciclón atravesaría La Habana, Lucía tenía miedo siempre que venía una tormenta de ese tipo, desde que era pequeña le aterraban los rayos, los relámpagos, los truenos, los ciclones y todo tipo de fenómenos meteorológicos.

Sólo Déjate Llevar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora