Capítulo 13

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Alexa nunca antes había buceado, pero sabía exactamente todo lo que debía de hacer por las películas, o eso creía.
El encargado les colocó los tanques de oxígeno y les dijo que se tiraran de espaldas de la parte más baja del yate, mientras los demás como los padres de los chicos, disfrutaban del agua cristalina y a la vez profunda, nadando en la superficie.

Tenían oxígeno para 20 minutos de recorrido.

Las vistas submarinas fueron lo más lindo que había visto en su vida, desde niña le gustaba el océano pero nunca habìa tenido la oportunidad de verlo de ese lado, suponìa que para disfrutar todo eso debìa que tener presupuesto y eso era algo que sus abuelos y su mamà no poseìan.

El guía los retrató juntos debajo del agua y cuando subieron a la superficie les regaló la instantánea.

Se veía bastante clara por que otro de los compañeros les alumbró con una linterna submarina, definitivamente parecìan algo màs que amigos hasta en una foto, se veìa complicidad y quìmica, ademàs de que para su gusto hacìan una linda pareja, pero gracias a Dios nadie en el lugar se le habìa ocurrido comentarlo hasta el momento, no sabìan como reaccionarìan sus padres y no querìan arruinar las vacaciones perfectas hasta ese momento, cuando ni siquiera había pasado algo entre ellos.

Alexa había disfrutado mucho las variedades de peces que nadaban en ese entorno, fue una de las mejores experiencias de su vida aunque cuando pensaba en buenas experiencias en realidad se le ocurrìa un recorrido por los labios de su àngel y no por el fondo del mar.

Miguel no se separó ni un instante de ella, se suponía que era cuidándola, pero la realidad es que se estaba acostumbrando a andar tan cerca y a disfrutar a su lado que parecían una pareja de años, de esas que todavía conservan la chispa del primer día.

Después de dejar los tanques de oxígeno vacíos en el barco se dirigieron al lado en que estaba el resto de la tripulación disfrutando del agua hasta que el capitàn anunciara que el tiempo en alta mar estaba vencido.

-¿Quieren ir a almorzar comida típica de México? La que venden en las calles los pequeños comerciantes. -Elías se escuchaba más relajado que cuando llegaron, incluso el tono de su voz se había suavizado e ir a comer comida mexicana era una oportunidad perfecta para conocer más el país.

-A mí me parece bien. -Respondió Alexa alegre.

-¿Qué dices tú Miguel? -Preguntó Melissa.

-Lo que ustedes quieran. -Él en cambio no parecìa còmodo con la idea de acercarse a su padre aunque sea una tarde y se mantuvo como siempre, algo rìgido y distante.

Tres horas después estaban en un taxi camino al centro, el taxista les guiò a los mejores puestos de comida del lugar.

Alexa se llenò con unas quesadillas, tacos y elotes, era la primera vez que comìa esas cosas y le encantaron, aunque la experiencia de probar el tajìn y el chamoi hicieron que desperdiciara algo de la comida, juraba que no volverìa a probar eso despuès de literalmente un litro de refresco de cola.

De regreso Melissa y Elìas caminaban de la mano alante y Alexa iba de ùltima, se entretenìa mirando cada cosa que le llamaba la atenciòn y es que todo era nuevo para ella, hasta el màs mìnimo detalle como los colores llamativos de los telones rojos de un tianguis y la cantidad de cosas que vendìan ahì dentro.

-Miguel, has una cosa bien y toma a Alexandra de la mano, les he dicho mil veces que Mèxico es peligroso. -No se escuchaba molesto, pero sus palabras y su aspecto intimidaban a cualquiera.

El chico la mirò rígido mientras ella llegaba donde estaban los tres esperàndola, frenò su marcha sonriente y sintiò como de repente èl entrelazaba sus dedos con los de ella y con ello sentìa una fuerte corriente nuevamente recorriéndole la piel.

Sólo Déjate Llevar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora