Epílogo.

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La plaza entera estaba llena de adornos y globos, y con el sol tan fuerte que habìa a plenas 10 de la mañana se estaban reventando uno por uno, causando revuelo entre las casi mil personas que diambulaban por allì, ese dìa era especial para la capital, pues se harìa el acto de graduciòn general para las variadas casas de altos estudios que acunaba.

La Gran Universidad de la Habana, la Universidad de Ciencias Informàticas, la CUJAE y la Universidad de Ciencias Mèdicas se despedìan ese dìa de una generaciòn màs de estudiantes.

El Audi negro rodaba en las calles de los alrededores buscando lugar donde parquear, dentro iba rebosante de personas. En la parte deantera Elìas conducìa con una mano, mientras que con la otra apretaba la de Melissa su esposa, hacìa dos dìas atràs se habìan casado en una pequeña ceremonia en Gibara con las dos familias juntas y todavìa no se encontraban en luna de miel porque querìan ver a sus hijos mientras les entregaban el tìtulo Universitario.

En la parte trasera, atorados, estaban Miguel y Alexa cargando a un par de bebès de pocos meses y Lorena en un costado. Ese dìa por fin terminaban la vida universitaria y aunque solo Lorena era quien se iba a dedicar a trabajar en lo que estudió en el bufete nacional, los otros dos tambièn estaban emocionados por ello ya que con los acontecimientos del último año, les había dado mucho trabajo poder vencer esa meta.

Miguel comenzaría a manejar por fin los negocios de su padre y Alexa, cuando los niños crecieran más lo acompañaría.

-Creo que mejor es que se adelanten en lo que yo cambio a Angèlica, es la tercera vez que se hace el dos en el dìa. -Sujiriò la pelirroja.

-Creo que tienes que pensar seriamente en cambiar la leche que le das a los polluelos Alexa, esa pompis huele a rayo.

-¿De casualidad tu sabes a lo que huele un rayo Lorena? No pelees tanto y busca en el maletero un pañal por favor.

Miguel se acercò a la puerta del vehìculo donde todavìa estaba sentada su chica y le besò la frente-Cariño, yo voy a irme hubicando en la zona que me corresponde, me llevo al bebè.

-Està bien, yo voy en unos minutos. -Se quedò sentada donde mismo, mirando a su novio por detràs, se veìa increìblemente guapo con su bata de mèdico y tierno a la vez con un bebè en brazos del cuál no se despegaba, se sentìa afortunada por que luego de las nubes negras que habìa en su vida, se asomò un arcoìris y ahora vivìan todos felices.

Recordaba cuando su madre dudò durante un tiempo si debìa volver con Elìas, pero gracias a las insistencias de los chicos y al amor que se tenìan, ahora eran una pareja felizmente casada y recièn en su boda habìan anunciado que habìan decidido tener un 3er hijo, Melissa no era exactamente joven, tenìa ya cuarentaitantos, pero ¿quièn le decìa a ella que esa no es edad para tener bebès? Si le mencionabas siquiera la palabra vieja lanzaba un par de gritos y te dejaba hablando con el aire.

Tampoco es que haya tenido siempre un instinto maternal, a Alexa la cuidaron sus abuelos, porque ella estaba ¨buscàndose¨ en la capital, al parecer la segunda edad la estaba haciendo madurar.

-Ya està lista, vamos Lorena, que llegamos tarde.

Ella tambièn se veìa extremadamente guapa, los graduados de psicologìa usaban tambièn una bata y no evitò robarse unas cuántas miradas de otros jòvenes, Lorena en cambio traìa un bonito vestido azul y unos tacones que la hacìan ver deslumbrante pero que le dificultaban caminar entre tantas personas.

Cada uno fue a su sitio para la ceremonia y luego de que concluyò y entregaron los tìtulos, se reunieron en el vehìculo nuevamente para ir a por una cena familiar, entre risas y comentarios.

Irìan al restaurant que llevò Elìas a su familia para festejar la llegada de Alexa, salvo que esta vez, la celebraciones eran varias, por enumerar estaban: las graduaciones de los tres chicos, porque ya Lorena se consideraba tambièn de la familia, la llegada de los mellizos Ángel y Angèlica, curiosos nombres ¿no creen? Y la reciente boda de los dos padres, entre otras ideas que esa noche se expondrìan.

Cuando ya estuvieron todos sentados, y la pareja màs joven con los bebès encima, Miguel pidiò que trajeran uno de los mejores vinos para festejar.

Alzò su copa al aire y comenzò un discurso de agradecimiento que terminò con el brindis.

-Quiero esta noche dar las gracias por una ùltima cosa: la mujer que tengo sentada a mi lado, la que màs amo en esta vida y la madre de mis hijos -Ale sintiò como el rubor le poblaba los cachetes- Quiero ante ustedes, mi familia, hacerle la pregunta màs importante de toda mi vida -Con un poco de dificultad por el bebé, hechò a atràs la silla donde estaba sentado y se arrodillò en el suelo- Preciosa ¿Quieres casarte conmigo? -Abrió una pequeña cajita aterciopelada y mostró una linda pieza de oro rosa y diamantes.

Todos miraban espectantes como a Alexa se le llenaban los ojos de làgrimas, Lorena aguantò un gritito y Melissa apretò la mano que sostenìa de su esposo mientras este miraba orgulloso la escena de lo que se habìa convertido su hijo gracias a la chica de cabellos de fuego.

Sollozò por un instante y tomò todo el valor que pudo para responder -Sì mi amor, si quiero.

Como pudieron se fundieron en un abrazo, mientras disfrutaban la plenitud de las bendiciones que tenían, habìan pasado de momentos de constante dolor y desventuras a una vida al lado de las personas que amaban, con la alegrìa de dos niños pequeños y con un futuro por delante prometiendo felicidad, justo como en las novelas clichè de la tìa.

Fin.

Sólo Déjate Llevar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora