Capítulo 1-

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5 de septiembre de 2015.

Jugueteo distraída con el extremo del cordón de mi sudadera del Hard Rock de Mallorca. Es gris y abriga bastante. Aunque estemos en a principios de septiembre y aún sea verano esto es Galicia y por las mañanas refresca bastante.

─Bueno, ¿Preparada? ─Me sonríe David con cariño, sentándose a mi lado en el asiento del tren, después de colocar bien nuestras maletas.

No sonrío. Llevo una semana sin hacerlo. No después de lo que pasó. No después de que mis padres hayan decidido que estaremos mucho mejor en Sevilla con mi tía que en Galicia con ellos.

─Sí, supongo─ Respondo, encogiéndome de hombros.

Y miro por la ventanilla del tren, pensativa. Ha comenzado a llover. Lo cierto es que entiendo un poco a mi madre aunque me cueste admitirlo. Entiendo que mi madre piense que durante este curso nos venga bien cambiar la nostalgia y el clima de Galicia por los días más largos y los lugares más coloridos y alegres de Sevilla. Una estrategia más para alejarnos de lo que sucedió. Lo que a mis padres no les cabe en la cabeza es que David y yo nunca olvidaremos lo que sucedió. Aunque ya no quede nada.

─Lore, por favor, sonríe un poco.

─No puedo─ Respondo, negando con la cabeza. ─Ojalá pudiese volver el tiempo atrás.

─Tarde─ Me responde, sacando su móvil ─A mí también me gustaría, la verdad.

Estudio un instante a mi mellizo, en completo silencio, seria. David tiene los ojos de una mezcla extraña entre azul, verde y miel. Y es como cuatro o cinco centímetros más alto que yo y tiene esa forma de ser que encanta a cualquiera, y esa sonrisa tan suya. Y aunque me duela admitirlo, David es bastante más fuerte que yo. Sobre todo cuando se trata de cosas como esta. Me mellizo parece haber admitido lo que ha sucedido de alguna manera y semeja haber conseguido pasar página, dispuesto a escribir una nueva historia en Sevilla.

Pero no estoy segura de ir a conseguirlo yo con esa facilidad.

─ ¿Qué tal estará la tía Maite? —Me pregunto, esforzándome por sacar algún tema de conversación y volver a hablar con gran naturalidad y simpatía, como lo hacía antes, unas semanas atrás.

─Lore, no te sale─ Suspira mi hermano, apartándome un mechón de pelo de la cara para colocármelo delante de la oreja. ─No pareces la de siempre.

─ ¿Y por qué tú sí?

David se encoje de hombros.

─Yo no lo viví tan de cerca como tú. Y... Además... ─Traga saliva antes de hablar y me mira─ Sigues aquí, Lore. Tú sigues así y por un momento pensé que no. ─Se explica, mirando por la ventanilla y retirando sus ojos de mi por un instante─ Cuando Javi me llamó y me giré y no te ví... Pensé que ya había pasado el último momento de mi vida contigo, en serio.

Nos miramos un instante.

─Te escuché gritar─ Susurra, con seriedad- Te escuché gritar y pensé que eras tú la que se...

Me enjuago las lágrimas que amenazan con volver a salir por enésima vez en estos días y asiento de forma apenas perceptible. Aprieto la cicatriz que se me está quedando en la muñeca izquierda y me muerdo el labio inferior para no llorar.

David me abraza y deja un beso sobre mi cabeza. Y yo ahogo un suspiro contra su sudadera de Philpark.

─Yo te voy a ayudar─ Me dice─ Estamos aquí los dos y somos los únicos que lo vamos a estar siempre. ¿Queda claro?

Asiento, afectada.

Y entonces David me sonríe, separándose un poco de mí.

─Y seguro que la tía Maite está bien. Increíble que se haya ofrecido a quedarse con nosotros.

¿Sabes lo que quieres?(Gemelier)(Jesús y Daniel Oviedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora