Capítulo 33-

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─¡Yo también quiero probar! ─Chilla Lucía.

Estoy sentada en una silla de plástico de las del aeropuerto y el grito de la niña no hace más que aumentar el gran ataque de risa que me ha dado al ver al imbécil de mi hermano y a los gemelos "volar" por la sala del aeropuerto subidos a sus respectivas maletas.

Cuando parece que me he calmado un poco consigo enfocar de nuevo mi vista en ellos pero veo a mi hermano y a Dani peleándose por la maleta de Jesús.

─ ¡Es que esta anda mejor!

─ ¿Pero queréis soltar que la quiero utilizar yo? ─Escucho preguntar a Jesús con rapidez, marcando todavía más su acento.

─¡Que quiero probar yo con esta!

Y mi ataque de risa vuelve otra vez. Me retuerzo como loca en la incómoda silla.

─Mamá, mamá. Yo quiero. ─Escucho a Lucía, mientras salta en la silla que está a mi lado.

─ ¡Ay, Dios! ¡Lucía ni se te ocurra!

─ ¡Sí! ¡Ven aquí, enana!

Lucía no lo duda un instante y echa a correr hacia Jesús, pegando un salto.

─ ¡Os van a llamar la atención los de seguridad y voy a fingir que no os conozco! ─Grita mi tío, haciéndome reír aún más.

Escucho también las carcajadas de mi tía y veo como Jesús ayuda a Lucía a subirse a una maleta y mi hermano le pega un empujoncito sin llegar a soltarla, haciendo que la niña aplauda y ría entusiasmada ante la mirada enternecida de los tres chicos.

La verdad es que son de lo que no hay.

─Niños, por favor, que tenemos que ir a facturar las maletas─ Escucho a mi tía.

─¿Tú no quieres probar, Lore? ─Escucho preguntar a mi hermano.

─¡Ay, por favor! ¡Creced! ─Se histeriza mi tía Maite haciéndome reír otra vez. Y aún me río más al escuchar las carcajadas de mi tío. No puedo. Me ha dado una ataque y de los grandes.

─Tía, la has jodido─ Escucho decir a mi hermano─ le ha dado un ataque de los suyos. Esto no se le pasa ni en dos horas.

─Tiene mucho vuelo para reírse─ Sentencia mi tío ─ Va, Lore, la maleta.

Me limpio las lágrimas producidas por el esfuerzo de reír y asiento a duras penas, calmándome.

─¡Ha sido impresionante! ─Escucho gritar a Lucía─ ¡Yo quiero probar otra vez! ¡Otra vez!

─En el vuelo de vuelta─ Escucho susurrar a Jesús.

Cosa que me hace volver a reírme otra vez, al unísono con Dani que también ha alcanzado a escuchar las palabras de su hermano.

**

Le aprieto el brazo a Jesús, que está sentado a mi lado, en cuanto veo por la ventanilla que el avión comienza a moverse.

─¿Tienes miedo? ─Me pregunta ahogando una carcajada de pura diversión.

─No─ Niego con la cabeza, con orgullo, pero sin soltar su brazo.

Los dos miramos a mis tíos, que están en la fila de delante y no nos están haciendo caso, enfrascados en una entretenida conversación con Lucía, tratando de explicarle lo seguros y rápidos que son los aviones. Mi hermano y Dani estaban jugando a las cartas y han tenido el juego cuando han anunciado el inminente despegue.

Cierro los ojos al sentir esa especie de presión extraña que tan nerviosa me pone y aprieto aún más fuerte el brazo de Jesús, que se queja entre risas.

¿Sabes lo que quieres?(Gemelier)(Jesús y Daniel Oviedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora