Capítulo 36-

8.9K 478 98
                                    

Jesús abre la boca para contestar a mi atrevida respuesta pero un matrimonio de mediana edad y una niña de aproximadamente la edad de Lucía llegan en seguida para subir con nosotros.

─¿A qué planta vais? ─Me pregunta la niña.

Jesús y yo nos miramos. ¡Tiene acento andaluz total y absoluto!

─Al tercero─ Respondo con una sonrisa, marcando el botón─ ¿De dónde sois?

─De Sevilla─ Contesta la mujer─ ¿Por qué?

─Nosotros también─ Interviene Jesús.

─Yo hace poco que vivo allí ─Acoto con amabilidad al ver como el matrimonio me mira con aire interrogante.

Mi acento gallego no se va y punto.

─Es un sitio precioso...

─Pues mira tú que casualidad venir a encontrarnos aquí y...

**

Meto la tarjeta para luego retirarla rápidamente y abrir la puerta con una sonrisa de buen humor.

─Que gente tan simpática─ Comento, dejando la llave de la habitación sobre la mesita y estirándome luego un poco. ─Y que niña más mona, luego podemos presentársela a Lucía.

Jesús me agarra de la mano sin previo aviso y yo me dejo llevar entre risas, sabiendo que quiere dar respuesta a mi contestación de antes. En seguida me abraza con fuerza y nos quedamos unos segundos en silencio.

Sigo pensando, a pesar del tiempo que ha pasado, que nunca había conseguido estar tan cómoda y tan tranquila en completo silencio con alguien. Y que nunca volveré a conseguirlo. Pero creo firmemente que cuando puedes estar así con una persona, sin decir ni una palabra ni hacer ningún movimiento, solo disfrutando de su compañía, entonces sabes que es esa persona precisamente, la especial, la adecuada.

─Lore... ─Comienza, apartándome un mechón de pelo de la cara.

Su mirada viene a decirlo todo. Asiento con toda la seguridad que puedo y él me sonríe con calma antes de darme un beso suavecito que se alarga a medida que pasa el tiempo. Siento su mano subir con calma por mi espalda, por debajo de la camiseta lisa que llevo puesta. Me estremezco levemente y noto como sonríe contra mi boca.

─¿Tienes miedo?

─Un poco─ Admito a media voz, sonriéndole con timidez.

Pero él me corresponde a la sonrisa con diversión atrayéndome rápidamente hacia él para abrazarme. Me aparta el pelo del lado derecho de mi rostro para ponerlo todo detrás de mi oreja y deja un beso en mi mejilla.

Y entonces empieza a cantar muy bajito en mi oído y creo que todo se ha detenido a mí alrededor.

─Veo que al fin lo nuestro es eterno. Con solo mirarnos perdemos el miedo... Si es tu primera vez, te besaré lento...

Estoy congelada porque no me puedo creer que lleve todos estos meses conviviendo con él y no supiera que cantaba tan increíblemente bien. Nunca lo había oído cantar.

─Para que recuerdes, que yo fui el primero... ─Continua él.

Me aparto un par de centímetros para mirarlo fijamente. Semejante demostración de talento se merece una buena conversación, pero sé que este no es el momento.

─Vaya─ Suelto finalmente, alargando mucho las vocales, haciéndole reír.

Y no hace falta que me diga que no canta debido al recuerdo de su madre porque ya lo sé.

¿Sabes lo que quieres?(Gemelier)(Jesús y Daniel Oviedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora