Capítulo 41-

8.5K 475 42
                                    

Capítulo 41-

29 de marzo.

─No quiero, David, no quiero. ─Me enfado, cruzándome de brazos.

Mi hermano me sonríe con tristeza y luego desvía la vista hacia la ventanilla del avión, que ha despegado hace nada.

─Yo tampoco quiero, Lore. Pero bueno, en dos días volveremos a Sevilla y con algo de suerte papá nos dará permiso y podremos quedarnos allí a hacer segundo de bachillerato también. Y ya está. ¿Vale?

Suspiro ruidosamente.

─Vale. ─Respondo finalmente.

**

Le doy un abrazo a mi padre.

─Como os extrañaba. ─Sonríe mi padre pasándome un brazo por los hombros a David también.-Os sienta muy bien Sevilla.

─Sí, nos encanta estar allí─ Dice David por toda respuesta.

─Papá... ¿Qué es lo peor que puede pasar? ─Interrogo yo con miedo.

─Según me han explicado puede pasar de todo. ─Suspira mi padre─ El juez ha conseguido incluso una orden para revisar las cuentas de dos de mis empresas. No pinta nada bien. Intentad decir toda la verdad, por favor. Sed sinceros.

**

─No, no, no. Yo quiero entrar con David─ Protesto, agarrando más fuerte el brazo de mi hermano.

─Lore, la entrevista es individual. ─Dice mi padre.

─Pero...

─Espere un momento. ─Suspira David mirando al psicólogo y luego a mi padre.

Me agarra del brazo y me hace salir de la sala.

─Lore, tranquilízate. ─Me dice─ Solo tienes que decir la verdad. No pasará nada.

─Sí va a pasar, David. ─Protesto─ Y lo sabes tan bien como yo. ¡Tú y yo tenemos algún puto imán con los problemas! ¡Vienen a nosotros y punto! ¡Me da miedo equivocarme! ¡¿Y si digo algo que luego malinterpretan en el jucio?!

David se lleva una mano a la frente y luego mira al techo un momento, tratando de respirar profundamente, imagino que aguantándose las ganas de ponerse a chillarme por lo que acabo de decir.

─Lore, entra ahí y dile al psicólogo todo lo que piensas y todo lo que ha pasado, por favor.

─No, David. ¿Le digo que papá apenas pasaba por casa por el trabajo? ─Suelto, en un tono de voz más bajo, vigilando que ni mi padre ni el psicólogo estén escuchando─ ¿Eh? ¿Le digo eso? ¿Le digo que trabajó hasta el día que nacimos? ¿Eso le digo? ¿Y Dani, Jesús, Lucía? ¿Existen para este hombre o no? ¿Qué coño le digo? ¡¿Qué?!

─¿Sabes? ─Me suelta mi hermano, tratando de tener paciencia─ Tú eres muy lista. Sabrás bien lo que tienes que decir. Si lo malinterpretan o no en el juicio ya es cosa de los abogadas de papá y mamá y del juez. ¿Vale? Tú solo relájate y di la verdad. Y que sea lo que tenga que ser. Y no, me ha dicho la tía que Dani, Jesús, Lucía y su marido no existen para este hombre ni para nadie aquí. Y ellos no son el tema importante ahora.

Respiro profundamente un par de veces, tranquilizándome.

─Dios, sí. Tienes razón. Es que... Me da miedo. Todo.

─Sobre todo tener que irte de Sevilla, ¿verdad?

─Sobre todo─ Admito en voz baja, mordiéndome el labio inferior.

¿Sabes lo que quieres?(Gemelier)(Jesús y Daniel Oviedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora