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Jungkook regresó en sí y salió corriendo detrás del auto de Min, aun sin poder procesar el lío que estaba creciendo a cada segundo en su cabeza.

¿Tenía un Hijo?

¿Tae había tenido un hijo suyo?

No estuvo para Woozi ni para él. Porque era innegable que ese pequeño era su hijo. Las conjeturas en su cabeza detallando a Woozi. Su color de piel, su misma sonrisa, sus ojos y su cabello.

Jodidamente ese niño era suyo.

Y no iba a dejarlos solos otra vez.

Siguió a Yoongi hasta un vecindario cercano y se detuvo cuando lo vio aparcar y en seguida bajaron ambos del auto, Taehyung abriendo la puerta trasera para cargar a un esponjoso Woozi. Hubo algún intercambio de palabras y luego Yoongi partió de ahí.

Jungkook no sabía qué hacer. Si bien estaba eufórico, confundido, colérico y con una infinidad más de sentimientos en sí mismo, sabía que antes que todo debía disculparse con Taehyung.

Casi casi temblando del auto y caminó despacio hasta la puerta de la casa en la que vivía su mundo. Pensó en que decir pero nada llegó a su mente, así que decidió ir sobre la marcha.

Dudó un poco, tratando de aclarar sus ideas, hasta que reaccionó y cayó en cuenta de que no era esa la mejor forma para reaparecer en sus vidas. Él tenía que hacerlo mejor, por una vez tenía que tomar la mejor decisión y hacer las cosas pensando con la cabeza fría.

Se fue de vuelta a su auto, aunque no tuvo el valor para irse a su departamento, no cuando sabía que en la casa que tenía frente a él estaba su pequeño hijo, posiblemente siento apapachado por el amor de su vida.

Se fue la noche mientras Jungkook se arrepentía a cada segundo de haber caído en la tentación que Jieun significó. Pudo haber vivido el sueño que siempre quiso, pudo haber escuchado la gran noticia de parte de su esposo, quien probablemente hubiera llorado, él seguramente hubiera llorado y Taehyung lo habría abrazado mucho.

Ahora estaba afuera de su casa, esperando Dios sabía qué, cómo un acosador. Llegaría tarde al trabajo, lo sabía y no es que le importara mucho. Probablemente todos seguían ebrios por haber ido a algún bar después de dejar la cafetería de YoonDae.

A eso de las 7, la puerta se abrió dejándolo ver a sus dos amores; Taehyung llevaba a su pequeña copia de la mano, el cual vestía una gran campera naranja de mandarinas y un gorro amarillo.

Decidió seguirlos, por si no se habían notado sus acciones de acosador. Taehyung llevó a su hijo a la que supuso era su escuela, lo vió despedirse y sonrió al ver a Woozi todo cubierto de ropa calentita entrar al edificio.

Siguió a Tae hasta el supermercado, pero se arrepintió poco después al sentirse invadiendo su privacidad, por lo que volvió a su departamento y luego de ducharse y arreglarse volvió al trabajo.

Por la tarde tenía planeado ir a la cafetería, así Woozi lo olvidara, él le había prometido volver todos los días a comprar más pastel de zanahoria, y iba decidido a cumplirlo.

Si Tae lo veía, probablemente lo correría de ahí, pero era un riesgo que estaba dispuesto a correr con tal de ver a su pequeño y a su esposo de nuevo más cerca.

No quiero el divorcio | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora