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Viernes


El pelinegro revisaba que nada faltara en la maleta que su esposo preparó para él. Todo iba en orden, aunque después de la conversación que él y Taehyung tuvieron luego de que llegara de ver a Jieun, no se sentía tan convencido sobre Jeju. Si bien, creía que Jieun podría darle muchas cosas, su talón de Aquiles seguía siendo y siempre sería Kim Taehyung. Ese hombre que ha estado a su lado en los peores y mejores momentos. Aquel que lo acompañó cuando salió del armario con su familia, quien lo abrazó hasta el cansancio cuando su padre murió. Aquel que le dio el "Si, acepto" en su propuesta mediocre de matrimonio porque, según Taehyung, solo se necesitaban ambos para que fuera lo mejor.

Dudó.

Dudó de lo que estaba haciendo, de lo que estaba sintiendo por la hija de su jefe. Pero no podía echarse atrás en este viaje. Tenía que ir, conocer a los socios del Director Ho, y después terminar a Jieun antes de que todo avanzara.

Taehyung se notaba distinto también. Físicamente se veía incluso más sexy e irresistible que nunca, pero era esa falta de brillo en sus ojos lo que preocupaba a Jungkook. Sus rubios mechones que iban siempre arreglados ahora estaban descuidados. El menor lo atribuía a lo mal que se había estado sintiendo en estos días, lo cual era otra razón para que Jungkook no quisiera dejarlo solo en su casa durante tres días. Su pequeño esposo era una cosita consentida. Siempre pidiendo mimos cuando el mínimo malestar hacía aparición, y a Jungkook le encantaba cumplirle sus caprichos.

Su esposo hizo aparición en la sala de estar, cargando una pequeña bolsa con medicina, en caso de que Jungkook se enfermara durante el viaje.

El mayor dejó el pequeño botiquín improvisado dentro de su maleta y se dirigió a abrazar a su esposo, quien no presentó problema alguno.

–Voy a extrañarte como no tienes una jodida idea, mi vida – acunó sus mejillas con las palmas de sus manos y lo atrajo para un beso dulce y casto.

–Kookie – el rubio jadeo, acercándose de nuevo para iniciar un beso nuevo, más profundo y más necesitado –Kookie, déjanos... déjame despedirme de ti. Por favor –

El pelinegro sujetó a su esposo por los muslos, levantándolo y guiandolo entre húmedos besos a la habitación principal. Lo dejó caer suavemente sobre la cómoda cama y se inclinó sobre su rubio esposo, quien jadeaba con anticipación. Levantó su suéter lentamente hasta retirarlo por completo, dejando al tiempo un camino de besos desde su boca, bajando por sus mejillas y su mandíbula, marcando su cuello y sus clavículas, deteniéndose en sus rosados pezones, los cuales estaban ligeramente hinchados, haciéndolo ver como una pintura que Jungkook jamás dejaría de admirar. Delineó éstos con la punta de su lengua, gozando al ver a su esposo retorcerse mientras jadeaba y pedía por más. Oh, amaba que su esposo fuera tan receptivo y tan sensible. Mordisqueo un poco, antes de continuar trazando su torso con las almohadillas de sus dedos, deslizándose entre sus pantalones de chándal, quitando todo hasta dejarlo desnudo. Toqueteo un poco su miembro semi erecto, trabajándolo hasta levantarlo por completo, mirándolo con ansias hasta que no pudo resistirse más y terminó engullendo entre sus labios, probando el dulce sabor del rubio y deshaciéndose con él. Los gemidos que el menor soltaba sin vergüenza, invitándolo a dar lo mejor de sí.

Taehyung alejó a su esposo de su entrepierna y los volteo a ambos para quedar a horcajadas del pelinegro. Su preparación, previamente hecha durante su ducha, le hizo más fácil la tarea de deslizarse sobre el falo en el que estaba sentado, sintiéndolo expandirse en su interior de una forma dolorosamente deliciosa. Posando sus manos en el  blanquecino y fornido pecho del otro, comenzó un ritmo rápido, rodando sus caderas y saltando sobre el pene de su esposo, quien gemía sonoramente mientras lo sujetaba por las caderas, ayudando mientras lo embestía salvajemente, haciéndolo estremecer y aumentar el cosquilleo en su vientre.

Se acercaron para unir sus labios mientras recorrían el tramo final hasta llegar a sus propios orgasmos, los cuales los dejaron sin fuerza por unos minutos, los cuales dedicaron a mimarse y besarse, diciendo lo mucho que se querían.

Una hora después, recién duchados y contentos -al menos uno de ellos- se encontraban en la puerta de su casa, abrazados y prometiendo el mundo con palabras.

–Voy a extrañarte como la mierda, Tae. Te prometo que pronto estaré de vuelta.

–Umm, cuídate Jungkookie. Te vamos a extrañar mucho.

El pelinegro frunció las cejas, confundido.

–¿Tú y quién más? –Inquirió curioso.

–Tus amigos, obviamente –Contestó nervioso, odiandose por casi delatarse frente a él.

–No seas dramático amor. Ellos ni siquiera saben que me estoy yendo.

–No lo soy, en serio voy a extrañarte mucho. Cuidate, yo voy a estar bien, te lo prometo.

–Tae, solo me voy por tres días, no me hables como si me fuera por meses.

–Si, lo sé. Es solo que cuando te vayas, voy a sentir que no voy a volver a verte.

–Mi bebe va a extrañarme mucho, ¿no es así?

El rubio sintió sus ojos aguarse ante eso último, no reteniendo las lágrimas cuando sintió sus mejillas húmedas.

–Así es, Jungkookie. Tu bebe va a extrañar mucho, te ama y te adora como nadie, estoy seguro. Y vas a hacerle mucha falta. Vas a hacernos mucha falta.

Jungkook se separó de él, entre confundido y conmovido. Regresando para abrazar aún más fuerte a su pequeño y frágil esposo.

–Vamos, amor. No me hagas esto o voy a mandar ese viaje a la mierda y voy a quedarme aquí contigo. ¿hmm?

–Ve con cuidado, Jungkook.

El mencionado dejó un último beso en los labios de su rubio antes de salir rumbo al aeropuerto, estaba completamente de lo que quería en su vida, y no era nada ni a nadie más que al chico que acababa de dejar llorando en su porche.

Lastima que Jungkook no era el único con un plan.








Y a z z

No quiero el divorcio | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora