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—¿Entonces hasta cuándo, Mingyu?

—Entiéndeme por favor, Kook. Aún no sé cuánto tarde en regresar pero no lo haré hasta que mi madre mejore.

—Entiendo... creí que podíamos coordinarnos la siguiente semana, vuelvo a Seúl a llevar a mi hijo de paseo por su cumpleaños. Aún no lo tengo claro, no he pedido permiso pero mi idea era llevarte los papeles firmados para que pudieras avalarlos.

—Míralo como una buena señal: tal vez de aquí a entonces no sea necesario y lo conquistes de nuevo. —rió como si eso no hubiera clavado un puñal en mi corazón — Envíale un saludo de mi parte a tu hijo, aún me sigue pareciendo extraño el que tengas uno...

—Gracias Gyu, yo le doy tus saludos. Espero que tu madre mejore pronto.

Jungkook colgó la llamada al tiempo que le dedicaba un intenso masaje a sus sienes. Aún tenía que buscar a Woozi en la escuela y llevarlo a casa con Taehyung antes de regresar a trabajar.

Siguió su camino los veinte minutos que quedaban hasta la institución de su hijo y bajó del auto.

Una mujer vigilaba la entrada al tiempo que entregaba a los pequeños a sus padres. El pelinegro se acercó a ella dispuesto a conseguir a su hijo.

—Disculpe, ¿Kim Woozi?

—¿Quién lo busca?

—Jeon Jungkook

La mujer revisó la lista que, él creía, era de las personas que tenían autoridad para recoger a sus alumnos.

—Claro, solo necesito su identificación y una llamada al señor Kim. Espero no se ofenda, es un protocolo que seguimos siempre que se añaden nombres a esta lista.

—Descuide —dijo mientras le tendía su identificación  y tomaba su teléfono para llamar a su ex esposo.

—¿Hola? ¿Kook? ¿Pasó algo, Woozi está bien?

—Taehyung, tranquilo. Solo llamó porque necesitan verificarme para poder recoger a Wooz. Voy a pasarte con ella.

Taehyung no tardó mucho en dar su consentimiento para que el mayor fuera a recoger a su hijo a la escuela, hablaron de algún aviso no importante y luego, el teléfono le fue entregado de nuevo al pelinegro, quien, creyendo que la llamada había terminado, no le dedicó una segunda mirada.

—No sabía que Woozi tenía un tío tan guapo —ella sonrió. Taehyung fruncía el ceño al otro lado de la línea al escuchar aquello —Si viene seguido por aquí, tal vez luego pueda acompañarlos a comprar alguna nieve o algo. Woozi es un niño muy lindo —.

El pelinegro se aclaró la garganta, tratando de alejar un poco su incomodidad. Estaba más que acostumbrado a alejar a las personas que buscaran algo con él. Aunque esta era, ciertamente, la primera vez que alguien se le insinuaba después de haber firmado el divorcio. Viéndola bien, ella era guapa, más no tanto como el otro padre del niño que venía corriendo hacia él.

Sonrió amablemente hacia ella, más no contestando nada a su proposición, tampoco negándole alguna cosa.

—¡Papá! ¡Papá, viniste por mí!

—Hola, mi amor. ¿Quieres ir a comer algo antes de ir con tu papi Tae? —el menor asintió ferviente. —Okay, entonces vamos antes de que termine comiéndote a besos a ti, pequeño diablo.

El menor sonreía contento, abrazado al cuello de su padre una vez que este lo cargó. La mujer permanecía callada, entendiendo que su comentario había estado fuera de lugar al darse cuenta de que el hombre al que le había coqueteado era el padre de uno de sus alumnos.

El pelinegro se despidió de la encargada, no dándole más atención de la que merecía. Subieron al auto del mayor, asegurando primero a Woozi en su nuevo asiento para coche, y el mismo que su padre acababa de instalar para mayor seguridad.

A medio camino, decidieron ordenar algo en el drive thru, para llevarle algo a Taehyung. Compraron también para los invitados que este tenía en casa.

El pelinegro, contrario a la idea principal, no comió su hamburguesa, estaba indeciso mientras coincidía a lasa del mejor. No quería incomodar al menor, muy difícil era todo para él con el asunto de Yoongi, incluyendo a que los amigos de Taehyung estaban en casa. Lo que menos quería era causar otra molestia entre ellos pero estaba firmemente decidió en comer con su familia. Después iría a su oficina a arreglar unos documentos y volvería a ver a su pequeño más tarde, lo llevaría a jugar videojuegos a su casa y después de su turno en la cafetería le pediría a Taehyung dejarlo quedarse en su casa una vez más.

Cuando llegaron a la casa del menor, los recibió un Taehyung lleno de harina en su delantal. El menor saludó a su papi con un beso y luego corrió a cambiarse el uniforme, dejando a los mayores solos.

—Buenas tardes, Tae. ¿Tienes un minuto? Necesito hablar contigo sobre algo...

—Claro que sí, Kook, dime qué sucede.

—Bueno, lo que pasa es que tengo que viajar a Seúl la semana que viene, justo después de la fiesta de Woozi. Quería pedirte permiso para llevarlo conmigo y dar un paseo por su cumpleaños. Puedes venir también, creo que él se sentiría mejor si nos acompañaras pero es tu decisión.

—¿Seúl? No lo sé, Jungkook. Woozi es muy pequeño y no conoce Seúl. No ha salido de aquí y la ciudad es muy peligrosa... no me da mucha confianza el que vaya...

Y si la vida no se había cansado de apuñalarle el corazón el día de hoy, el que su ex esposo no confiara en él para cuidar a su propio hijo terminó por machacar el órgano que latía dolorosamente dentro de su pecho.

—Entiendo, Tae... tengo que irme, despídeme de Woozi por favor. — le extendió la bolsa de papel y dio unos cuantos pasos hacia atrás —compramos hamburguesas, espero que te gusten. Y de verdad lamento mucho haber perdido tu confianza, creo que yo mismo me he ganado a pulso el que no confíes en mí para cuidar a nuestro hijo... que descanses...

Y el pelinegro subió a su auto y se marchó sin más, no queriendo llorar frente al que era el amor de su vida, mientras que el doncel seguía sin moverse en su lugar, cayendo en cuenta tardemente que sus palabras fueron completamente malentendidas por el otro.

Woozi salió corriendo y gritando el nombre de su papá, quien no se encontraba allí.

—¿Y mi papi Koo?

—Tu papá ya se fue, Woozi...

—Pero Papi, ¡dile que regrese! No comió su hamburguesa porque quería comer con nosotros, tenía mucha hambre, papi.

—Perdón, Woozi... no lo sabía...

El mayor lloró en silencio mientras su hijo volvía con la cabeza gacha hacia adentro de su casa.

Jungkook no merecía eso...

Ojalá el pelinegro que lloraba en su auto a unas cuantas calles creyera lo mismo.

No quiero el divorcio | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora