12. Recuerdos lejanos

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—Mira mira, una tortuga

—Oh enana, mirala es muy pequeña, como tu

—Oye, yo soy grande.

—Si y mucho

Se ríe él y ella le pega un codazo.

—Yo quiero una—pone morros

—Eso no es posible, las tortugas viven aquí, no se las puede separar de su hábitat

—¿Porque no?

—Pues porque ellas necesitam esto. Es su forma de vivir y su lugar natural

—¿Que quiere eso decir?—pregunta curiosa

—Es como si a ti te llevan al mar, allí no puedes respirar ¿verdad?— ella niega. —Pues es lo mismo con las tortugas o los peces, necesitan su lugar para vivir y no es bueno o no se les puede sacar de él

—Y si nos llevamos un pez

—¿Te llevarías todos los animales?

—Bueno...un gatito tal vez...—pone ojos de cachorro

—Cuando vuelvas a casa se lo dices a tu madre, ¿de acuerdo?—asiente

Ella salta y de repente le coje de la mano y dice—¿Jugamos al escondite?

—¿Tu nunca te cansas?—ella niega

—Anda vamos, venga por fi

Corren y corren detrás del otro hasta que ella se cae por las escaleras y se hace una rozadura en la rodilla y daño en el brazo.

Unas lágrimas corren por sus mejillas, estás se vuelven de un color rosado. Su mirada brilla por las lágrimas.

—¿Estas bien?

—Bien

—Nena, no mientas

—Me duele mucho..hace un puchero con sus morros

—Ven, vamos

Trata de levantarse.

—No puedo, no puedo levantarme

—Te cojere en brazos, vamos

Ella se apoya en él y se agarra fuerte a su cuello y allí descansa su cabeza. Estaba agusto y tranquila por lo que al llegar se duerme en su pecho.

—No te vayas, quédate conmigo 

—No me iré a ningún lado pequeña

—Duerme conmigo y el osito porfavor

—Tu duerme, estaré aquí contigo

Anne Wright

Me despierto sudando en mi cama. Acababa de tener un sueño muy bonito, parecía un poco a mis recuerdos de niña. Añoro esos recuerdos de mi infancia, donde solo era una niña y no entendía nada a mi alrededor, solo jugaba, pintaba, corría y me lo pasaba bien con mi amigo.

Recuerdo que me caí por las escaleras y le pedí a Luke que se quedase a dormir, era la primera vez que dormíamos juntos. Yo tenía diez años y el dulcemente acepto quedarse.

Todos esos recuerdos me hacen llorar de alegría. Era una niña muy enérgica, Luke se cansaba mucho de mi, pero aún así el siguió jugando conmigo. Recuerdo que el día de mi décimo cumpleaños me estampó contra la tarta de cumpleaños por pintar su camiseta y me saco una foto, llore todo el día porque yo tenía sabor a Fresa y porque Luke no me perdonaba. 

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