15. Sinceridad

1 1 0
                                    

Todo seguía su curso. Anne y Luke estaban en su mejor momento de su amistad, ambos habían puesto de su parte para ello y desde luego no había cosa que más feliz les hiciese.

Aunque uno de ellos más bien estaba luchando una batalla interna con sus sentimientos que no sabía controlar, la otra estaba dando saltos de alegría en su cabeza pero cuando se daba cuenta del resto...se iba desinflando como un globo.

Hace dos días había llegado un impulso por parte de Luke de besar a Anne y claro que lo hizo el dia de su propio cumpleaños. Todos estaban a su aire y en una esquina de aquel lugar, solo quería tener un detalle de cumpleaños, pero es que ya no aguantaba más mirarla, ahora todo se había vuelto especial a su lado y se había dado cuenta de que a su lado la vida tenía sentido. Así que sin pensarlo la beso. Ella también lo hizo y en la separación ambos se pusieron colorados pero la sonrisa no les dejaba el rostro. Pero bueno decidieron no pasar los límites, solo son amigos claro, fue sin pensar, el momento como quien dice.

Pero ya la mirada de ambos en el último año había cambiado. Ya no era triste, culpa, odio mutuo o dolor, ahora había un brillo especial, una mirada de cariño.

La diferencia es que Anne, no está sola, no está soltera como el resto de ocasiones. Ahora mismo está con Eizan. Puede que le quiera pero nunca le podrá amar de la misma forma en la que puede llegar a amarle él.

Hoy era un día gris, las nubes eran oscuras, la lluvia estaba apunto de caer. Las temperaturas eran algo frescas para la temporada de primavera casi verano. El mes de Abril estaba apunto de terminar dando comienzo en unas semanas a Mayo. Escasos minutos y la lluvia comienza a caer, primero suavemente y después con más intensidad, es uno de esos días en los que solo se quiere estar en casa mientas la lluvia cae y se escucha de fondo al calor de las mantas.

Anne toma un chocolate, mientras ve la lluvia caer desde la ventana del salón. Estaba sentada con un pijama de entretiempo, con la manta hasta el cuello y la taza en las manos. Estaba tranquila viendo una película, pero el sonido de la lluvia siempre le ha gustado y le ha relajado pero lo que más le llamaba, era mirar como cada gota caía en el cristal de la ventana corriendo lentamente frente a más gotas inundando el cristal de pequeñas manchas de agua.

—Dulce sonido a lluvia, me tumbaria y no despertaria—suspira.

Cherie estaba, pero estaba en el mejor lugar que se puede estar durante un día así. La cama. No era muy tarde, pero eran las diez de la mañana de un fin de semana próximo al verano, por lo que ella aprovecha a descansar.

Las horas pasan. Anne decide salir a pasear por las calles de Nueva York mientras la lluvia cae, siempre le ha gustado ver llover y escuchar su sonido pero de vez en cuando le apetece cojer el paraguas y pasear también un poco bajo la lluvia.
Se viste abrigada, vaqueros, un jersey azul, y sus botas de agua, con un paraguas y bolso recoge, para salir y dejar una nota.

Camina alrededor de madia hora por las calles, huele a tierra mojada, se inspira aire natural pero frío. Como el clima es frío menos gente hay por la calles. Además, es un viernes festivo por lo que mejor en casa y al calor de las mantas.

Decide que es hora de volverse a casa, le gustaba mucho pasear, pero tampoco quería mojarse o quizá enfermar porque no lo pasa bien.

Cierra su paraguas y saca sus llaves. Va a abrir la puerta cuando Eizan aparece tras ella. Anne solo puede quedarse unos segundos pensado que hace ahí para después reaccionar.

—¿Que haces aquí?—pregunta ella bajito. Cher dormía. No quería despertarla.

—Habiamos quedado para comer—sonrie él

—¿Hoy?—el asiente. Anne se lleva las manos a la cabeza. —Lo había olvidado. Llevo unos días durmiendo un poco mal y se me olvidan las cosas. Lo siento—se disculpa

Siempre serás tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora