18. Solos tu y yo

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Los días pasan demasiado deprisa. Llega Julio, el mes que da comienzo al verano, esa temporada tan esperada no sólo por los más pequeños como los niños sino para los profesores. Ha sido un año duro, muchas tareas con mucho trabajo y no se ve la hora de descontar desapareciendo unos días en otros lugares del país tomando el sol, yendo a la playa, a la piscina, a la montaña, de turismo o simplemente a relajarse.

Nuestros protagonistas, estaban rumbo a Rochester. Si, ambos habían quedado en verse en sus antiguos hogares, bueno antiguos porque no pasan tanto tiempo en ellos, pero el lugar donde les unió, su casa, su familia, su refugio.

Era 30 de Junio aún para ser exactos. Los vuelos de Londres iban con retraso debido a un fallo debido a la llegada en uno de los vuelos prominentes de Nueva York, España, Francia y Canadá.

Luke se encontraba facturando sus maletas. Llevaba una de cabina, esa maleta pequeña que llevas contigo todo el viaje porque entra dentro del mínimo de peso establecido para el avión y una mochila con cosas varias.

Tras el control y seguimiento llega a la zona de tiendas y descanso antes del embarque. Ve su número de vuelo en el papel y lo busca en la gran pantalla que señala por nombre y hora cada vuelo encontrando Nueva York a las once y media de la mañana con el número de puerta G13 intermitente con la palabra retrasado. Si, para llegar a Rochester hay que hacer transbordo. Primero hay que ir a Nueva York y después tomar un tren hasta la pequeña ciudad.

Anne por su parte estaba en casa de sus padres. Ellos estaban de vacaciones y al día siguiente se irían Miami y después a Florida a pasar unas semanas de descanso, Julie les acompañaba solo a Florida para pasar tiempo con ellos ya que estás semanas tenía unas guardias para compensar el librar a finales de julio y agosto.

Anne y su familia, estaban preparando la mesa para comer, eran cerca de las tres de a tarde y el día era soleado por lo que deciden comer en el porche. Tenían ensalada con pollo y verduras y pasta con gambas y champiñones. A ambas hermanas Wright les encantaba la pasta de todas las maneras, con tomate, con huevo, solo, a la boloñesa...la pasta sin duda era su plato favorito.

—Anne, cariño, ¿cómo va todo con los niños, y Nueva York?—pregunta su padre mientras pincha en el bol de la ensalada para servirse.

—Todo muy bien. Ya sabes que los niños agotan debido a su energía pero las edades en las que yo doy clase son aún adorables.—sonrie ella. Siempre le gustaron los niños no había más que verla cuidar de su hermana Julie cuando era una niña de 5 años.

—Lo se. Vosotras teníais diez veces nuestra energía juntas, a veces era difícil manteneros quietas.—rie su padre Ben.

—¿Tú dabas muchas clases? Me comentaste que tres asignaturas, ¿puede ser? Algo de eso me suena—interviene Julie.

—Si. Doy tres asignaturas de momento, eso no quiere decir que con el tiempo cambien o sea alguna más.—contesta la rubia. —Pero de momento doy lengua, historia y valores, bueno ética digamos.—explica.

—Estamos orgullosos. —sonrie está vez su madre. —¿Ética? Eso es clave en los niños, les enseñas a comportarse en diferentes áreas y con sus compañeros ¿verdad?

—Si. Es una asignatura muy importante. Así se frenan casos de acoso y la próximas generaciones pueden tener valores como el respeto y la empatía un poco mejor aprendidos. —contesta.

—Eso es maravilloso. Yo lidio muchas veces con gente muy mezquina y con unas faltas de respeto y de comportamiento...—suspira Julie. Ser médica es difícil porque te encuentras con mil perfiles de gente distinta.

—Entiendo. La gente cada vez es más maleducada y eso si tienes hijos lo aprenden, luego funciona así la sociedad. —contesta seriamente su madre.

—Respecto a las vacaciones hija, seguro que no quieres venirte a Florida, tu hermana vendrá un par de semanas...—cambia de tema su padre.

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