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Rosie

Se siente surrealista que ahora sea la novia del chico que solía molestarme mientras crecía. Nunca antes había mostrado ese tipo de interés, pero sé que me enamoré un poco de él mientras crecía. Hemos decidido guardarlo para nosotros solo por un tiempo hasta que nos hayamos asentado por completo antes de que los medios de comunicación, nuestros amigos y familiares se entrometan. Sin embargo, no puede ser para siempre o comenzaré a pensar que él no quiere.

Tenemos una semana entre ahora y Bakú el próximo fin de semana y Lando me ha preguntado si quiero quedarme con él unos días. Sé que necesito ir a Williams hoy y mañana como mínimo, pero debería poder trabajar en algunas cosas de forma remota mientras estoy con Lando.

–¡Vamos George! O me iré sin ti –grito desde el pie de las escaleras.

–¡Ya voy! –lo escucho gritar y decido que es mejor ir al auto. Agarro mis llaves del costado y abro mi Golf.

Tenemos como una una hora de viaje hacía The Grove y, como de costumbre, George y yo tenemos una lista de reproducción la cual cantamos eufóricamente a lo largo de todo el camino. Por mucho que me saque de quicio la mayor parte del tiempo, no podía imaginar mi vida sin mi hermano.

–¿Nos vemos a las 2? –pregunto solo para estar segura y él asiente en dirección al simulador mientras sigo la ruta que ya me es bastante familiar, hacia el garaje –Buenos días. –grito y Jake me abraza.

–¡Hola! ¿Cómo has estado? –me pregunta y yo sonrío.

–Todo está bien, dormí mucho, el jet lag me mata desde China. –se ríe de mí.

–Estoy seguro de que a George le encantó la compañía. –bromea.

–Bueno, le cocino la cena la mayoría de las noches, así que siento que es lo justo. –pone los ojos en blanco.

–Lo suficientemente justo. –dice Jake antes de que lo llamen de regreso al auto, están practicando paradas en boxes. Observo unos minutos antes de dirigirme a mi escritorio.

–Hola Marcus. –digo tomando asiento junto a él.

–Buenos días Rosie. –enciendo mi computadora portátil.

–Estamos perdiendo demasiado tiempo en las rectas, ¿qué podemos hacer? –cuestiono y nos sumergimos en ideas y datos.

[...]

El lunes y el martes pasaron volando y, antes de darme cuenta, me lancé al agua y le dije a George que ahora Lando y yo somos pareja y parecía feliz al respecto.

–¡Compórtate! No hagas nada estúpido. –me advierte y lo acerco hacía mis brazos para abrazarlo.

–Estaré en casa el sábado para que no me extrañes demasiado. –se encoge de hombros.

–Disfrutaré de la paz. –me informa.

–Por supuesto. –le doy un codazo en las costillas.

–Conduce con cuidado, por favor. –siento con la cabeza y me subo al asiento del conductor saludando con la mano antes de salir del camino de la entrada.

Tardo poco más de una hora en llegar a la casa de Lando. Me detengo en el camino de entrada y veo el familiar Papaya Clio en el camino de entrada. Apago el motor y salgo del auto, abro el maletero y me inclino para agarrar mi bolso cuando siento unos brazos alrededor de mi cintura.

–Estoy tan feliz de que estés aquí. –me dice Lando y me giro en sus brazos colocando mis labios sobre los suyos.

–Yo también. –murmuro.

My Best Mates Sister | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora