My Best Mates Sister | Charles Leclerc

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Rosie

Hoy finalmente me autorizaron para salir de este hospital, no puedo esperar a llegar a casa.

Sin embargo, eso significa que mi hogar no será lo que recuerdo, ¿Y si mis recuerdos nunca vuelven? ¡Siento que los últimos 18 meses han sido más importantes de lo que pensé originalmente! Mis padres y George van a estar aquí pronto para traerme a casa y me alegro de que quisieran estar aquí.

Suena un golpe en la puerta y miro hacia arriba para ver a Charles. Mi corazón se expande en mi pecho y le sonrío cuando me mira a los ojos.

–Hola Mon Amour. –dice entrando a la habitación y me ve empacando –¿Llego temprano? –me pregunta.

–No, George, mamá y papá deberían estar aquí pronto. –le digo y no puedo evitar la incomodidad que siento al saber que éramos algo antes del accidente.

Coloco el cargador de mi teléfono en la bolsa antes de cerrar la cremallera. Me giro para mirar a Charles.

–Alex me contó todo. –sus ojos se abren en grande.

–¿Qué? ¿Por qué? –frunce el ceño.

–Lando vino a visitarme, apareció Alex y lo echó, lo cual obviamente no entendí y lo obligué a contarme todo. –digo y se ve incómodo.

–¿Sobre nosotros también? –asiento con la cabeza –Pensé que tendría más tiempo para pensar qué decirte. –dice Charles y hago un gesto hacia la silla mientras tomo asiento en mi cama.

–No necesitas decir nada Charles. –le respondo y sacude su cabeza.

–Sí, estábamos a punto de enfrentar el futuro juntos y me he sentido perdido desde que tuviste el accidente. –se ve molesto, así que me quedo callada para dejarlo continuar –Te perdí por Lando y juré que no te volvería a perder, pero el accidente te alejó de mí y no puedo arreglar tu memoria. –escuchar sus palabras me recuerda lo difícil que debe haber sido para él.

–Lo siento, quiero recordar todo desesperadamente. –asiente y agarra mi mano, lo que provoca un hormigueo en mi brazo.

–Estoy tan enamorado de ti, Rosie... y no voy a renunciar a ti. –siento algo cercano al alivio por sus palabras y aprieto su mano.

–¿Tal vez podamos comenzar de nuevo? –pregunto y toda su cara se ilumina.

–Me encantaría. –dice descansando su mejilla contra mi palma y hay una familiaridad que encuentro reconfortante.

Después de unos momentos, la puerta al abrirse nos distrae.

–RoRo es hora de irse a casa. –grita George pasando a través de la puerta con mis padres detrás de él –Oh Charles, no sabía que estabas aquí. –dice y veo su pánico.

–Le pedí que viniera. –digo y George asiente con la cabeza.

–¡Eso es genial! –me deslizo fuera de la cama a regañadientes quitando mi mano de Charles.

–¿Soy libre de irme? –pregunto y mi madre asiente.

–Todo el papeleo está hecho, vamos a sacarte de aquí.

Me dirijo a Charles y tomo su mano, se siente bien. Todavía me tiemblan los pies porque no he estado usando mis piernas durante mucho tiempo. Logramos llegar al auto y veo el Ferrari estacionado cerca y logro sumar dos y dos y me doy cuenta de que pertenece a Charles, ¡es un Portofino!

–¿Puedo ir en tu auto? –pregunto probablemente luciendo como una niña en Navidad.

–Si ¿eso está bien? –él mira a mi familia y mi papá tiene una gran sonrisa.