Un gato, una noche, una eliminatoria de futbol, dos latinos en Europa, un matrimonio arreglado... ¿Qué podría salir mal?
😸⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘😸
Marcos y Carla son vecinos en un edificio de Barcelona en el Barrio de Gràcia.
Carla es Argent...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Barcelona. Hoy.
Marcos no estaba muy seguro de lo que había hecho, pero así le había salido en ese momento, cuando vio a Carla cruzar a su apartamento con el gato entre los brazos. Algo le pasaba con esa chica. Sentía la necesidad de ayudarla, de protegerla. Recordó el momento mientras preparaba una taza de café para tomar algo antes de irse a trabajar. Los lunes siempre le costaban.
«— ¿Qué? —contestó Carla.
—Eso. Que puedes casarte conmigo. Sé que no nos conocemos mucho, pero puedo ayudarte. Me gustaría hacerlo.
—¿Por qué?
—Porque sé lo importante que es para vos quedarte. Tener una nueva oportunidad. Y porque puedo hacerlo.
—No puedo comprometerte de esa forma...
—No es para tanto. La verdad es que nunca pensé en casarme, podría hacerlo por una buena causa. Y no será un matrimonio de verdad. Bueno, piénsalo... cuentas conmigo, que lo sepas —finalizó Marcos.»
«Ya está hecho», reflexionó mientras terminaba su café y salía hacia su trabajo.
Carla se levantó temprano. Había dormido muy poco y le dolía la cabeza por la cerveza y el griterío de ayer. Tomó un analgésico mientras ponía el agua en el fuego para tomar mate. Se sentía muy nerviosa porque hoy tenía clase con Hugo y sabía que no iba a poder esquivar hablarle. No podía faltar ni perder la beca. ¿Por qué siempre eran las mujeres las que tenían que correrse o alejarse de situaciones provocadas por los hombres? No iba a ser su caso. Tenía en claro que el arreglo con él se había terminado. ¿Y lo que le dijo Marcos ayer? Todavía estaba sorprendida por su ofrecimiento. ¿Realmente quería ayudarla? Se sentía muy confundida, desde que Marcos había aparecido en su vida se sentía acompañada, protegida de alguna manera. Sin contar que le atraía demasiado para su gusto. Casarse con él sería una muy mala idea. No quería arruinar ni complicar las cosas. Eran vecinos y estaban obligados a verse a diario. Y le gustaba aquello, no quería perder la relacion que estaban construyendo. Ya tenía el sabor amargo de la experiencia con Hugo. Todo era tan reciente. Todos sus planes se desmoronaron en dos días. Sintió que la cabeza le latía, tomó dos mates y se alistó para la facultad. Había quedado con Laura que pasaba a buscarla para ir juntas, no quería llegar sola.
—Yo te lo dije —la reprendió Laura luego de escuchar el relato de su amiga mientras llegaban a la facultad—. Ese tipo no me gustó nunca. Y ahora, no creo que a él le guste que lo rechaces. No va a ser fácil.
—No quiero ni mirarlo a la cara —siguió Carla—. Espero que no me desapruebe el seminario ni me haga difícil las cosas acá.
—Si hace eso hay que hablar con la rectoría. No sé, se me ocurre que capaz no sos la única alumna con la que se quiso sobrepasar. Estos tipos tienen un prontuario, se aprovechan del poder que les da ser docentes.