Capítulo XXXV

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El padre de Marcos llegó a Barcelona tres días antes de la boda

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El padre de Marcos llegó a Barcelona tres días antes de la boda. Se quedaría en su departamento, donde ahora vivía Marcos, por lo que su madre dormiría esos días con Carla y Marcos con él. Si bien los dos tenían una relación cordial de exesposos, por la razón de tener un hijo en común, tampoco era tan buena como para compartir apartamento.

—Y así duermen separados hasta la noche de bodas. Que si no, no tiene gracia —dijo Mari Luz a Carla y Marcos mientras mudaba sus cosas al otro apartamento—. Te viene bien pasar unos días a solas con tu padre también. —Marcos puso cara de fastidio.

—No veo la hora de estar a solas con él, ¡Qué emoción! —contestó sarcástico. Las cosas con su padre se habían aligerado desde su llamada telefónica, pero eso no significaba que se hubiera olvidado de cómo era.

—Alejandro y Laura están organizando una especie de despedida de soltero, mi niño, para mañana. Así que tan solos no van a estar.

—Cómo organizan cosas esos dos —contestó Laura riendo—. Se ve que se llevan bien.

—¿Hay algo que me perdí? —preguntó Marcos curioso.

—Después te cuento —sonrió Carla.

—Hoy te la robo un rato a la novia, madre —avisó Marcos tomando de la mano a Carla—. Necesito mostrarle algo. Así que volvemos tarde.

—¿No van a cenar con nosotros? —preguntó Mary Luz mientras Carla miraba a Marcos con la intriga en los ojos.

—No, parece que vas a tener que cenar sola con papá esta noche —Marcos levantó las cejas varias veces con la actitud que hizo que Carla lo apodara el «chulito».

—¡Dios me libre! —La madre de Marcos extendió los brazos al cielo mientras Carla y Marcos se miraron y sonrieron.

Entretanto Mary terminaba de acomodarse en el departamento de su nuera y Marcos la ayudaba, Carla se puso a preparar mate. Se sintió muy feliz mientras observaba la escena. Como si estuviera en un sueño, sentía el calor de un hogar que nunca poseyó. Al mismo tiempo, una sensación de miedo la atravesó, miedo de que las cosas no salieran bien. Como siempre, su mente no la dejaba ser completamente feliz imaginando los peores escenarios. Era una costumbre que odiaba. «¿Por qué soy siempre así?», se preguntó. Mary Luz la sorprendió apareciendo por detrás.

—A ver como sabe ese mate que tanto toman —dijo sacándole de la mano la infusión y acariciando el rostro de Carla con la mano que le quedaba libre—. ¿En qué piensa mi nuera hermosa?

—En que nos vamos a divertir mucho estos tres días juntas. —Mari Luz abrazó a Carla casi levantándola del suelo. Luego caminó hacia Marcos.

—Estoy muy feliz con este casamiento, con ustedes dos. Mi Marcos está tan feliz y tan enamorado, se lo veo en los ojos. ¿Quién conoce a su chiquito más que la madre, eh? —exclamó mientras tomaba la cara de Marcos y le daba un beso. Este sonrió mirando a Carla. Después de las palabras que se habían dicho, de la forma en la que se habían entregado, ya no tenía sentido ocultar lo que sentían. Algo que crecía cada día más. Cruzaron sus miradas cargadas de cariño y de deseo. Querían besarse y estar juntos, la llegada del padre de Marcos había complicado su intimidad. Pero solo por poco tiempo, los emocionaba saber que en tres días serían marido y mujer.

El gato de mi vecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora