t r e s

1K 193 39
                                    

Jimin observó con cautela al hombre frente a él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jimin observó con cautela al hombre frente a él. La sonrisa que llevaba en el rostro le causó cierta repulsión. No iba a pelear con un extraño, sólo debía volver a casa y llamar al médico. Tenía que deshacerse de ese hombre ahora.

―No estoy perdido ―dijo zafando su hombro del brusco agarre ―. Pero, gracias por preocuparse.

Se obligó a sonreír al extraño y se dispuso a dar media vuelta. El hombre le tomó del brazo, obligándole a girar de nuevo y escuchó una risa áspera.

―Creo que no estás entendiendo ―dijo el hombre comprimiendo sus dedos sobre el brazo del chico. Miró a Jimin directamente a sus ojos y su mirada se tornó oscura y su voz sombría ―. Tú no vas a ninguna parte.

El hombre intentó derribarlo con su propio peso. Jimin opuso resistencia y supo que buscaba una pelea. Cogió al hombre por el cuello de la gabardina que usaba y presionó los dientes cuando otra punzada de dolor se presentó. Colocó todo su peso contra el hombre que le rebasaba la altura y buscó volcarlo antes de que le derribaran a él. Sus piernas flaquearon un momento y Jimin tuvo que morder el interior de su mejilla para olvidar el dolor que estaba sintiendo.

El hombre era más grande y más pesado que él, si le derribaba sería el fin de la pelea. Ambos se mantuvieron forcejeando sin ceder. La siguiente punzada que Jimin sintió no tuvo descripción, gruñó y cayó al suelo cuando el hombre se aprovechó de ese instante en el que perdió la concentración. Cerró con fuerza los ojos al sentir su espalda impactarse contra el suelo. Jimin abrió los ojos de inmediato cuando sintió al hombre colocarse a horcajadas sobre él.

―Eres muy lindo ―le susurró el hombre contra su oído.

Jimin frunció el ceño y empujó con fuerza el pecho del hombre que le había dado un beso en el lóbulo de su oreja. El aire se le cortó al sentir las manos del hombre sobre su jersey, desgarrando los botones de forma bruta.

― ¡Detente! ―gritó, cuando las manos del alfa rozaron su piel por debajo de la camisa blanca. Gruñó ante la desesperación y siguió intentando quitárselo de encima.

Necesita salir de ahí y lo mejor que sabía hacer era jugar sucio como hacía con Jungkook cuando peleaban. Aquel fugaz pensamiento le hizo recordar la manera en la que ellos peleaban y cómo ganaba. Jimin no dudó en sacar los colmillos y morder a su oponente; mucho más violento y sanguinario que las pocas veces que había hecho esa maniobra con su hermano.

Escuchó el grito alarido que soltó el extraño y presionó con más fuerza hasta que el hombre se alejó lo suficiente para que Jimin pudiera empujarlo lejos. Lo cogió con la guardia baja mientras intentaba alejarse de su mordida y le propinó una patada directo en la parte baja del esternón, noqueándole. Un ruido seco se oyó y no dudo en darle un puñetazo en la cara; una, dos, tres, cuatro veces hasta que Jimin sintió que le dolían los nudillos.

Cuando el dolor se presentó de nuevo, retorciendo sus entrañas, Jimin retrocedió y se dejó caer sobre el suelo cubierto de pasto seco y tierra árida a unos pasos del hombre que yacía inconsciente. Su respiración errática y su corazón agonizando por la frecuencia de sus latidos. Sostuvo su mano contra su pecho en un inútil intento de aminorar las agonizantes descargas de dolor que se esparcían por todo su cuerpo. Su visión se volvió borrosa.

EL ENCANTO DE LA BESTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora