t r e i n t a y c i n c o

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Intentó obtener una mejor vista del alfa, pero las hebras de cabello se interpusieron. Yoongi evitó su cuello. Precavido. El rostro al lado contrario. Jimin no sabría con certeza decir qué expresión tenía en ese momento. Se limitó a cerrar los ojos, inclinó suave su cabeza hasta recargarse sobre Yoongi. El alfa no mostró ningún ademán de querer liberarle, cubría con sus palmas las pequeñas manos del omega.

—Ya lo dije: lo sé. Lo repites con demasiada frecuencia.

Yoongi bufó por lo bajo.

—No voy a parar de hacerlo —amenazó, frotó su mejilla delicadamente sobre el hombro del omega.

—¿Lo ves? Eres un completo crío —señaló, burlándose de su comportamiento.

—¿Estás evadiendo el tema?

Jimin fijó los ojos al techo,sin contestar. Respondiendo sí con aquel silencio. Notó sus manos frias al ser desprotegidas por las de Yoongi. Entornó los ojos hacía él y le vió recomponerse, despacio, buscando verse mutuamente.

—"Te quiero", la mayoría del tiempo lo digo para que lo sepas hasta hastiarte y algunas otras pocas veces para que me digas que tú también lo haces —declaró con el cabello desordenado.

—Estás muy seguro de tus palabras, ¿qué te hace pensar que no diré lo contrario?

Yoongi se encogió de hombros y jugó a hacerse el ingenuo.

—Esperaré a que estés listo.

La expresión de Jimin se contrajo, como si la realidad le abofeterá repentinamente. Giró su rostro en un movimiento abrupto, bloqueando el contacto visual con el alfa, quien parecía no inmutarse ante lo que algunos creerían era un evidente rechazo. Entonces, vio nítidamente el rostro del alfa y recordó palabras que gesticuló con una vocalización torpe.

—Lo dije, ¿no? —cuestionó molesto con su lobo —. Ya lo sabes.

Yoongi lo pilló de inmediato y se rio.

—Sí, me lo dijiste —le contestó, despejando hebras de cabello de su rostro —, solo repítelo más seguido sin estar aturdido, ¿sí?

Jimin se estremeció ante la petición, quería responder con palabras duras, cualquier cosa que le hiciera sentir en control y salvaguardar su orgullo. No pudo encontrar a tiempo ninguna, Yoongi atacó con espeluznante rapidez, inclinándose de nuevo hacia él con la intención de acariciar sus mejillas. Gruñó tenuemente como un amargado cuando sintió a su lobo sacudir la cola con énfasis. Cedió. Yoongi se alejó, lentamente, mostrando una sonrisa amplia, sintiéndose lleno de sí mismo. Jimin chasqueó la lengua ante tal imagen.

—Bien, pero no me presiones.

—Por supuesto —afirmó el alfa volviéndose a acercar con la intención de juntar sus frentes.

EL ENCANTO DE LA BESTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora