v e i n t e

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La vergüenza era visible en el rostro de Jimin, con esfuerzo, mantuvo la espalda recta y la frente en alto

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La vergüenza era visible en el rostro de Jimin, con esfuerzo, mantuvo la espalda recta y la frente en alto. Por dentro, solo quería gritar. La escena que causó cuando ingreso al aula fue impresionante, todos miraban con insistencia hacia él y Yoongi, que parecía abstraído, garabateando en su cuaderno.

Les vieron tomados de la mano, incluso Taehyung estaba muriendo de la curiosidad, pensando que en la cita del día anterior como un éxito total. Era difícil de decirlo, Taehyung tenía corazones en los ojos imaginando algo, que Jimin tenía miedo de averiguar. La boca se le secó. Tan pronto como el receso comenzará, las preguntas caerían como flechas en el campo de batalla. Jimin no estaba seguro de qué respondería. Ni siquiera estaba seguro de lo que experimentó.

Se olvidó por completo de la clase de historia, dejando su cuaderno con tan solo el título del tema de hoy. Decepcionado, cerró el cuaderno, la clase se dio por terminada después del estridente sonido de la campana. No había escuchado absolutamente nada. Quiso culpar a Yoongi de esto. Algo infantil. El chico solo le tomó de la mano, nada más. Era un simple acto. Piel con piel. Sus manos...

Jimin tuvo que sacudirse un poco antes de perderse en ese pensamiento. Se quejó por lo bajo y la sensación se agravó al toparse con la mirada ansiosa de Taehyung. Una clase más y no podría sacárselo de encima hasta que le contará detalladamente lo que se perdió por llegar muy temprano al aula. Detesto la clase de literatura que acabó más rápido de lo que imaginó, aunque el tiempo destinado a cada asignatura era el mismo. El profesor cruzó la puerta con su maletín y los trabajos del alumnado.

La silla de Taehyung rechinó al acercarla sin aviso a dónde se encontraba Jimin. Yoongi hizo lo mismo por inercia, calmado, sin imaginar que el omega de piel bronceada anhelaba saber los pormenores del día anterior y de lo que pasó hoy. ¡Quería saberlo todo! El alfa que miraba con adoración a su amigo era correspondido. Lo creía, fervientemente.

―¿Qué tal ayer?

No espero ni un segundo más. Se acomodó en su asiento, atento a una respuesta.

―Vimos una película y comimos palomitas ―respondió Jimin a lo obvio.

―Se llamaba el ciempiés humano y tragaban la mierda del que iba delante ―comentó Yoongi sacando su almuerzo y riéndose de las escenas que le dieron asco.

La cara de Taehyung palideció.

―¿Vieron el ciempiés humano?

―Sí.

―¿Ustedes dos solos?

Jimin se encogió en su asiento.

―Sí, aunque sus hermanos estaban en casa, se fueron cuando comenzó la película.

― ¿En serio vieron el ciempiés humano? ―repitió casi indignado.

Yoongi asintió revelando sus tortitas de atún con caritas lindas hechas con trozos de zanahoria. Hyori y el catálogo de artículos de cocina de la vecina estaban volviéndose muy buenos amigos.

EL ENCANTO DE LA BESTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora