ᴛ/ɴ ᪥(ᴛᴜ ɴᴏᴍʙʀᴇ)
Y así fue. Precisamente cómo, no lo sé.
Todo pasó tan rápido y tan preciso, que no sé específicamente cómo sucedió.Sólo sé que me cambié por un conjunto de pantalón y saco de color gris oscuro que llevaba una camisa blanca por debajo. Conjunto que por cierto, no sabía que tenía hasta que Aidan me lo dio.
Él también se cambió por un traje negro que lo hacía lucir jodidamente bien.
¿Y qué no se le veía bien a este hombre? Estando desnudo era perfecto, con ropa sólo le hacía el favor a las prendas, porque elegante y sexi, se veía siempre.
Salimos de la mansión en menos de lo que pude esperar. El camino estaba despejado, la oscuridad de la noche se iría pronto, pues comenzaba a amanecer. ¡Dios!, ¿Tanto habíamos tardado procreando?.
El ambiente era silencioso, pero no incómodo. Aidan manejaba a una velocidad considerablemente alta, y yo sólo podía remitirme a morderme el labio con cierta fuerza, pues el verlo manejar un deportivo con esa habilidad y tranquilidad era inefable.
Por su parte, se encontraba más tranquilo, y eso me dejaba tranquila también a mí.
Me sentía cansada, y realmente todo lo que ahora quería era cerrar los ojos y dormir...dormir tanto como fuere posible.
-Aidan, no sé si fue buena idea que yo viniera. - Hablé con ciertos nervios.
Realmente no imagino que ésta sea una buena situación para llegar y presentarme como la novia de Aidan.
-¿Ahora soy Aidan?. - Preguntó ahora con su mirada en mí, sin dejar de conducir.
Esos preciosos ojos verdes me apreciaban a mí, teniendo una carretera perfectamente despejada por delante, su mirada estaba completamente en mí.
¿Cuándo podré decir que ya conozco a éste hombre lo suficiente para que no me haga el amor con la mirada?.
-Amor, esto es serio. - Dije, ahora cambiando ese precioso nombre a aquel apodo que sabía, él amaba.
Su mirada regresó al camino al mismo tiempo que relamía aquellos labios rojizos, donde deseaba, fueran mis labios los que hicieran aquello.
-El cómo te movías encima de mí también era serio. - Sonrió de lado con picardía, aún con su mirada atenta al camino. - Además que no, no fue una mala idea. ¿Sabes? Ahora eres la mujer más importante para mí y no dudaré en hacérselo saber a todo el mundo en la primera oportunidad que tenga. - Su mano derecha pasó de reposar en la palanca a mi muslo, el cual acarició por encima de la fina tela del pantalón.
Aquella sensación de calor en mis mejillas y ganas de vomitar por las "maripositas" en el vientre volvieron, y aún más fuertes si es que eso es posible.
Cerré los ojos y me permití disfrutar de aquel tacto caliente regalándome pequeñas caricias de vez en cuando sin incitar a lo sexual.
-Nena, duerme un poco, sé que lo necesitas. - Apretó mi muslo una vez más como aprobando la situación y dándome el ánimo para hacerlo.
-Gracias. - Agradecí en susurro recargando mi rostro en el respaldo del asiento y cerrando los ojos por fin. Los párpados se comenzaban a hacer pesados y por fin pude descansar la vista. - Amor, ¿Por qué lo haces?. - Pregunté sin abrir los ojos ni cambiar de postura.
Su mano volvió a la palanca, dejando mi muslo con suavidad.
-Estás padeciendo todo ésto por mí, y creo que lo menos que puedo hacer, es dejarte descansar unos minutos. - Amaba el que no tenía que darle la explicación exacta y detallada de lo que me refería para que entendiera. Eso lo sospeché cuando lo vi la primera vez en aquel elevador, y ahora lo confirmo.
Hombre de pocas palabras.
Y sin más, me dejé llevar por el cansancio que demandaba el descanso.
[...]
-Cariño, hemos llegado. - Mi sueño nunca ha sido tan ligero pero creo que el saber que no dormiría horas, me hizo mantenerme alerta a su preciosa voz.
Suspiré con lentitud abriendo los ojos, estábamos en un estacionamiento subterráneo. Aidan quitó su cinturón y las llaves del auto, salió de él y se dirigió a mi lado para abrirme la puerta.
Quité mi cinturón, me tallé los ojos con fuerza y salí del auto.
Al salir, recordé con quién me había acostado. Mi bendita entrepierna aún me causaba cierta incomodidad con sólo estar de pie.
El castaño ojiverde frente a mí sonrió victorioso, dirigiendo su mirada a mi susodicha para luego regresar a mi rostro.
-Conocer a tus padres luego de haber tenido sexo duro, un par de orgasmos y pocas horas de sueño es nuevo para mí. - Dije caminando a su lado hasta el elevador.
-Soy diferente a los demás, cariño. - Entramos al mismo. Su mano buscó la mía, con la cual se entrelazó.
Sentí su tacto caliente, su mano evidentemente más grande que la mía entrelazarse con mi mano, diciéndome de alguna manera que no estaba sola.
Y que estaba igual de asustado que yo.Al abrirse las puertas y salir de él, caminamos hasta la recepción.
Mis ojos comenzaron a recorrer el lugar discretamente, sin prestar atención a lo que sea que mi novio hablara con la recepcionista...que hospital más jodidamente caro.
-La paciente Lauren Gallagher está en observación, pueden pasar a la sala de espera hasta que el doctor autorice las visitas. - Habló aquella rubia con demasiada amabilidad.
Aidan asistió con la cabeza para terminar por firmar unos papeles y proseguir a pasar a aquella sala.
En esta estaba un señor también de traje negro, sentado con la cabeza apoyada en sus manos.
Pasamos con cuidado, un silencio pesado inundaba el lugar.
Yo solté su mano con lentitud, caminando un poco por ahí. Esta consistía en un cuarto grande donde había sillas de un lado y sillones de terciopelo negro del otro, mas al fondo había una pequeña cafetería y una puerta que daba a una pequeña habitación.
Regresé donde Aidan, quien aún estaba de pie, también mirando el lugar.
-Papá, ella es T/n, mi novia. - Habló cuando el señor levantó la mirada y sonrió aún con ese poco de optimismo.
"Su novia"... Que bonito se oía eso.
Se puso de pie y saludó a su hijo con un abrazo. Regresó a mí y me sonrió, nos saludamos de mano y entonces hablé.
-Mucho gusto señor Gallagher, T/n Gardner. - Dije sonriendo.
-Oh T/n el gusto es mío...sólo dime Rob por favor. - Dijo y asentí con una sonrisa.
-Dice la recepcionista que ella estará bien. - Habló Aidan, sentándose, acción que imité junto a Rob.
-Bueno, eso esperamos todos hijo. Sabíamos que sus días estaban contados pero honestamente, no saben si pase de hoy o de la siguiente semana. - Su voz se quebró un poco.
Y entonces, el silencio absoluto.
Mi mano volvió a buscar a la de mi castaño, hasta acá sentí como se quebraba por dentro.
El señor Rob se puso de pie nuevamente, dirigiéndose a aquella cafetería.
Luego de ofrecernos y aceptarle un café cada uno, aproveché los cortos segundos que tuvimos antes de pararnos también.
-Pase lo que pase, estaré a tu lado siempre. Recuérdalo como si tu vida dependiera de ello mi amor. - Susurré besando su mejilla para ahora sí ponernos de pie.
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𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐭𝐨, 𝐏𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐲 𝐮𝐧 𝐁𝐞𝐛𝐞́ (𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖.) [#1]
FanfictionLas cosas entre ellos se dieron rápida y perfectamente. Una preciosa pareja multimillonaria con una vida envidiable...pero no todo sería así para siempre. Ellos también lloraban...ellos también perdían. -Te escogí a ti desde el día que te vi camina...