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AIDAN GALLAGHER.

Sin decir más, enseguida se puso de rodillas frente mío. Esta mujer tenía algo que me hacía desearla y amarla al mismo tiempo con tanta fuerza que yo mismo me desconocía.

Su mirada conectó con la mía y verla tan sumisa frente mío, tan dispuesta a todo lo que deseara hacer con ella terminó de ponerme erecto.

Sonreí ante aquella sensación y tantas cosas pasaron por mi mente, tantas maneras de hacerla suplicar, tantas posiciones para probar, mi nombre saliendo de sus labios de tantas maneras...

Pasé mi dedo pulgar por sus labios y ella sólo entreabrió los labios, el pesado suspiro que acompañó su acción lo sentí tan claro, que sabía que se encontraba húmeda y no por su reciente ducha.

Lentamente lamió mi dedo y entonces supe qué tan necesitada estaba mi mujer, qué tanto esperaba por mí.

Desabroché mi bata y disfruté aún más que la primera vez el brillo en sus ojos al estar ambos desnudos.

Cuando sus manos quisieron ir a mi erección para tener un mayor control al momento del oral, bastó que negara con la cabeza dos veces y la mirara directo a los ojos aún con esa expresión de dominio para que ella entendiera que no la había hecho esperar por nada.

Tomé mi polla y ni siquiera necesité de empujarla contra su boca, pues ella me facilitó el trabajo. Al sentir su humedad en mi boca cerré los ojos ante tal sensación, fácilmente esta mujer podría hacerme llegar al orgasmo sin siquiera proponérselo.

Me dediqué a disfrutar de su atención en mí, pues obedientemente comenzó a lamer primero el glande, el cual clamaba su atención y el dolor que se sentía comenzó a convertirse en placer. Se concentró en él, la humedad de su boca me envolvía y su lengua se concentraba en succionar ligeramente el mismo, para después comenzar a tomar más de todo mi miembro cuando, sin mucha consciencia y dejándome llevar por lo que quería, comencé a follarle la boca, empezando a marcar un pequeño vaivén con mi cadera, buscando tener más contacto en la misma. Cuando la miré, ella también lo hizo, levantando su mirada hacia mí con los ojos ligeramente llorosos. Podía sentir como se iba mojando aún más ante tal situación, y como moría por toda mi atención en ella.

De pronto me detuve y ella supo lo que significaba, dejó mi miembro completamente lubricado y fue tomando mi mano, fue directo a la cama, donde me hizo sentarme para después ponerse a horcajadas.

-Cariño, el que lleva el control aquí.... - Callé cuando puso su dedo índice en mis labios. Sonrió deseosa y pude ver la excitación en su mirada, mordiéndose el labio lentamente, pegó su cuerpo al mío y suspiró casi en mi oído, lo que causó que una corriente me recorriera el cuerpo y llegara hasta la punta de mi polla, la cual sentí palpitar.

-Hoy no papi, hoy seré yo. - Dejó un beso húmedo en mi lóbulo y comenzó a descender haciendo un camino de besos por mi cuello. - Me dejaste con las ganas, y quiero una retribución por ello. - Habló entre besos, llevé mis manos a sus pechos los cuales ya estaban erectos. Hipnotizado por sus caricias llevé mis pulgares a sus pezones ligeramente sensibles por el embarazo y los pellizqué para después masajear alrededor con los mismos y descender mi tacto de sus preciosos senos a su cintura, la cual apreté buscando mayor contacto entre nuestras pieles.

Y apreté con más fuerza casi inconscientemente al sentir su húmedad en mi miembro, nuestras intimidades rozándose.

-Petite... - Fue todo lo que pude decir, pero ella sabía perfectamente lo que quería.

-No es divertido, ¿Cierto? - Habló y alineó mi pene con su feminidad, volvió a frotar lentamente sus labios vaginales contra mi glande. Torturándome. - Así se siente amor. Justo así. Fue así como me sentí cuando decidiste dejarme con las ganas. Y no iba a quedarme sin darte de tu propia medicina. - Aseguró y ágilmente retiró su cuerpo del mío.

Ella sabía el poder que tenía en mí, y conocía perfectamente que podía llevar el control absoluto cuando estaba así.

Tardé un poco para reaccionar, pero cuando comprendí sus palabras, supe que estaba completamente dispuesta a terminar todo ahí.

Pero la conocía, y sabía que estaba doblemente dispuesta a terminar con lo que habíamos comenzado.

Caminé y sin pensarlo mucho la hice sentar arriba del escritorio en la pequeña oficina de la habitación. Felizmente había despejado todo minutos antes. Antes de que pudiera siquiera reaccionar, la embestí de manera rápida y el volver a sentir como me recibía tan apretada y húmeda, me hizo comenzar a moverme de manera rápida. Sus gemidos inundaron la habitación y el ver sus ojos llenos de placer y sentirla completamente sumisa ante mí me hizo imaginarla en tantas posiciones....aunque pensándolo bien, teníamos toda la noche para los dos.

-Lo siento preciosa, no iba a permitir que no pasara nada si te tengo desnuda en mi habitación a sabiendas qué es en realidad lo que quieres. - Hablé notablemente agitado y sus gemidos casi a gritos respondieron por ella. - ¿O no es lo que querías, eh gatita? - Pregunté y comencé a bajar el vaivén. - Porque si es así, puedo hacer que esto acabe ahora mismo. - Completé y detuve todo movimiento quedando dentro suyo.

Me tomó por sorpresa cuando sus manos me tomaron por la nuca y sus labios chocaron con los míos. Nos besamos de manera desesperada, mordí su labio lentamente y al separarnos nos miramos.

-Quería torturarte un poco....pero estoy completamente sumisa para ti. Dame toda la madrugada, haz conmigo lo que quieras. - Dijo y volví a embestirla con fuerza.

-Muy bien nena, si toda la noche quieres....vamos a recuperar el tiempo perdido. - Aseguré volviendo a la velocidad de mis movimientos, una de mis manos fue hasta su cintura, afianzando mis movimientos la otra apretó su pezón y luego fue hasta su clítoris, el cual apenas y rocé. - You've been a bad girl....very bad. And Daddy doesn't like that. - Comencé a moverme más rápido de lo que podía contar, tanto así que por la habitación comenzó a retumbar el choque de nuestras pieles. El volver a sentirla así de apretada y húmeda y como sus paredes comenzaban a contraerse contra mi miembro cada vez más amenazantes de su orgasmo, me hizo sentir el mío cerca...por segunda vez. Y ahora, iba a poder acabar y no sólo una vez.

Ella estaba deseando esto tanto como yo, y si ella pedía tenerme entre sus piernas toda la madrugada, eso le iba a dar.

Nada importaba ya, ni siquiera la importantisíma junta que tenía a primera hora, ella se había vuelto mi prioridad desde que la tuve de frente, y siempre estaría ella antes que cualquier cosa.

-Papi... - Gimió más a manera de súplica y entendiendo la desesperación en su voz, regresé mi mano libre a su punto más dulce ahora altamente sensible y lleno de excitación para masturbarla de manera rápida y precisa. - ¡Sí! ¡Oh joder Gallagher, sí! - Gritó y hundió su cabeza entre la curva de mi cuello al momento que sentí sus paredes apretarme con fuerza una y otra vez y como la escencia de su clímax se mezclaban con la mía. El cual no pude evitar al sentirla así, que junto con el placer del oral y su provocación, ya me mantenían sensible. Nos tomamos un momento para recuperarnos, solté un largo suspiro luego de unos minutos y volví a acariciar su cintura de manera insinuante. - ¿Cómo puedo compensar mi desobediencia, amor? - Preguntó al darse cuenta que había tomado su propuesta enserio.

Salí de ella y bastó con verla desnuda para volver a sentir mi miembro despertar y palpitar.

-Demuéstrame que eres una buena chica y móntame. - Ordené tomando su mano y volviendo a la cama. Sonreímos a la par y sin mucha complicación volvió a quedar a horcajadas. Nos besamos con lentitud mientras mis manos recorrían su cuerpo.

Sin duda iba a ser una larga madrugada llena de placer.

𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐭𝐨, 𝐏𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐲 𝐮𝐧 𝐁𝐞𝐛𝐞́ (𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖.) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora