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ᴀɪᴅᴀɴ ɢᴀʟʟᴀɢʜᴇʀ ♧

La avenida estaba bastante libre para las horas que eran, el sol comenzaba a meterse, dejando que el cielo se tornara en preciosos tonos rosas, rojizos y morados.

La vista no podía ser más perfecta; la carretera estaba prácticamente libre, el cielo pintado en hermosas tonalidades con el sol ocultándose y la mujer que amo al lado mío, con su mano sobre mi pierna.

Nuestra pequeña iba en los asientos traseros sentada sobre su sillita, su mirada también iba muy atenta en el cielo, que miraba a través del vidrio.

Pronto noté que ahora la carretera estaba sola, sin ningún auto delante o detrás mío, y ninguno yendo hacia el otro sentido.

Subí la velocidad un poco, y de reojo pude notar la sonrisa coqueta que adornó los labios de mi mujer al notar mi altercado.

Sin pensarlo más, aceleré subiendo la velocidad al punto que todo se veía pasar por una milésima de segundo. Pude ver la inocente carita de Ava mediante el retrovisor, quien seguía tranquila y reía divertida.

Esa pequeña definitivamente había nacido para la vida cara y llena de lujos, ella lo sabía.

Poco a poco comencé a disminuir la velocidad del auto, para ahora observar el paisaje a nuestra derecha. El mar estaba a varios kilómetros de distancia, pero aún así se alcanzaba a divisar. Las olas eran algo fuertes y estaban varias personas caminando, riendo y disfrutando del mar.

En menos de un mes sería el cumpleaños de T/n, a quien pensaba traer a este sitio, tan tranquilo y familiar. Sabía que ella tenía mucha ilusión de pasar una tarde aquí, pues cada que pasábamos por aquí su mirada se perdía entre lo precioso del paisaje y su mirar me lo decía todo.

Seguí conduciendo por un par de minutos hasta que llegamos a casa de mis padres, el sol se había ocultado y la noche comenzaba a hacerse presente.

Mis padres salieron a recibirnos, a quienes saludamos antes de que nuestra pequeña se apoderara de ellos.

-Hola preciosa, ¿Qué tal tu embarazo? - Preguntó mi madre cargando a Ava.

-Bebé ha estado un poco inquieto, al fin se está haciendo notar. - Respondió haciéndonos sonreír a todos.

-Preparé tu pasta favorita, sé cuánto te gusta. - Mi madre le acarició ligeramente el vientre y antes de entrar, mi mujer tomó mi mano entrando ambos al mismo tiempo.

Al entrar, no pudimos evitar sonreír al observar la casa tan impecable con ese suave aroma a comida que provenía desde la cocina.

Pasamos directamente al comedor, pues sólo bastó con que mi t/n supiera que mi madre había preparado su platillo favorito para que su apetito y bebé pidieran de comer.

ᴛ/ɴ ᪥(ᴛᴜ ɴᴏᴍʙʀᴇ)

Pasé a la cocina junto a mi suegra, mientras Aidan y mi suegro se quedaban en el comedor, platicando.

Cargué a Ava mientras Lauren servía la cena, por más que intenté ayudarla a servir, no me dejó.

-Y dime nena, ¿Qué tal tu embarazo? - Me miró, recargándose en la barra de la cocina.

Yo volteé a ver a mi hija, quien tenía su preciosos ojos azules puestos en mí, como si supiera lo que estaba sintiendo.

-Con muchísimos antojos, voy a quedar como un chonchito. - Reímos las tres pues Ava al vernos reír lo hizo con mosotras.

-Eso es bueno nena, mi próximo nieto tiene que nacer tan sano como esta angelita. - Se acercó a nosotras, dejando un pequeño beso en su frentecita. - Nena...sólo por curiosidad...¿Qué tal tu apetito sexual?

¿Estaba escuchando bien? ¿O mis hormonas me estaban traicionando?

Creo que notó la impresión en mi cara, porque sonrió divertida.

-Sé que es tu vida íntima y realmente lo que pasa entre mi hijo y tú es muy suyo y de nadie más, pero sabemos que ese pequeño ser dentro de ti llegó a base de una unión, y bueno...eso me pasó a mí durante mi embarazo. Mis hormonas estaban pasando por algo nuevo, y tenía demasiado apetito sexual.

Suspiré y la miré, aunque sentí que ya conocía la respuesta.

-Sí, mi apetito sexual ha aumentado bastante. - Admití sin poderla mirar a los ojos.

Era cierto, mis hormonas estaban completamente disparadas y ahora no podía siquiera ver a Aidan salir de la ducha porque al momento quería tenerlo dentro mío. Aunque nunca se lo había dicho, así que comencé a distanciarme cuando sentía que perdería el control.

-Gracias por la confianza, estaba pensando en que esta preciosidad... - Cargó a Ava. - Debería quedarse hoy con sus abuelos. - Me miró cómplice. - Porque ustedes necesitan dormir… - Me guiñó el ojo.

Salimos al comedor con la cena, de inmediato Rob cargó a la bebé y Aidan nos ayudó con lo que faltaba.

Al terminar la cena, platicamos anécdotas divertidas y luego los cuatro nos pusimos a jugar con Ava hasta que cayó dormida.

-Muchas gracias por esta noche. - Me despedí.

-Aquí los esperamos mañana. - Dijo Lauren sonriente, cargando a Ava quien seguía dormida en sus brazos.

Ella disfrutaba de toda la atención y el cariño, sabía la princesa que era.

Aidan me miró cuestionante, yo sólo me encogí de hombros y tomé su mano.

Terminó de despedirse de sus padres y ambos nos despedimos de Ava, nunca la habíamos dejado con nadie, así que era difícil, aunque se tratara de sus padres y toda nuestra confianza estuviese depositada en ellos.

Caminamos al auto, Aidan me abrió la puerta y después entró él, salimos de aquella calle y su mano pasó de la palanca de velocidades a mi muslo, acariciándolo.

-Vi la manera como mi madre te miró. - Se lamió los labios. - Corazón, si tanto estabas necesitándome sólo tenías que decírmelo. - No pude hacer otra cosa que gemir y cerrar los ojos cuando su mano alcanzó mis bragas y comenzó a acariciar por encima de ellas, justo en mi punto débil.

𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐭𝐨, 𝐏𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐲 𝐮𝐧 𝐁𝐞𝐛𝐞́ (𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖.) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora