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Me miré al espejo una vez más, no sé qué, pero había algo en mí o en mi vestimenta que no me terminaba de encantar.

Mis ojos analizaban todo frente al espejo de arriba a abajo de manera inquieta, pero terminaba como había empezado; sin saber que era o tenía.

-Te ves divina. - A paso lento, pude ver como Aidan entraba a nuestro vestidor, que estaba dentro de la recámara y el cual era tan grande que tenía su propia habitación. Lo miré por medio del espejo y luego volví a mirarme. - Muy bien, te diré la verdad; te ves divinamente sexy. - Quedó justo detrás de mí, su cuerpo y el mío quedaron casi juntos, y agachó un poco la cabeza hasta que su rostro quedó entre la curva de mi cuello. - Cierra los ojos. - Me susurró.

Sin cuestionarle cerré los ojos y sentí como su cuerpo seguía muy cerca del mío, me sorprendió cuando sentí sus manos recorrer mis hombros y descender lentamente acariciando suavemente mi piel a su paso hasta que se detuvo en mis manos, las cuales apenas acarició con las yemas de sus dedos y guiándome, llevó mis manos hasta mi ya abultado vientre, que pronto ajustaría las veinticuatro semanas y su tacto se posicionó justo por encima de mis manos de manera suave.

No sé en qué momento se había pasado el tiempo, pero así era, estaba por entrar en el tercer y último trimestre del embarazo.

Parece que fue ayer cuando Aidan me pidió convertirme en la madre de sus hijos; en su pareja.

Tengo que admitirlo, a todos nos sorprendía la rapidez con la que el tiempo se nos había pasado. Y no sé, pero me ponía muy sensible todo este tema. Nuestra pequeña Ava ya había ajustado los seis meses, mi vientre ahora se notaba a la perfección y amaba como se veía, mi relación con Aidan, bueno....él y yo no estábamos del todo bien, aunque él hacía todo para conmigo, ahora el pequeño ser dentro de mí y todas mis hormonas habían decidido conspirar en mi contra, y cada que de la nada repudiaba a Aidan, sentía como éstas me decían interiormente;

"-Ya se divirtieron mucho, pero a esto le hace falta drama. -"

Y era raro, por más que yo lo amara y deseara, era como si mi propio cuerpo se negara a ese hecho....era rarisimo.

Así que, los pocos momentos que podíamos tener de paz y "felicidad", los disfrutábamos al máximo al lado de nuestra hija.

-Gallagher.... - Susurré de pronto, cuando sentí que era demasiado silencio. Su tacto seguía quieto y suave sobre el mío y seguía sintiendo su rostro en la curva de mi cuello, pero tanto silencio y quietud me ponía un poco incómoda.

-Dime qué sientes.... - Dijo y sonreí sin poder evitarlo; sentía a mi bebé moverse un poco, sentía vida creciendo dentro mío....una vida que planeamos, dentro de mí.

-A nuestro bebé. - Dije con ilusión, aún sintiendo esa sonrisa adornar mi rostro y la emoción y el amor mezclados recorrerme el cuerpo.

-Exacto. Nuestro hijo o hija está creciendo dentro tuyo, y con amor has aceptado todos estos cambios físicos y hormonales. ¿O acaso no te gusta como nuestro pequeño o pequeña se está dando a notar? - Preguntó por último y su tacto guió al mío acariciando mi viente en conjunto.

Eso no podía negarlo, desde que mi vientre comenzó a darse a notar las primeras semanas, tengo que admitirlo; lloré de felicidad.
Es que incluso a mí me era difícil creerme eso de que llevaba vida en mi vientre, una vida que desde hacía al menos cinco años había deseado planear algún día en mi vientre....creerme quien era el padre de ese pequeño ser....

Todo era demasiado lindo.

Y cada mañana antes de vestirme por completo, me gustaba verme en el espejo sólo en ropa interior y mirar como mi vientre comenzaba a darse a notar.

Ahora bien, a estas alturas ya tenía un vientre lo suficientemente hinchado y redondo como para ya no poder agacharme ni dormir de un costado, pero eso no le quitaba lo lindo.

-Claro que no, amo a nuestro bebé y claro que desde el día uno sabía a todo lo que me enfrentaba. - Respondí y lo sentí sonreír y como su tacto sobre el mío se volvía ligeramente más suave, él estaba relajado.

-Bien amor mío, ahora te digo: no, claro que no te ves igual que todas las mujeres. Porque tú estás formando a un pequeño ser dentro tuyo. Tú te ves cien veces mejor. Cuando vas caminando por la calle con esa seguridad, lo haces demostrándole a todos tu belleza y la belleza de estar embarazada. Cuando te admiras en el espejo cada mañana, acaricias suavemente tu vientre, cierras los ojos y sonríes, transmites la alegría que estás sintiendo. Cada que alguien te dice lo bella que te ves embarazada y con una sonrisa agradeces, el brillo en tus ojos y la emoción en tu rostro hablan por ti. - Pude notar el amor en cada una de sus palabras, la honestidad tan propia de él. Y al mismo tiempo como me hablaba no sólo como mi pareja, sino desde su lado parternal.

Como por obra de arte y pareciendo que él fuera un doctor atendiendo a una pequeña niña que no sabría expresar dónde o qué le duele y él experto en el tema acierta con un pequeño juego, así me sentía, como si yo no supiese expresar aquello que no me terminaba de convencer y él llegara a sanar aquella inseguridad de la manera más acertada y amorosa que existe.

-Te amo. - Atiné a decir cuando sentí su amor incondicional envolver mi ser y protegerme de todo y ante todo.

-Te amo, señora Gallagher. - Susurró antes de besar mi hombro lentamente y dejar que me recargara sobre su pecho para sentir su cuerpo completamente pegado al mío. No tanto como hubiese deseado, echaba de menos aquellos abrazos de la misma manera cuando estábamos desnudos y me tenía de rodillas sobre la cama, él se encontraba detrás mío y me permitía reposar sobre su cuerpo para recuperarme del orgasmo o cuando en la ducha me hacía recargarme en su pecho para recorrer mi cuerpo a su antojo y jugar con el jabón en él.

Pero no importaba, amaba lo atento que era conmigo y como lo había sido desde el principio, la exclusividad que teníamos y la intimidad que nos regalábamos, que no necesitaba ser sexual para ser igual de hermosa y de nosotros dos.

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⏰ Última actualización: Jan 02 ⏰

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𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐭𝐨, 𝐏𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐲 𝐮𝐧 𝐁𝐞𝐛𝐞́ (𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖.) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora