Sobre un cama, dos cuerpos ardientes de deseo se entre mezclaban, parecían uno solo, miles de movimientos sensuales al igual que lo sonidos que desprendían de sus labios.
—ahhh—era el gemido de uno.
—mmmh—gemía el otro.
El mayor de ambos admiraba ese cuerpo, no solo por deseo, estaba con él porque sentía algo fuerte, algo sincero algo....llamado amor, un amor que nació de la nada, un amor prohibido, pero en fin amor.
Llevó la mano del menor, tan delicada y blanca, la colocó en su pecho, justo donde estaba el corazón, quería que sintiera sus latidos, cómo por su causa, estos eran acelerados. El menor le sonrió coqueto y feliz, muy feliz.
Se acercó a esos labios del pecado, labios que sabían a gloria, los besó como queriendo deshacerse en ellos, en ese elixir que expelía el menor dentro de su cavidad, tan húmeda, tan atractiva.
Se unieron como un solo cuerpo, con tanta delicadeza para no lastimar a ese ser, se movió lento pero aun así, placentero para ambos, lo miró a los ojos, quería hacerle ver que era sincero.
—te amo Jungwoo—soltó en medio del éxtasis.
—te amo Jaehyun—fue el más feliz al escuchar esas palabras brotar de los labios del menor.
—te amo—susurró el mayor.
—mi mamá ya no está aquí para que te escuche.
Jaehyun salió de su trance, había sido solo un sueño, frente a él tenía a su hijo, sintió vergüenza de sí mismo más aun de sus palabras, porque ese "te amo" no era para su mujer.
—buenos días Jake.
—buenos días papá—le abrazó—¿Quieres mucho a mamá, verdad?
Respondió con un asentimiento y la cabeza agachada, como temiendo que el menor descubriese el engaño con solo verlo a los ojos.
—iré a desayunar, seguro mamá ya lo tiene listo ¿vendrás con nosotros? Ya casi ni desayunamos juntos.
—está bien, me lavo la cara y bajo ¿de acuerdo?
—de acuerdo—el menor de la casa bajó con una gran sonrisa, mientras su padre lo miraba alejarse, otra vez el dolor se instaló en su corazón. Recordó su sueño, parecía tan real, pero eso no podía ser, porque Jungwoo no lo amaba, solo lo deseaba, muchas veces se preguntó por qué era así, pero se quedó en lo mismo, sin respuesta.
Tal como había prometido a su hijo menor, bajó a desayunar con su familia, incluso con ese ser, que amaba y podía decir, odiaba a la vez, los dos sentimientos en igual intensidad, porque no podía estar sin el uno ni el otro.
Ya había cumplido tres semanas desde su firme decisión de alejarse por completo de su sobrino, pero era una dolorosa tortura, estar lejos de ese cuerpo, de ese calor, de esa sonrisa tan cínica y coqueta, de esas palabras que salían de sus labios, de cada cosa que amaba y odiaba de él. Se sentía tan tonto, tan grande de edad y con sentimientos de joven en su primer amor.
Para Jungwoo, no era la mismo, varias fueron las veces que lo buscó, porque era hombre de no darse por vencido, pero vaya que tenía suerte pues el mayor siempre escapaba de sus garras y por ultimo hizo lo que no pensó que hiciera, que lo rechazara.
¿Desde cuándo acá un hombre mayor lo rechazaba? siempre era buscado por estos no botado ni alejado, Jaehyun no tenía ningún derecho para lastimar su orgullo de esa manera. Lo haría rogar, pedir de rodillas que regresaran, que no importaba si era a escondidas, pero que lo hicieran, que le dijera que lo deseaba más que a nada de este mundo, que era bello y no podía estar sin él, sin besarlo y sentirlo por dentro.
El día pasó, como si nunca hubiese existido 24 horas porque parecía apenas 12, cuando Jungwoo se vio sobre la cama, recordando años atrás, donde comenzó todo, donde dejó su inocencia y niñez, aquel suceso que provocó que nunca mas fuese solo un niño y que formó a un adolescente y luego adulto, que solo le importaba llenar sus deseos carnales aprovechándose de la belleza que poseía..............................................................
—¿tú me quieres? —le preguntaba un muchacho de 19 años, mientras tenía sentado en su regazo a su primo de 6.
—sí, te quiero mucho Heejin—le abrazó el pequeño, quien no vio el rostro de maldad de la otra persona.
Para el pequeño Jungwoo su primo lo era todo, incluso más que sus padres, quien solo se la pasaban trabajando, en cambio era él quien se encargaba de hacerle las cosas, de tenerlo siempre limpio, de bañarlo, de hacer las tareas con él, de alimentarlo ¿cómo no lo iba a amar? Cuando creciera, quería ser como él, era su ejemplo a seguir.
—estas creciendo cada vez más Jungwoo, eres grande y hermoso como ningún otro.
—¿tú lo crees primo? —pestañeó con sus largas pestañas.
—sí, eres hermoso—el hombre le acarició pero no de manera inocente, tenía algo escondido en esa caricia, muy diferente de la que se daría a un niño, se volvía loco, cada vez que tocaba al menor unas ganas enormes se apoderaban de él, pero no podía asustarlo, si quería conseguir lo que quería, tenía que ir despacio y sutil.
—Tus palabras me hacen muy feliz hyung, porque mamá no me dice nada, solo "estoy ocupada no me molestes" —dijo con carita de pena.
—no hagas caso, tu mamá es bueno solo que...algo atareada, pero para eso estoy yo, para cuidarte y enseñarte.
—¿Enseñarme?.
—¿alguna vez has besado? —le preguntó a la vez que ponía una mano sobre su mejilla, mientras con el pulgar acariciaba la comisura de los labios ajenos..
El pequeño negó con la cabeza. Aunque había visto a algunos de sus compañeritos hacerlo en la hora de recreo, pero no le gustaba ninguna de las niñas, excepto la niña nueva.
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Y el pecado entró por esa puerta * Jaewoo (NC-21)/Dowoo-Dotae
Fiksi PenggemarJungwoo es un joven que tiene un marcado gusto por los hombres mayores que él, su madre al no saber que hacer con él por todos los problemas que causa, lo envía a vivir con la familia de su hermana mayor, una familia normal y muy unida ¿Qué sucede...