Peligro

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A penas podía moverme, pero tomé la mano de Andrew con fuerza.

Estabamos de pie en el medio de la carretera, debían ser las primeras horas de la madrugada, con el auto accidentado a nuestras espaldas y aquel hombre apuntandonos con una pistola. Ahora era él quien sostenía una pequeña linterna que nos iluminaba, por lo tanto no podíamos ver su rostro, ni distinguir su cuerpo con claridad. No sé cuanto tiempo pasó antes de que el hombre hablara, y ni Andrew ni yo nos atrevimos a pronunciar una silaba antes.

-Estropearon el auto imbeciles, ¿como esperan que vuelva a Londres ahora?-Por su tono de voz se notaba que estaba realmente muy molesto.-¿No esperarán que me quede toda la maldita noche en esta maldita carretera con este frío de mierda?

-Quisiéramos saber quién es usted y qué quiere de nosotros.-Dijo Andrew.

-Eso no te importa niño.

Hizo una pausa y volvió a hablar.

-No los puedo dejar ir. Llamarían a la policía.-Balbuceó para sí mismo.

Luego nos miró y nos dijo:

-Quiero sus celulares. Adelante, ¿¡qué esperan!? ¡Denme sus malditos celulares mocosos!

Andrew y yo hicimos lo que nos dijo, no teníamos más opción.

Mis rodillas temblaban, a penas podía estar en pie.

El hombre giró la linterna hacia mí y soltó una pequeña risa, como muchos dirían, maliciosa.

-Pero miren qué tenemos aquí. Que me lleve el diablo si no es un bomboncito.

Me examinó con la luz de la pequeña linterna y dió un paso hacia mí.

El terror corría por mis venas.

-No se le acerque.-Dijo Andrew poniéndose frente a mi.

El hombre vaciló y volvió a soltar una risa amarga.

-El niño idiota que quiere defender a la chica. Te diré algo, el que hace ese papel siempre termina muerto. Ahora quítate, ha pasado un buen tiempo desde la última vez que probé una buena puta.-Dijo.

Andrew tenía miedo, lo podía sentir. Por mi parte yo estaba helada, probablemente pálida como un fantasma, cada latido de mi corazón era profundo y veloz, estaba completamente aterrorizada. Por ambos.

Sin embargo, Andrew no se movió. El hombre al ver su reacción puso el cañón de la pistola justo en la frente de él.

No podía respirar, yo estaba entrando en pánico y no podía hacer nada.

-Última oportunidad niño. Lárgate.

Andrew tomó aire e intentó apartar la pistola de su frente con un movimiento veloz de su brazo, pero el hombre redireccionó el cañón y presionó el gatillo.

No me dió tiempo de gritar, sólo se me paralizó el corazón totalmente y pensé que me iba a morir. Pero pronto mi corazón volvió a palpitar porque no se escuchó ninguna detonación. Sólo un pequeño ruido que indicaba el vacío: el arma no tenía más municiones. No había podido dispararle a Andrew.

Ahora el arma le era inútil al hombre, pero aunque no tuviera con qué amenazarnos, no se veía menos intimidante que antes.

Al darnos cuenta de la situación, los tres suspendimos cualquier movimiento por unos segundos, nosotros miramos al hombre y éste nos miraba de vuelta. Fué sólo cuestión de unos dos segundos para que el desconocido se abalanzara sobre Andrew con un puño. Él hizo todo lo que pudo por defenderse, sin embargo el hombre misterioso era obviamente más fuerte.

No podía hacer nada. Aquel hombre estaba prácticamente destrozando a Andrew y no podía hacer nada. Era la situación más frustrante que hubiese podido vivir jamás.

Miré cuidadosamente a mi alrededor hasta que pude notar algo cerca de mí, era una figura que tenía algún tipo de brillo. No se veía mucho, pero pude notar más o menos la forma de ésto. Corrí hacia el objeto y lo tomé con una mano. Era lo que creía: una botella de vidrio.

La tomé firmemente y con todas las fuerzas que tenía golpeé la cabeza del hombre, haciendo que el vidrio se quebrara.

Este permaneció en pie por unos instantes y luego cayó noqueado al suelo.

-Andrew, Andrew, ¿estás bien? Andrew, responde.

Éste empezó a toser.

Coloqué mi mano en su frente y sentí un líquido tibio. Había mojado la palma de mi mano con sangre.

-Amor, hay que irnos de aquí antes de que el desgraciado despierte.-Le dije a Andrew.

Él asintió.

Su pierna también estaba sangrando.

Andrew logró levantarse con mi ayuda, puse su brazo sobre mi hombro, y caminamos hasta la camioneta accidentada.

Se estaba empezando a extender la luz matutina, por lo tanto se podía distinguir la camioneta estrellada contra un árbol y una serie de objetos en el piso a un metro y medio de ésta, sabía que se trataba de la pequeña linterna, el arma descargada y nuestros teléfonos celulares.

Ayudé a Andrew a entrar al auto, abrí la puerta y él se supo acomodar en el asiento trasero. Sólo entonces, debido a la claridad creciente, pude ver qué tan herido estaba él. Tenía un pequeño fragmento de vidrio enterrado a un lado de la frente (y quien sabe cuantos otros en otras partes del cuerpo), entre ésta y el inicio del cabello, el rostro hinchado por los golpes y le estaba sangrando la nariz.

-Espera aquí, ya vuelvo.-Le dije.

Salí del auto y tomé los celulares. No sabía qué hacer con la linterna y el arma, por lo tanto las tiré hacia el pasto, al hombre lo aparté del camino asfaltado con mucho esfuerzo y revisé sus signos vitales, seguía con vida. Volví a subir al auto con el corazón palpitante y con las esperanzas de que el auto encendiera giré las llaves.

No prendía, el auto no terminaba de encenderse. Estaba perdiendo la paciencia y todavía tenía las manos heladas. Estaba temblando, entraría en pánico si la camioneta hubiese dejado de funcionar completamente. Pero en mi enésimo intento de desesperación, encendió y arranqué para irme lejos de ese lugar.

Tomé mi celular para llamar a emergencias, pero estaba descargado. Tomé el de Andrew y no tenía señal.

-¡Maldita sea!-Exclamé.

Ni siquiera podía ver muy bien por donde iba, porque el vidrio estaba fragmentado casi completamente. Paré el auto y me subí al techo en busca señal.

-Emergencias.-Hoy decir la voz de una mujer a penas marqué el número.

-Uh, buenos días-"No puedo creer que en una situación como esta llames a emergencias y lo primero que digas sea 'buenos días'" me dije a mi misma-Un hombre nos atacó a mi novio y a mi en medio de la carretera en las afueras de Londres, creo que quería secuestrarnos para que lo lleváramos hasta la ciudad pero estrellamos el auto. El hombre está inconsciente, le partí una botella de vidrio en la cabeza porque estaba golpeando a mi novio, el cual está bastante herido. Estoy en... ahm...

-Mantenga la calma señorita, podemos localizarla, ya enviamos una patrulla para allá, no se preocupes y espere a que lleguen.

-Está bien, muchas gracias.

Volví a entrar al auto.

Conduje unos metros más, para asegurarme de que aquel hombre no se volviera a acercar, pero a un cierto punto tuve que parar y ahorillarme, porque el vidrio roto no dejaba ver con claridad el camino.

Volteé a ver a Andrew, pero se había quedado dormido, o por lo menos tenía los ojos cerrados y estaba en silencio.

Pasé un buen rato viéndolo, no sabía si debía hablarle o no, pues no estaba despierto.

Me sentía cansada, pesada y muy confundida.

Estaba surgiendo el alba cuando oí las sirenas de la policía aproximándose.

It's a good morning Mr. GarfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora