It's a good morning Mr. Garfield

Andrew P. D. V.

Abrí los ojos lentamente. Miré un poco a mi alrededor y lo primero que se me vino a la mente fue:

Bueno... Esta no es mi habitación.

Intenté levantarme para comprobarlo, pero el movimiento fue demasiado violento y de un tirón me dolieron todos los músculos de la espalda.

-Quédese tranquilo, señor Garfield, al menos que quiera pasar un par de días más en este cuarto.-Dijo una voz femenina, de alguna mujer que definitivamente no había visto.

Cuando volteé en dirección de la voz, reconocí a una mujer bastante robusta, de unos 40 aproximadamente, piel color café con leche y con el cabello recogido de forma graciosa, vestida de blanco.

Dejé caer pesadamente mi cabeza sobre la almohada y solté un suspiro en forma de queja. Ya recordaba todo y reconocía ese lugar como la habitación de una clínica, en la que estaría hospitalizado hasta esa tarde.

-Bett, creo que moriría más rápido quedándome dos días más, así que no gracias.-Le respondí a la enfermera.

-Se dice buenos días, chiquillo.-Dijo ella.

-Tú tampoco me diste los buenos días, Bett, no soy el único que falla.-Contesté sonriendo.

-¡Te estabas por romper la columna vertebral levantándote de esa manera, Santo Cielo!-Exclamó ella.

-Excusas, excusas.-Repliqué yo.

Bett rió.

-Buenos días-Balbuceé para mí mismo, repitiendo esas dos palabras en mi mente-Además...¿qué tienen de buenos?-Agregué después de pensarlo un poco.

La enfermera se volteó a mirarme.

-¿Qué quieres decir?

-Vamos, no quiero sonar grosero, pero tuve un accidente de auto por culpa de un hombre que escapó de la cárcel y quiso secuestrarnos a mi novia y a mi, antes de que me golpeara hasta que me quedara el rostro hinchado, la madre de Isabel está desaparecida porque tuvo que escapar de su novio alcohólico y yo tengo que seguir en este hospital hasta las cuatro de la tarde. Ni siquiera para decir que hay un gran clima allá afuera.-Dije indicando el cielo gris que se veía por la ventana.-Y ¿dices que es un buen día?

Debo admitir que esperaba alguna expresión, o gesto de compasión por parte de la enfermera, incluso hubiese esperado lástima; pero Bett me sorprendió negando con la cabeza.

-No lo veo de la misma manera. Si me permite, quisiera decirle lo que pienso: veo a un chico que se salvó de un secuestro o algo peor, que por suerte no está gravemente herido, que fue golpeado en el intento de defender algo que ahora mismo está a salvo, ya sea su vida o ya sea la linda chica preocupada por usted, esperando afuera de esa puerta. Trabajo en este hospital desde hace quince años y he visto muchas personas en condiciones realmente terribles, me he encariñado con muchos destinados a morir y he sido yo a tomarles el pulso cuando no despertaban por la mañana, he visto muchas cosas en este sitio, muchas situaciones muy dramáticas y aún así habían pacientes que permanecían positivos a pesar de todo. No quiero decirle que sus problemas no tienen importancia, es más, quiero decirle que tienen muchísima importancia, porque éstos son los que construyen a una persona, pero no es necesario auto-compadecernos y sentir lástima por nosotros mismos, eso sólo empeora la situación. Además, lo que dice sobre el clima no es totalmente cierto, pues si estuviera soleado todo el tiempo, todas las flores terminarían secándose.-Hizo una pequeña pausa mientras servía el desayuno en una bandeja. Y luego agregó en su fuerte acento inglés:-Es una buena mañana, Sr. Garfield.