Héroe

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Toda la semana, en el colegio, veía como al pasar por los corredores, sin hacer nada más que caminar, mucha gente me miraba, sin molestarse siquiera en disimular. No todos, pero muchos lo hacían. Recibía miradas de las chicas que menos soportaba, de otras que a penas sabía su nombre y hasta de algunas desconocidas. A veces murmuraban cosas, probablemente pensando que no me daba cuenta.

Me miraban de forma despreciable, o eran miradas llenas de envidia, miradas miserables pero que en el fondo, quisieran estar en tu lugar. Pff, si yo fuera alguien más, probablemente no desearía estar en mi lugar.

No me sorprendió en lo absoluto, sabía por qué tenían tanta atención sobre mí.La respuesta se resumía en una sola palabra: Kristie.

Se decían muchas cosas de mí, pero pocas eran verdaderas. Había oído algunas y me imaginaba otras. Varias de esas habían llegado hasta mí, como era de esperarse. Pero creo que lo peor de todo era el hecho de que los rumores nunca llegan puros a su destino. Esa es la característica principal de un chisme: cada vez que se cuenta, se le añade o se le cambia algo a la verdadera historia. Como si cada persona le diera su toque a ese cuento. Así que las últimas personas en enterarse, no deberían tener una muy buena impresión de mí.

Kristie había regado muchas voces sobre Andrew y yo después de la charla que tuvimos unos días atrás, probablemente le habían dolido mis palabras o quizás solo se divertía haciendo quedar mal a las personas que ella consideraba "inferiores" de una u otra forma. Incluso oí de una versión en la que incluían a Chris en triangulo amoroso junto a mí y esa era la explicación de por qué pasaba tanto tiempo junto a él. No muchos captan la definición de amistad entre sexos opuestos sin agregar algún componente romántico o sexual.

El martes encontré una nota en mi casillero que decía: Perra.

No decía más nada, sólo eso. Es decir, ¿quién es tan estúpido para tomarse el tiempo de escribir en un pedazo de papel "perra" y ponerlo en el casillero de alguien más? Siquiera hubiese escrito "Púdrete en el infierno, maldita perra, te odio." , hubiese sido más significativo, diría yo. Pero ¿sólo esa pobre palabra? ¿Es en serio?

No me importaba nada de eso. Trataba de ignorar las miradas, los comentarios, las personas. Seguía como si nada pasara porque no quería que las cosas empeoraran. Es decir, en ésta etapa de la vida las personas se ponen muy hormonales, cuéntales lo que quieras y todo lo van a vincular con sexo. Es lo único que saben. Nada más. Y las chicas hablan de amor y de respeto, pero terminan dejándose coger en el auto de cualquier idiota. Patético.

Pero mi caso era diferente, sentía que lo que había entre Andrew y yo no era solo un efecto secundario de la necesidad sexual, sino quizás... había algo de amor. No porque lo amara, creo que sería muy pronto para hacerlo. Pero era algo diferente a cualquier relación que había tenido anteriormente, era diferente a cualquier otra cosa.

No me preocupaba por los rumores y seguía mi vida normal, hablando con Juliet acerca de muchas cosas, como de como Hayden la seguía ignorando o de cuales considerábamos los mejores lugares del mundo, a pesar de que no habíamos viajado tanto ni sabíamos tanto como lo pretendíamos al hablar.  Hablábamos, o mejor dicho, discutíamos sobre música, ya que nuestros gustos musicales eran opuestos. Seguíamos como si nada pasara, ella, Chris y yo. Pero la verdad, todos sabíamos que sí pasaba algo.

Todo empeoró el viernes de la segunda semana, cuando parecía que todo el mundo ya había olvidado todo. Andrew me había invitado a un ensayo para una obra de teatro y dijo que me buscaría  directamente en el instituto. Le había dicho que no era una buena idea, que yo llegaría sola hasta allá, pero él había insistido y al final accedí con la condición de que me esperara dentro del auto.

It's a good morning Mr. GarfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora