Cap. 17

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Los meses pasaron, el año terminó... La situación institucional de Lilian había acabado con un alto rendimiento académico, y sin proponérselo ya del todo, acabó obteniendo el 2do lugar en la materia de Marinho, si bien era una excelente oportunidad, ahora tendría que seguir viéndola 2 veces por semana durante la mañana, en compañía de Francisco, el número uno. El dinero y la experiencia serían sumamente beneficiosos para su futuro, pero sinceramente su trabajo con Love estaba cubriendo todas sus necesidades financieras, e incluso un poco se podría decir románticas también, aunque de una forma más retorcida de lo que se consideraría convencional. Así es, le había tomado cariño a su sumisa, debía pasar varias horas del día pendiente de ella, y aunque al principio había sido algo forzado, su actitud servicial y complaciente, su entrega desmedida, su ferviente devoción, habían hecho que la rubia, más allá de su personaje, sienta el afecto que se le tiene a una mascota. Si bien no era el amor más profundo del mundo, al menos tenía a alguien que sinceramente esperaba por ella todos los días, sin condiciones, sin reservas, alguien que la necesitaba y jamás le lanzaba reproches, cada una de sus palabras o pequeños actos de ternura eran celebrados como un regalo divino.

Con la llegada del verano y las vacaciones, pudo dedicarle aún más tiempo a su amor virtual, los mensajes y videollamadas se habían intensificado haciéndose más frecuentes, incluso le había mandado varios regalos a un correo, donde ella debía pasar a recogerlos, Lilian siempre dejaba la especificación de que era para una tal "LOVE" y que no traería DNI, simplemente si alguien se presentaba con ese nombre se lo podría llevar. Al principio a los empleados les pareció extraño cambiar sus protocolos de entrega, con el paso del tiempo se fueron acostumbrando. Los regalos iban desde cremas cicatrizantes, perfumes, ropa interior, un almohadón para abrazar, chocolates, cosas que le recuerden a su Ama; a otros como juguetes que se controlaban por el celular de su Domina, o lencería que debía usar en sus encuentros. Al principio cuando supo que vivían en la misma ciudad se asustó un poco, y a la vez se emocionó, en ella chocaban sentimientos opuestos con la posibilidad de conocerla... Y si como le dijo Denise, ¿era una loca? ¿Qué sabía ella en realidad de Love, de sus gustos y aficiones fuera del campo sexual? Conocía cada uno de sus fetiches de memoria, pero ni siquiera lograba reconocer sus gestos tras la máscara. ¿Y si no le gustaba su rostro? No, definitivamente debía dejar de soñar con aquella mujer de esa forma, incluso comenzando las prácticas con Kara el dinero le vendría bien, y tener a su sumisa cerca le ayudaría a no perder la cabeza por la morocha nuevamente.

Y así fue como las clases volvieron, sus horarios eran mucho más pesados y extensos que los del año anterior, pero principalmente por la tarde, debían comenzar a aplicar todos los conocimientos absorbidos anteriormente, para terminar de asimilarlos por completo. El martes a las 7am los estudiantes de 2do año que debían realizar prácticas, se dirigieron cada cual a la institución que les correspondía, la Profesora Asesora Minerva, se había encargado de hacerle llegar particularmente a cada uno la dirección del establecimiento.

El consultorio particular de Kara estaba apenas a 10 cuadras de su casa, debía concurrir allí los martes y jueves por 6hs durante todo el año. Al llegar, el lugar parecía pequeño y austero por fuera, ni bien se traspasaba la puerta uno se topaba con un mostrador y un par de sillones negros aparentemente cómodos. En las paredes colgaban algunos cuadros, seguramente réplicas, de un lado las pinturas eran firmados por un tal "El Bosco" y las de otra pared "Xul Solar". Dos estilos completamente diferentes, uno más realista y algo tortuoso, mientras que el otro parecía pinturas de un niño con demasaiaaaaada imaginación. También había unas plantas altas en sus respectivas masetas, Lilian era incapaz de identificar su especie, nunca le habían interesado, apenas podía responsabilizarse por ella y su madre, como para mantener a otro ser más con vida. También podían distinguirse 2 puertas blancas, una decretaba mediante un cartel ser el baño, y la otra debía ser el consultorio... Sentado en uno de los sillones estaba Francisco quien se encontraba perdido en uno de los cuadros al punto de ni notar su presencia. Inmediatamente Kara salió del consultorio, les dio los buenos días a ambos extendiendo su mano y felicitándolos por ganarse el puesto, y comenzó a explicarles en lo que consistiría aquella pasantía

Amor y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora