Cap. 20

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Elena Rivero Dimou poderosa lesbiana empresaria, proveniente de una familia de alta clase, poseedora de un valioso cargo en el mundo del marketing, considerada una líder esencial por la compañía, famosa por jamás doblegarse ante el imperio machista, bella, esbelta, adinerada, simpática, pareja de la famosa Protesista Dental Kara Isabel Marinho; tiene el mundo arrodillado a sus pies y cualquier cosa que el dinero pueda comprar. Pero la imagen de adorada perfección que absorbe el exterior y adoptan los medios, no es más que una superflua cáscara que recubre su verdad, su esencia, Love. Había tomado aquel nombre de una película, con una protagonista que tendía a obsesionarse con sus parejas, si bien su carácter no era del tipo, anhelaba encontrar con quien perder el control, y su actual novia no era el caso. Si bien Kara era una muchacha agradable, perfecta para las reuniones sociales, y con quien se esperaba que alguien como ella se empareje, no podía compartir lo más íntimo que una relación necesitaba. Habían tenido sexo un par de veces, pocas para la cantidad de tiempo que llevaban en pareja, y siempre parecía algo forzado, como que debía pasar por el mandato social que lo impone, y si bien cumplía, no se sentía un acto animal, Elena quería ser dominada salvajemente por sus pasiones, entregarse y ser conducida al éxtasis más sublime de perder el control de su mente, sus acciones, su cuerpo. Acostumbrada a dar órdenes y obtener todo lo que decretaba como ley, ansiaba al menos relajarse en la cama y que alguien tome las riendas, la humillación, la denigración, la exposición, la tortura, le recordaban que era un ser humano como el resto, le brindaban humildad, la hacían mejor persona, y buscaba quien amorosamente comparta esa experiencia con ella. Kara era tan correcta, incluso en la cama, hacía lo que debía hacerse, era suave, muy vainilla para su gusto, y nunca se atrevió a pedirle lo que necesitaba, para eso había entrenado a Ada, quien de forma tan rápida y natural adoptó el rol, encajando a la perfección en el perfil de Dominatrix que necesitaba. Con ella se sintió plena, libre, e incluso más amada que con su novia, pues su Domina todo el tiempo estaba atenta, mandándole mensajes, regalos, cuidándola aunque sea a la distancia, y ella quería devolverle eso de alguna forma. Sólo conocía el camino del dinero y con eso la había tenido relativamente amarrada, pero cuando descubrió su rostro, todo se rompió. Sabía que estéticamente podía considerarse bonita, cuidaba mucho su cuerpo con tratamientos de belleza, y su maquillaje siempre era impecable, no podía venir por ese lado su "desagrado", en el último mensaje le dijo que conocía a alguien cercano a ella... debía ponerse de inmediato en la tarea de averiguar quién, y así volver a encontrar a Ada que parecía tragada por la mismísima tierra. La primera y más importante de las pistas no tardó en presentarse, se la dio su futura exnovia, cuando se encontraron el primer fin de semana, luego de lo ocurrido con su Ama.

Elena abrió la puerta para recibir a su pareja, la quiso saludar con un beso que impactó de lleno en su mejilla, cuando la destinataria giró bruscamente el rostro, ya había rechazado su oferta de salir a comer cuando la llamó por teléfono, le había dicho que mejor se quedaban en su casa, que quería hablar... Esas palabras pocas veces traían buenas noticias, y sumado a aquel frio acto que acababa de suceder, le revelaban que probablemente todo su mundo oculto esté a punto de derrumbarse. La morocha pasó y se sentó en el sillón, estaba seria, su mirada esquiva y sus movimientos rígidos. La anfitriona tratando de relajar y sin preguntar, destapó un Cabernet Sauvignon, un vino de sabor fuerte y amaderado, un electroshok a las papilas gustativas, para que ayude con la tensión del momento. Sentándose junto a la morocha le ofreció una copa que se vacío en un santiamén en sus carnosos labios

Elena: -estaba rico? ¿Llegaste a saborearlo al menos? Es de una buena cosecha

Kara solo estira la mano con la copa para que se la recarguen, sigue bebiendo en silencio mientras la empresaria la mira algo curiosa

Elena: -bueno, la idea era que nos quedamos en casa para hablar y no me decís ni una palabra...
Kara: (mirando la copa) -supongo que estoy buscando algo de coraje
Elena: -cariño podes decirme lo que quieras, soy una persona algo difícil de asustar
Kara: -no sé si hay una forma ideal de hacer esto, y no sé si hay una situación que haga más fácil el decirlo- (ahora entendía por qué Lilian dio tantas vueltas)
Elena: -estas intentando dejarme?
Kara: -supongo que sí...- (haciendo una pausa dramática, cayendo en cuenta ella misma de lo que estaba pasando) -me enteré que desde hace rato me engañas... y no sé si hay algún justificativo que logre que te perdone o que pueda seguir de la forma que veníamos
Elena: (toma un sorbo de su copa, suspira y la deja sobre la mesa) -tenés razón, yo tampoco me siento plena, y confieso que sí, estuve manteniendo una especie de relación virtual con alguien más...

Amor y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora