Cap. 22

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La rueda de la vida nunca para de girar, y así como a veces se está en el fondo otras veces se amanece en la cima, y Lilian no quería bajar de allí. Su madre estaba relativamente estable, decaída, pero constantemente en cama sin molestar demasiado, y su tiempo con Kara iba en aumento, aunque no pasaba nada, los sentimientos en las dos crecían y se agolpaban, derramándose de forma incontenible en alguna caricia furtiva, un abrazo escondido, y la necesidad mutua de buscarse todo el tiempo para compartir sus ratos libres. Sus charlas siempre rondaban en las cosas que soñaban hacer juntas cuando al fin sean libres de la opresión moralista que rondaba la posición laboral de La Profesora, ir al cine, a comer, a bailar, o algo tan simple como ir de compras, tomar un helado... debían ocultarse de la mirada pública y esto siempre las llevaba a encerrarse en la casa de Kara o la oficina.

Una mañana en el laboratorio, mientras hacían una prótesis, nació una propuesta de la voz de la morocha que dejo boquiabierta a la cuidadosa alumna, que siempre buscaba ser la más correcta.

Kara: -Lili tengo que hacer un viaje por trabajo a otra ciudad, es un caso probono y el paciente no puede venir hasta acá, y... quisiera que vengas conmigo, saldríamos el viernes a primera hora en avión, tenemos el fin de semana para idear un plan de acción y el lunes lo llevaríamos a cabo en el consultorio de un colega, podemos justificarlo de alguna forma en la universidad si hace falta, tal vez invitarlo a Francisco también...
Lilian: -si quiero ir! Pero solas... no hace falta que lo justifiquemos, vengo bien con todo y después podés ayudarme con lo que me atrase...
Kara: -y tu madre?
Lilian: -contratare la enfermera que suele ayudarme de vez en cuando
Kara: -perfecto, ahora reservo tu pasaje entonces...

La situación era ideal, allí podrían salir sin tener tanto cuidado, Kara la llevaría como colega, no como alumna, y en esa ciudad nadie la conocía, si bien no podían tener muestras públicas de afecto, al menos compartirían cosas juntas.

El viaje en avión fue emocionante para Lilian, era la primera vez que se subía a uno y las cosquillas en el estómago del despegue y aterrizaje le daban una sensación agradable, la vista de las ciudades y los campos la hacían sentirse un satélite en el espacio. Cuando llegaron un auto las esperaba, era el colega de Kara que las llevaba directo al consultorio, con bolsos y todo, a conocer al paciente. No había tiempo que perder, los días eran poco y debían poner sus cabecitas a funcionar rápidamente. El Dr. Cadwell quien conducía el vehículo, no paraba de observarla por el espejo retrovisor en cada oportunidad que tenía, evidentemente no esperaba su presencia allí, de todas formas, siempre la trató de manera muy cordial.

El paciente era un hombre mayor que vivía en la calle, un policía lo había encontrado y el caballero ya no podía ni hablar del terrible dolor. Lo llevaron al hospital donde Cadwell hacía algunas horas de servicio comunitario, descubriéndole allí, una terrible infección a un punto casi mortal; para salvarlo tuvo que remover absolutamente todas sus piezas dentales, y era el trabajo de Kara y Lilian, idear una prótesis que encaje en aquellas encías malogradas y reducidas. Apenas lo vio, la famosa Protesista obtuvo la solución en su cabeza, no era tan complicado, pero a nadie le interesaba atender a un hombre de inexistentes recursos. Lo bueno de todo era, que tendría mucho tiempo libre el fin de semana para aprovechar con la rubia, después de todo ese era su plan original, si bien le serviría para aprender algo, todo lo que Kara quería, era poder pasar un tiempo más íntimo, no tan precavido, en una ciudad alejada, con la mujer más hermosa de su mundo.

Cuando el hombre se retiró, el Odontólogo las llevó al Hotel donde se alojarían.

Cadwell: (rascando su cabeza) -señoritas, yo había reservado una habitación simple con cama de una plaza pensando que Kara vendría sola
Recepcionista: -espero que sepan disculpar, pero no tenemos más habitaciones, estamos en temporada de festival, podemos referirlas a un hotel que se encuentra en la otra punta de la ciudad, es el único que aún tiene una habitación disponible.
Kara: -no quisiera que estemos tan alejadas
Cadwell: -si gustan en mi hogar hay lugar para una de ustedes
Lilian: -preferiría que nos arreglemos con la habitación de aquí Doctora Marinho, si no le incomoda
Kara: -sí, yo también preferiría que no estemos desplazándonos todo el tiempo para trabajar en una ciudad desconocida, y tampoco quiero incomodarte Jhon, nos bastará con esto, no se preocupen
Cadwell: -no sería molestia, pero como gusten, estoy a su disposición para lo que necesiten
Lilian: -gracias doctor

Amor y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora