once. segunda parte.

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«Izuku»

-¿Seguro que estarás bien?

-Mhjm -asiento, envolviendo la colcha a mi alrededor-. Sí, siento que ya es lo último, bebé. Ve a armar tu nido, siempre te llega como a los cinco minutos después de mí.

Denki sonríe entonces, lleno de amor, asintiendo. -Okay, te dejo para que sigas durmiendo porque mi varón ya está aquí para ayudarme. 

Se para entonces para irse, pero no sin antes dejar un besito en mi frente. Abandona la habitación, cerrando la puerta detrás.

Suspiro, sintiendo mi cuerpo notoriamente más relajado. Estoy cansado, hasta el culo, sí, pero.., sé que ya pasó todo.

O eso espero.

Suelto un gran suspiro, poniéndome cómodo en mi camita. Es justo esto lo que me hace ver mi teléfono allí en mi mesita de noche, así que, sabiendo que ya pasó mi tortura, le tomo.

Enciendo el aparato, viendo de inmediato todos los mensajes llegando. Hay un par sobre compañeros de clase, mi manada, y uno que otro culillo insistente en querer coger otra vez.

Sin embargo, ninguno de ellos es por el cual he tomado el teléfono, si no por aquel terco cabezón que ha sido literalmente mi pensamiento de cada una de las veces que me jalé la pija para quitarme un poco de dolor estos últimos tres días.

Sé que si se lo pido, una sola vez, casi con una sola palabra, él estaría aquí para mí. Sin embargo.., decidí pasar este celo solo.

Y no fue por ninguna otra razón más que el tratar de seguir mi propia independencia. Saber que aún no clamo por él, que aún puedo ocuparme de mí mismo, que puedo pasar por los más fuertes y duros días de los años solo, sin necesitarlo físicamente aquí ocupándose de mi cuerpo.

Quería estar seguro que aún no me atengo completamente a él.

Porque la verdad es que ha sido tan dura esta última semana sin tenerlo como puta lombriz a cada segundo estando tan atento, tan coqueto, tan cariñoso..,

Ay, Bakugo, me caes tan, pero tan mal.

Pero bueno, qué le hago a mi corazón ridículo. En su lugar solo leo los mensajes, riéndome por cada uno de los seis mil que envió.

Y que justo de esos mil, cuatro de ellos acaban de llegar hace solo diez minutos.

Lo traigo todo loquito, que bonito.

Sonrío como idiota, suspirando totalmente en la pendeja por pensar en él.

Y como si tuviese otra mente controlando mi propio cuerpo, me quito las sábanas de encima, parándome de la cama, caminando sin otra cosa más por pensar a esa camiseta que guardé hace exactamente una semana atrás.

Fue la que me embarré del aroma de su almohada, cuando nos besamos por primera vez. Literalmente en cuanto llegué a casa, me la quite y la guardé para que sus feromonas se quedaran aquí y que Kaminari no la lavara nomás por culero.

Llevo la prenda conmigo, sentándome de nuevo, acercando la tela a mi nariz e inhalando, sintiendo cada una de las feromonas entrar a mi cuerpo, calmándome, incluso relajándome.

Sonrío y la tengo conmigo mientras me acuesto, abrazando la tela, dejándome llevar a un sueño muy bien merecido.

* * *

El estómago me duele.

No, no me duele. Me arde.

No puede ser...

Women's World. |BKDK OMEGAVERSE| [ESP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora