doce.

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«Izuku»

-Mmh..,

Ay Dios Santo.

Ay Dios Santo, me duele todo...

No siento el puto culo, la espalda, ni siquiera mi pija.

Mmh..,

Bueno tal vez si alguien me hiciera piojito me sienta mej.., or.

-¿Bakugo?

Busco con mi mano en el otro lado de la cama, pero está.., vacío...

No sé si es mi puta maricada aún presente por el celo, pero.., mi pecho está doliendo tan feo..,

¿Por qué no está aquí?

¿Se fue ya?

-¿Bakugo? -intento llamando, un poco más alto.

¿Por qué..?

¿Por qué no hay nadie..?

Mi corazón sube de ritmo, mis manos comienzan a temblar, incluso siento mi cuerpo comenzar a sudar...

¿Por qué se fue..?

Respiro para controlar las lágrimas formándose detrás de mis ojos, mordiendo mi labio para que deje de temblar, obligando a mi corazón a dejar de doler..,

Él no tiene que estar aquí de todos modos, ¿no?

Yo.., yo igual le dije que pasaría mi celo solo, así que.., venir e irse cuando no lo necesitaba más fue lo mejor que pudo hacer..,

Yo.., supongo que está.., bien.., ¿no?

Tomo una respiración, me siento en el borde de la cama, intentando liberar un poco de esta ansiedad que tengo en el cuerpo formándose solo por el simple hecho de que no pasó algo de la manera que deseaba que pasara.

Es todo, yo solo quería que estuviera tan pronto despertara, pero no pasa nada si él tenía cosas que hacer o..,

¿Una nota?

Frunzo el ceño, viendo para mi mesita de noche.

Tomo el post-it, viendo allí tinta también.

Y como total imbécil, sonrío como pendejo.

Hey Deku, si te levantas, relaja tu culo, fui en putiza por algo que cociné y quería que probaras. Tal vez ya llegué, tal vez estoy calentándolo en tu cocinilla, tal vez estoy caminando para tu cuarto, no sé a qué puta hora se levante tu culo.

No me tardo nada, si llego antes de que te levantes solo tiraré esta mamada.

Atte: K-a-c-c-h-a-n.

Suelto una total risotada, negando con la cabeza, llevando la notita a mi pecho mientras sigo sonriendo como imbécil.

Me paro de la cama y corro de inmediato fuera, buscándole y al no encontrarle pero sí oliendo tremendo manjar, correr para la cocinilla.

Ay Dios, se me están mojando las nalgas.

Bakugo está allí, en una cocina tan chiquita en comparación con su tamaño, sin camisa, sirviendo ya en dos platos o, al menos, haciéndolo hasta que huele algo y se gira para corroborar que no soy comida, pero igual si quiere me puede comer cuando quiera.

-Ea, hasta que te paraste de babear la cama, ¿cómo dormiste? Ven acá, siéntate.

Sonrío todavía más grande, mordiendo mi labio y caminando para con él, sentándome en la pequeña barra, mirándole terminar todo, vigilando cada uno de sus movimientos, sus músculos moviéndose, la sabrosura de su piel llena de marcas y cicatrices de las seguras putizas que se ha metido por pendejo.

Women's World. |BKDK OMEGAVERSE| [ESP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora