Capítulo 20

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Aquel auto negro sin placas y vidrios oscuros era la representación de todos  mis miedos en estos últimos días. La certeza que había alguien al acecho y que pudo hacerme daño en cualquier momento.

Todo sucedió cuando acudía al control del mes, pero en vista de lo que sucedía el taxista decidió evadirlos. Pasamos por el hospital y le dije que me dejara allí.

—¿No ha ido a control? —Juno, el escolta de mi jefe mira al chófer —regresa en la próxima.

—Perdí la cita...

—Cuenta con un excelente motivo para no llegar a tiempo.

Ni siquiera me ha preguntado dónde o con que doctor es, parecen saberlo si me dejo guiar por el rumbo que llevan. Juno no deja de ver los espejos laterales, lo que hace que mi estrés vuelva y tomo mis manos con fuerza.

—No hay nadie —responde el chófer —desde que salimos.

—¿Pudo ver quien conducía?

—A nadie y no fue por falta de esfuerzo.

Era imposible ver quien estaba detrás del volante. Los vidrios oscuros lo impedían. Jugaba con nosotros, se acercaba peligrosamente al taxi y cuando creíamos que iba a chocarnos, retrocedía. Eso y el mal uso de las luces intermitentes nos hizo manejar un estrés enorme. Fueron precisamente ese mal uso de las luces lo que alertó al taxista.

Le dio el paso, pero siguió detrás de nosotros al acecho. Un juego al gato y al ratón bastante tenebroso. Sentí miedo y miles de cosas pasaron por mi cabeza, la gran mayoría con mucha sangre.

—Conservo la esperanza que fuera un conductor aburrido con la oportunidad de jugar una broma y lo hizo.

—Es poco probable —me dice Juno viéndome a los ojos y sonríe al verme bajar la mirada.

—No supe que otra cosa hacer. Pasé por allí y decidí bajarme...

—Hizo lo correcto—me calma apoyando una mano sobre la mía —Yo estaba en la entrada debió decirme y  lo hubiera seguido. Sabríamos un poco más.

No se me ocurrió, tampoco tengo la confianza con él para darle problemas. Con mi jefe era otra historia, él se había brindado a ayudarme en muchas ocasiones.

—No trabajas para mí y creí estabas ocupado...

—No necesito trabajar para usted para tenderle una mano —me interrumpe y el chofer sonríe afirmando —si alguna vez se siente en igual situación... busque a cualquiera de nosotros—aconseja —¿Algo que recuerde del auto? —Pregunta —¿Pegatina, aviso, distintivo?

—Era un auto deportivo negro...

—¿Modelo? —sigue y alzo la mirada hacia él.

Fue el chofer quien dijo algo sobre el modelo del auto, yo no era la más experta en ese tema. Lo hizo al darse cuenta de que nos acosaba.

"No sienta miedo, le aseguro ese pillo no le hará nada, solo busca intimidarnos. No es la primera vez que me siento intimidado por alguien. En las calles uno se acostumbra a todo tipo de situaciones; aunque, es poco común que un Bugatti Veyron lo haga. Esos suelen ignorarnos."

—Era un Bugatti Veyron, —manifiesto y Juno se sorprende.

—¿Segura?

—Eso aseguró el chófer.

El dio los detalles del auto, incluso estuvo especulando en precios, otros modelos mejores y no se cuantos caballos de fuerza. Yo solo miraba en las calles en búsqueda de alguien conocido para pedirle que me bajaba. Hasta del taxista tenía miedo, ese hombre dio muchas vueltas intentando sacarse de encima al vehículo.

¡Jefe! ¿Yo qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora