Capítulo 4

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Emma era mi hermana menor, hace algunos años había sufrido un accidente, producto de ello hubo que amputar una de sus piernas y perdió a su bebé. Eso la hizo acercarse y a nosotros querer cuidarla de todo mal. Últimamente la tarea de cuidar de ella resultaba difícil.

Hace un par de horas, por ejemplo, una de las casas del conjunto donde vivía fue consumida por el fuego. Justamente la casa al lado de la suya. Por alguna razón Emma no acudió al llamado de incendio y siguió dentro de su casa.

Como si todo lo anterior no era suficiente a su esposo Alexis se le ocurrió la brillante idea de llevarla a la clínica de su hermano. No es que la clínica sea de mala calidad o sus profesionales, es que la nuestra es más segura. Recibo su parte médico y los procedimientos que le han realizado hasta ahora.

—Ella puede ir a casa cuando lo deseen—comenta con voz nerviosa y aguda en algunos puntos el joven médico. —no hay rastros de humo en sus pulmones, no sufrió lesión...

—¿Qué hay de su presión arterial? —pregunto al notar que llegó con ella alta.

—Esta estable en estos momentos, la dejamos en observación el tiempo pertinente...

—¿Tuviste en cuenta el historial clínico a la hora proceder? —interrogo —aquí no hay una historia clínica de ella, no es un paciente común y no lo digo por ser una Frederick.

Alzo la mirada de la tabla al notar el silencio en el doctor. Me retiro los lentes dejándolo encima de las observaciones y lo observo verme nervioso. Es un chico joven, 24 años puede que un poco menos. Recién salido de la universidad y con mucha ganas de hacer las cosas bien.

—Sus padres fueron de gran ayuda —responde nervioso.

—Explica cada procedimiento... Arthur —leo en su escarapela — sustenta cada uno de ellos, deja a un lado quien soy y céntrate en qué soy un familiar de la víctima que has tratado—exijo.

Palidece acomodando su corbata, luego la bata, seca sus manos en su pantalón y mira a todos lados nervioso. No estoy exagerando en mis exigencias. Él está al borde del desmayo y no es algo que se pueda permitir, no cuando a la que acaba de atender es a mi hermana.

Su voz tiembla en algunos momentos y me pregunto si estoy siendo tan hijo de puta como me ve. En silencio lo escucho narrar como llegó y fue atendida. Sonrío internamente, en algunos momentos es como estar en clases y él en una exposición.

—Esta estable, puede confirmarlo. Su padre aprobó cada uno de ellos —finaliza.

—Controla tus emociones —le aconsejo al notarlo cada vez más nervioso —lo último que espera un paciente o familiar de este, es que el médico tenga un colapso nervioso dando los detalles de los procesos.

—Es usted el jefe y toda una eminencia en su campo...

—El hermano de tu paciente, es en todo lo que debes pensar— corrijo — y no es mi clínica. Su dueño es Marck O'hurn.

Que lleve nuestro apellido causa en algunos controversia. Era del abuelo Matt y le fue heredada a Marck. El abuelo le pidió consentimiento a mi padre antes de hacer el testamento. Papá nunca tuvo problemas, el cariño que el tenían databa de la época en que solo tenía 3 años y luchaba contra el cáncer.

—Lo tendré en cuenta señor.

—Como todos deseo que mi familiar tenga los mejores médicos. —el chico solo asiente sin parpadear y suspiro — hice las mismas preguntas que un particular. Incluso suelen ser más hostil, prepárate para esos casos.

—Gracias señor... —afirma mostrando pecho, su gesto es cómico y me hace sacar una sonrisa.

El ambiente tenso ha quedado atrás y puedo ver en él los primeros rastros de un profesional.

¡Jefe! ¿Yo qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora