Capítulo 30

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De camino a la estación y por casi una hora papá no hizo comentarios. No eran necesarios, su rostro férreo, mano empuñada apoyada en la puerta del auto y vista a la calle lo decía todo. La decepción por mi comportamiento era notoria, él jamás entendería mi situación.

—Sabes por lo que pasó tu madre a manos de delincuentes. —decide romper el silencio tocando un tema delicado para todos en la familia. El secuestro de mi madre y el motivo de sus cicatrices. —aun asi, decides dañar a una mujer. Por la maldita razón que sea. —recalca — Lo que hagas a una mujer, habla de la enseñanza que te he dado.

Aleja el brazo de la puerta para enfrentarme. En pocas ocasiones muestra su furia. Una de sus más grandes virtudes que todos le admiran. El autocontrol que maneja en situaciones extremas.

El día de hoy la ha perdido, que sea por mi causa no es digno de orgullo.

—No tengo justificación y no te diré que me siento mal por ello.

El gesto de soltar aire de sus pulmones me recuerda a un toro cuando es retado. Su espalda tensa y hombros rígidos le dan el porte perfecto para una de esas bestias. Ninguno de nosotros heredó aquel cuerpo corpulento, que lo representaba.

Herencia del bisabuelo. Me ha enseñado muchas cosas valiosas, ser justo y decir la verdad aceptando las consecuencias. No me sentía culpable por mi comportamiento, aunque, sabía que no era el correcto y, por ende, aceptaría la culpa.

—Se que no estas interesado en mis excusas y yo, no soy de perder tiempo dándolas. No me arrepiento de lo que hice; tan es asi, que de volver a suceder haría lo mismo...

—La violencia no es la solución.

El tono de voz sale casi en un murmullo parecido a un suspiro. Se está conteniendo de decir lo que piensa. Perder el control en este instante sería una paradoja, su molestia es porque yo la perdí en momentos quizás no parecidos, pero igual de delicados.

—¿Qué se supone debería hacer? —cuestiono viendo brindarme la mirada más fría que le he visto—ella fue la causante de que Charlotte casi pierda la vida. Entregaba información sobre todo lo que podría averiguar del hospital y/o tu empresa.

Entra a la casa de sus tíos cuando se entera que su prima trabaja en el hospital que yo dirijo. Conoce cada dato mio de una manera tan detalla que asusta y asegura no tiene que ver con sus ataques a Charlotte. Filtra información delicada, se alía con enemigos y no le importa las consecuencias que sus actos puedan tener.

—No estoy diciendo que lo hecho por esa niña esté bien. Existían mecanismo a los que recurrir. —habla luego de escuchar mi defensa. Un poco más calmado, pero igual de serio —en cuanto a Charlotte, era tan fácil como sacarla de esa casa.

—¿Y repetir la historia de un matrimonio apresurado?

Niego en silencio, en respuesta a mi propia pregunta. Me prometí hacer la etapa de cortejo como se debe. Era consciente que nunca se acababa de conocer a tu pareja, que día a día descubres algo nuevo en ella. Sin embargo, yo quería que, al casarnos, ella estuviera segura de su decisión.

Uniría su vida a un hombre quince años mayor, con innumerables defectos. Sin mencionar costumbres adquiridas por el exceso de soledad. Deseaba que fuera consciente de todos mis defectos, que aún con ellos quisiera estar conmigo.

—¿Aryana te dañó tanto? —cuestiona —El hijo que vi crecer, que eduqué... No es el que veo hoy Matt.

— Yo no tengo dudas de lo que siento por ella,, que igual puede crecer en nuestra vida de casados. Charlotte es divertida, inocente y en algunas ocasiones, es como tener a una niña de novia...

¡Jefe! ¿Yo qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora