Capítulo 34

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Nunca imaginé que la convivencia con Matt fuera divertida, cómoda y tranquila. El ser opuesto en casi todo, lo vi como un tropiezo para nuestra diario vivir. Nada mas lejos de la realidad, ser tan diversos nos permitía divertirnos más. Ayudaba la paciencia con la que la vida le había dotado a mi prometido.

Contábamos con cierta rutina, desayunábamos y cenábamos en casa. Era excelente cocinero, algo que según sus propias palabras aprendió de su padre.

"— Aprendí de él como tratar una dama y lo necesario para mantenerla satisfecha." Respondió cuando le pregunté si aquellos dotes lo aprendieron de su madre. "­­—Gregory es mejor cocinero que yo, pero solo porque es sumamente exigente con la comida." Resultaba difícil de imaginar aquella confesión. El CEO de Ind. Frederick en la cocina.

El almuerzo dependía de mis clases en la universidad y de su agenda. Estaba llevando un embarazo tranquilo sin ningún tipo de malestar. De momento sabíamos que todo marchaba según se espera, el día de mañana nos dirán el sexo. Lo necesitábamos para decorar el cuarto del bebé y empezar a hacer las compras.

El riesgo a que mi pequeño tuviera mi enfermedad era alto. Sin embargo, ambos estábamos positivos y de ser así, podría tener una vida bastante normal como su madre.

Matthew trajo a mis padres de visita el mismo día en que me mudé con él, Matt aseguraba que era necesario supieran donde viviría. Papá y mamá trajeron a Mila, a quien la sorpresa de ver el lugar fue evidente. Visitó cada rincón, se tomó algunas fotos en diversos lugares y en la azotea. "—Seré la envidia entre mis amigas" aquel comentario me hizo avergonzar y a mis padres guardar silencio. Matthew, por el contrario, le mostró mejores lugares y hasta ángulos perfectos.

"—Cuando tienes hermanas pequeñas debes aprender ciertas cosas". Comenta ante el rostro de sorpresa de papá al verle tomar fotos a Mila y ayudarle a posar en alguna de ellas. Matt, nos mostró de aquella manera que no le guardaba rencor y que seria "bueno" con ella, siempre y cuando ella lo fuera conmigo.

—¿Por qué una negra?

Matt se dispone a golpear una pelotita de color cuando lanzo la pregunta. El penhouse contaba con casino, varias mesas de Pool y diversos juegos de mesa. Si me dejo llevar por el sitio y todo lo que hay allí, puedo decir sin equivocarme que el dueño sabía divertirse y de lujos. Inspira apoyándose en el taco y viéndome ante de responder.

—Yo no hice el juego cariño.

Afirmo acercándome a él e instalándome a su lado. Lo he visto mirar el tablero con ojos críticos como si se tratase de un cirugía. Su dorso se dobla hasta la mesa, su mano izquierda está en la parte media del taco, mientras que la otra en la punta.

—Las bolas más importantes son la blanca y negra.

Mi voz sale en el momento justo en que dará golpeara logrando desconcentrarlo. Lo escucho lanzar una maldición y dejar el taco en la mesa. Ubica sus manos en jarras y me observa con fingida severidad.

—¿No puedes ganar de forma limpia?

No se jugar ¿Cómo le ganaría? Le muestro la sonrisa más inocente que encuentro y entorna los ojos al ver que me acerco.

—Dijiste que ibas a enseñarme, he tocado ese palo dos veces. — me quejo —solo te he visto jugar solo y hablar de este juego.

—Todos tus golpes sacan a las bolas de la mesa. —sonrío aceptando su defensa y me abraza por los hombros —este juego no es para ti. Será mejor que volvamos al monopolio.

—¿Por qué no bridge, el blackjack y el Texas Hold'em? —alzo la vista hacia él que me observa sonriente —no soy tan falta de cerebro.

Frunce sus cejas y aprieta los labios en una fina línea al tiempo que niega de manera enérgica.

¡Jefe! ¿Yo qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora