Ya en el tren, ninguno de los tres hablaba, Hermione leía un libro con su gato Crooshanks en su regazo ronroneando y dormido.
Harry miraba por la ventana, no era un día muy lindo ya que llovía pero esta vez feo, muchos truenos y se veían algunos rayos.
Ron dormía con Scaberss, que asomaba su osico por un bolsillo del suéter del pelirrojo.
- Vamos a tener clase de adivinación, la profesora Trelawney volvió del mundo muggle. - dijo Hermione abrazando al gato.
Harry no respondía seguía mirando la ventana con total concentración y haciendo dibujitos en el vidrio empañado.
- Harry!! - esta vez el mencionado miró hacía la chica desorientado. - Parece que estoy hablando con una pared.-
- Perdón, ¿Que decías?. - preguntó el chico.
- Tendremos clase de adivinación. - volvió a decirle.
- Me parece interesante. - confesó Harry.
- A mí se me hace una pérdida de tiempo. - dijo la chica frunciendo el seño. - El futuro es impredecible, no se puede averiguar. - añadió, con un tono demandante.
- A vos te parece interesante historia de la magia, eso sí que es aburrido. - la voz de Ron sobresaltó a Harry y a Hermione.
- No estabas dormido?. - preguntaron al mismo tiempo.
- No, tuve que hacerme el dormido porque Lavander no para de acosarme, literalmente me persigue a todas partes. - mencionó el pelirrojo acomodándose en su lugar.
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Ya en el banquete de hogwarts Dumledore se posicionó en su altar para dar un discurso.
- Alumnos y Alumnas, bienvenidos, espero que hayan pasado una feliz navidad, tengo el placer de presentarles a la profesora Trelawney, su materia será adivinación, espero que salgan de este año sabiendo algo de esta materia, dicho eso pueden seguir con el banquete. -
La profesora tenía un aspecto de bruja, un pelo rizado de un color rubio, ojos verdes que de decoración tenían unos grandes lentes redondos de marco negro, su estatura no era ni muy alta ni muy baja.
Todos los profesores la aplaudían con sonrisas en sus rostros, menos Snape, que ni siquiera se molestaba en aplaudir.
Siguieron comiendo y hablando hasta que había que volver a clase.
Y sería la primera de adivinación.
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Ya en la clase, un aula muy chica, con sillones y con cojines, mesas circulares que en el medio tenía una esfera de cristal turquesa bastante grande, y tres tazas de té.
- Bienvenidas y bienvenidos mis niños, para la primera clase de adivinación usaremos las tazas que tienen en sus mesas, tomarán las tazas y le pondrán agua, luego les van a vertir unas tres hojas de té, haganlo y después avanzaremos juntos. - dijo la profesora con voz sueve.
- Esto es patético. -
Se escuchó una voz que nadie tardaba en desifrar de quién era, el pelinegro giró su cabeza para ver a Draco, sentado en un sillón con Pansy Parkinson y con Blaise Zanini.
- ¿Tienes algo que aportar niño rubio?. - preguntó la profesora señalando a Draco.
Este solo puso sus ojos en blanco y todos retomaron la clase.
Harry hizo lo que la profesora le dijo, virtio las hojas de té y después de unos largos segundos el agua desapareció, solo las hojas formaban una figura en el fondo de la taza, y Harry no comprendía el significado.
- Profesora, ¿me puede decir el significado de la figura?. - preguntó Harry mostrándole la taza.
Los ojos de la profesora Trelawney se achinaron mientras giraba la taza, hasta que por fin habló.
- Mi niño, veo que estás profundamente enamorado de alguien, pero esto te llevará a pelear con alguien o por alguien, ambos sufrirán, pero gracias a eso serán felices, y el sufrimiento acabará. - pronunció la profesora, luego miró a Harry y dejó la taza en la mesa.
La clase se quedó en silencio, nadie hablaba, la profesora los miraba a todos, movió sus manos en señal que cada uno vuelva a la tarea, mientras pasaba por las mesas y los sillones para ver cómo cada uno hacía su trabajo.
Harry miró de reojo a Draco y giró un poco su cabeza intentando parecer disimulado.
Pero no bastó por qué Pansy Parkinson lo vió y dijo.
- Que mirás cuatro ojos. - añadió con total rabia.
Lo que le lastimó es que Draco se rió de aquel comentario.
Volvió su vista hacia el frente y no pudo evitar que sus ojos empiezen a arder por el llanto que por poco sale en plena clase, y su respiración agitada.
¿Pero el no había cambiado?
No.
Se dijo Harry así mismo.
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Voy a matar a Draco.
Sjsjsksk
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