Capitulo 35

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SEMANA 11 DÍA MIÉRCOLES

Nadie sabia cómo había iniciado todo ese desastre.

Así es, nadie sabía cómo Miyuki había logrado llegar a la azotea del gran edificio de Justicia de Japón, efectivamente la situación ameritaba pánico y preocupación, pero para Tomura y Maruse el sentimiento de desesperación era mucho mayor que para los demás.

Para detallar todo con precisión, lo que se mostraba en lo alto de ese gran edificio era lo siguiente:

En el borde, pasando los límites de seguridad, había de pie un joven castaño y frente a él se alzaba un rojo atardecer con algunas nubes en el cielo. Una suave y cálida brisa de viento agitaba su cabello, bufanda y abrigo. Todo eso sería material para un bello cuadro de arte... de no ser por las intenciones obvias del chico y es por ello por lo que temían acercarse o dar un paso en falso.

-Joven, por favor regresa, voltea y lentamente camina hacía nosotros - habló un policía.

Aquel castaño ni siquiera lo escucho, su mente estaba en un lugar diferente.

El cielo lentamente abandonaba ese tenue color rojo para darle la bienvenida a la oscuridad de la noche, una que sería opacada por la repentina iluminación del brillo de diferentes colores, sí, los fuegos artificiales habían iniciado. Todos quedaron confundidos porque sabían que ese día no se celebraba ningún tipo de evento que ameritara la aparición de aquellas hermosas luces, el festival de otoño ya se había realizado.

-Sí que es hermoso, ¿no es así, Eijun? Es un pequeño regalo que prepare para tí - susurro Miyuki observando la vista frente a él -. Sabes, hace tiempo, antes de todo esto, tenía planeado declararme en el festival, incluso busqué un lugar en el que el cielo se viera por completo y estuviéramos solo nosotros dos, que cliché - se rio por un momento para después bajar la vista –. Tú hacías que yo actuara diferente a lo usual, me hacías sentir amado, me hacías sentir necesitado, me hacías sentir que tenía un hogar al cual volver, lograbas hacer que todos mis miedos e inseguridades se fueran a un lugar muy lejano. Vaya, si me hubieras pedido la luna yo te la hubiera entregado. Eras mi luz en la oscuridad, mi pequeña y brillante luciérnaga.

Recordó cuando se lesionó el brazo. El recuerdo de esa noche era uno de sus pocos tesoros.

AQUEL DÍA

¿PROMETES SIEMPRE ESTAR A MI LADO?

Miyuki se encontraba sentado cerca de la máquina de bebidas, era ya muy noche y hacía frio; el entrenador le había dicho que tenía que descansar y que por algunos partidos no sería el cátcher titular, es verdad que esa lesión fue el resultado de haber luchado por la victoria pero no pudo evitar maldecirse de muchas maneras, se sentía inútil y débil. Suspiro pesado y después murmuro:

-Que oscura noche, la odio.

-No es oscura, hay muchas estrellas.

Para Miyuki era fácil identificar al dueño de tan única voz.

-Vaya noche, hace un frio del demonio, es oscura y ahora tengo que ver a un feo fantasma.

-¡Que grosero, Miyuki Kazuya! No soy ningún fantasma, los fantasmas no existen... ¿cierto?, además, ya te dije que la noche no es oscura.

Miyuki rio, aunque primero se regañó mentalmente por molestar a la persona que amaba, es solo que su retorcida personalidad reaccionaba de esa manera antes de meditar sus palabras. Frente a él se encontraba Sawamura con un gran suéter y una bufanda.

-Sí, sí. Ya dijiste que no es oscura, aunque yo no veo el gran brillo de las estrellas, oh gran poeta.

-Ugh, eres muy molesto - se quejó Sawamura –. Por cierto, ¿qué haces aquí?, ya es muy noche.

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