Capitulo 21

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SEMANA 9 DÍA MIÉRCOLES

Miércoles por la mañana, el clima era frio y con leves signos de neblina, el viento soplaba ni tan fuerte ni tan débil, pero hacía que prefirieras andar con un buen suéter, un par de guantes y de poderse, sostener una buena taza llena de café caliente.

Tomura se encontraba en su oficina observando a través de la ventana la multitud de personas que empezaban a llenar las calles de Tokio, el sonido de los autos y de las voces de las personas iba aumentando a cada minuto. Su vestimenta consistía en un par de zapatos color café muy bien boleados y un traje gris, su armario estaba lleno de trajes del mismo estilo y color, uno que otro era café o azul, lo único diferente era el color y diseño de las corbatas, su esposa se encargaba de eso, en su defensa él diría que es ridículo preocuparse por cómo se vestiría un día o tal día, él prefería ocupar ese tiempo en algo que sí sea productivo.

Había algo a destacar: solo tenía un traje color negro; él odiaba ese traje, no le gustaba ni le producía placer usarlo, las únicas veces en que lo usaba era cuando acudía a un funeral y para ser honesto no han sido pocos a los que ha ido, después de todo el trabajo de detective no es fácil, cada día deben poner su vida en riesgo de una o varias maneras, la muerte era su fiel y más cercana colega. Cuando era joven le producía mucho pesar perder a sus compañeros... pero, con el pasar del tiempo, fue aceptando ese dolor y no, no se fue convirtiendo en un ser insensible, es solo que él prefirió conmemorar la muerte de una manera diferente, ir a los funerales dejo de tener sentido para él, una buena copa de alcohol por la noche observando la luna y recordando los buenos momentos con esa persona le parecía una idea más placenteramente dolorosa, prepararía otra copa con una buena porción de vino y le hablaría al fantasma sentado a su lado. Solo él y su colega. Solo él y sus secretos compartidos. Por ello es que aquel traje de un horrible color negro fue abandonado hasta lo más profundo y polvoriento de su armario y esperaba que ahí permaneciera por un buen tiempo más.

-Tomura-san – entró un hombre a la oficina –. La habitación de interrogación ya está lista.

-Gracias. Todavía faltan un par de horas para que inicie. Te avisaré cuando vayamos para allá.

-De acuerdo – finalizó aquel hombre saliendo del lugar chocando con Maruse que recién iba llegando.

-¿Ya va a iniciar con los interrogatorios? – preguntó su aprendiz.

-Aún no, quedé con Kataoka-san que iniciaríamos a las 1 de la tarde.

-¿Planea interrogar a todos?

-Sí... tal parece que los chicos tienen mucho por decir, Kataoka-san no me dijo mucho, pero creo que no sea porque no quiera sino porque los chicos parecen haber ocultado lo que encontraron a los demás, incluso la mayoría entre ellos mismos. Siendo honesto tengo mucha curiosidad.

-Confío en que los chicos lograron encontrar algo, puede que no sea tan crucial pero será un punto de partida – dijo Maruse –. Aunque claro que nosotros también planeamos investigar por nuestra cuenta con la evidencia que ya tenemos como base.

-Más que nada, los chicos quieren formar parte de la búsqueda, es como calmar su conciencia.

-Pero bueno, esperamos grandes cosas de ellos. Si Kataoka-san dijo que se mostraban muy confiados entonces así debe ser. Aunque sabe, por alguna razón me siento nervioso.

Tomura suspiro –. Lo mismo me pasa pero bueno, cuando encontremos al chico esta sensación se irá y podremos seguir adelante – finalizó.

Ambos hombres siguieron conversando un rato más en la oficina y planeaban seguir así hasta que los chicos llegaran. Tomura decidió dividir a los chicos, la mitad iría ese día y la otra mitad mañana, no tenía caso abrumarlos ni hacer que la información que tenían se perdiera o confundiera con la de los demás.

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