QUERERTE FUE FÁCIL. OLVIDARTE ES IMPOSIBLE
Ese día se celebraría la despedida de Sawamura en una funeraria en Tokio, los padres decidieron no hacerla en Nagano porque querían que los amigos que su hijo hizo como pitcher de Seido pudieran acudir. De seguro era lo que querría él, estar rodeado de todas las personas a las que apreciaba. Sabían que su hijo era alguien muy querido, pero a decir verdad no esperaban que la sala principal y los jardines se llenaran de gente, todos con el objetivo de tener la oportunidad de ver por última vez a Sawamura.
Habían todo tipo de personas ahí reunidas: sus amigos de Nagano, toda su familia, compañeros de clase, alumnos y maestros de Seido, todo su equipo de béisbol junto a los antiguos miembros, los titulares junto a los entrenadores de Yakushi, Inashiro, Ichidai, Seiho y otras escuelas que tuvieron la oportunidad de jugar contra él, había gente que siempre lo habían apoyado en los partidos, que lo admiraban y respetaban, Oboro junto a su familia, Maruse y Tomura... en pocas palabras, había demasiada gente.
Tal como era costumbre, antes de iniciar con la ceremonia los padres y el abuelo se quedaron fuera para recibir a toda la gente y escuchar sus respetos. El día seguía avanzando y aun cuando la ceremonia se había aplazado de hora, les consolaba ver que la gente seguía llegando y llegando. Para bien o para mal su hijo había logrado entrar en el corazón de varios.
Los tres miembros de la familia intentaban recibir a todos amenamente, pero no eran fuertes, ellos aún no podían superar la muerte de Eijun, no podrían dejar de anhelar por su regreso a casa, de escuchar su voz y ver su sonrisa. Como padres habían perdido un gran pedazo de su alma, alguien que jamás podría ser reemplazado ni olvidado, su más amado hijo. Ellos eran los Sawamura, una familia que se caracterizaba por ser alegres, enérgicos y amables, lo son, pero ahora mismo no podían ver al rostro a las personas que iban a darles palabras de respeto y ánimos, no podían mostrarles una sonrisa y agradecerles por su presencia. No. No podían.
Sin embargo, hubo alguien que pidió su atención:
-... Hola.
-Oh, Kuramochi-kun. Me alegra verte aquí – saludó la madre.
-Hola muchacho – se acercó el padre –. Gracias por haber venido.
El peliverde solo asintió, los veía sin decir nada. Todo el día anterior había ensayado las palabras que les iba a decir, sin embargo, su cuerpo no reaccionaba y honestamente ya había olvidado todo ese monólogo, pero, tras pensarlo bien, decidió que ellos no merecían un monólogo memorizado, ellos tenían que escuchar lo que realmente quería decir:
-¿Realmente se alegran de verme? – Kuramochi sabía de la amabilidad de la familia Sawamura pero esa amabilidad lo lastimaba porque sentía que no la merecía. No merecía que se estuvieran esforzando emocionalmente para poder hablar con él –. ¿Me permitirán estar aquí aun cuando no pude encontrar a Eijun a tiempo? ¿Realmente merezco verlo por última vez aun cuando yo estuve con él ese día y pude haber evitado que se fuera solo? – preguntaba con dolor, pero al ver el rostro de los padres se sintió culpable –. Perdón, ustedes son los que más están sufriendo y yo solo los estoy molestando.
Estuvo por irse pero la voz de la madre lo detuvo:
-Eijun no paraba de hablar de su equipo de béisbol, de lo buen jugadores que eran y de sus partidos, ya sea por mensaje, llamada o cuando iba a casa, siempre hablaba de ustedes – mostró una pequeña sonrisa –. Kuramochi Yoichi, un año mayor que Eijun, ambidiestro, un senpai muy veloz, gruñón, te gustan los videojuegos, tienes posibilidades de ser un luchador profesional con las llaves como técnica, bromista... y además, un hermano mayor confiable. Puedo saber todo eso porque Eijun realmente te apreciaba y nos lo hacía saber, nos decía lo mucho que te admiraba y confiaba en ti – dirigió su mano al rostro del menor y tomo su mejilla con suavidad –. Realmente te agradecemos por haber cuidado de nuestro hijo, sabemos lo mucho que te esforzaste por buscarlo así que no debes de lamentarte por nada, nosotros siempre te lo vamos a agradecer... así que, Kuramochi-kun... gracias por haber sido el hermano mayor que no le pudimos dar a Eijun – a este punto las lágrimas empezaban a salir de sus ojos y su voz a temblar –. Gracias por haber creído en él, gracias por haberlo apoyado, sabemos que él era muy testarudo, de seguro te causo algunos problemas... por eso, gracias por no haberlo abandonado.

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No te quiero perder
FanfictionMi plan no era muy complicado: ir al partido, mostrar mis mejores lanzamientos, ir al hotel donde nos hospedaríamos, hacer que Miyuki Kazuya atrape mis lanzamientos, bañarme y dormir. Entonces, ¿por qué termino todo así? Sawamura Eijun ha desaparec...