26. Las ansias

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(15 de noviembre, 9:20 AM, supermercado.)

Había llegado el sábado, y el frío de estar en la recta final del año ya se comenzaba a sentir; pero eso no era problema para Phoenix, al menos en ese momento, pues el centro comercial tenía la temperatura ideal. Ahí estaba él, vestido con su camisa a botones y su cabello medio arreglado, empujando su carrito de compras con algunos artículos típicos para su supervivencia en la semana.

(Huevos, harina... ¿Qué más...? ¡Salchichas! Eso era.)

Sin más, Phoenix se dirigió a la sección de congelados.

(No puedo creer que justo en esta tienda me encontré con Franziska hace como dos meses. Me imagino que desde ese momento ella quiso decirme de Nicolás... Quizá luego debería comprarle algo al pequeño, siento que debo.)

De pronto algo llamó la atención de Phoenix, justo a su izquierda, frente a la sección de congelados, se encontraba toda la sección de licores. Botellas de formas, tamaños y colores variados; desde donde iniciaba el pasillo hasta el final, de arriba a abajo, todo lo que veía Phoenix era alcohol. Y era casi como si los colores de estas botellas se reflejaran en el brillo de los ojos de Wright, como hipnotizado.

Sintió cómo su boca empezó a producir saliva y su garganta como que se preparaba para sentir el amargo y dulce sabor de aquellos líquidos. Pero entones cerró los ojos y trató de desviar su mirada hacia otro lado. Lo intentaba negar, pero Phoenix sentía muchas ansias de querer sentir de nuevo aquel sabor.

(No... Basta. No quiero esto. Aunque ya han sido como dos semanas sin tomar... ¡No! ¡Maldición!)

Se forzó a ponerse en marcha hasta los refrigeradores y tomar el paquete de salchichas para luego irse rápido de aquel pasillo, sin mirar atrás.

(Hago esto por Iris y Trucy... y por mí. Que no se me olvide.)

Aún seguiría sintiendo aquellas ansias. Ese pequeño picor que se hacía más grande por querer probarlo de nuevo. Pero lo resistió, intentó pensar en otra cosa, en el rostro de Iris, en lo feliz que ella se pondría cuando lo viera sobrio luego de mucho tiempo, en la dulce sonrisa que ya desde hacía dos semanas que no veía.

...

(16 de noviembre, 6:30 PM, gran salón de eventos.)

Otro día esplendido para los amantes del frío, más aún para la azotea del edificio de treinta pisos del salón de eventos. La puerta del elevador se abrió y Phoenix salió de ahí, con las manos en los bolsillos de su sudadera; pues a esa altura la temperatura bajaba bastante. Nada más salir, se quedó maravillado por la vistas de la ciudad, pero más que eso, por la cantidad de trabajadores arreglando y acomodando las mesas del próximo evento, con todo y centros de mesa, y un arco gigante de flores cerca del barandal sobre una plataforma. Y ahí, en el centro de todo, viendo unos papeles con otro trabajador, se encontraba Miles Edgeworth, muy centrado viendo todo.

(Bien, aquí voy.)

Phoenix dio paso para ir directo con él lleno de determinación.

—Ey, Edgeworth. —saludó Phoenix nada más llegar.

Por su parte, Miles levantó la cabeza, y dio un leve suspiro en cuanto se dio cuenta de que era él. Luego volvió con el trabajador.

—Dame un minuto, Ruperth. —le dijo Edgeworth al trabajador.

—Claro, señor.

En cuanto se alejó, Edgeworth se quedó con aquellos papeles aún mirando su contenido, mientras que Phoenix se acercó un poco más.

El Corazón Que No Late - Phoenix Wright Ace Attorney +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora