El Corazón Que No Late - Phoenix Wright Ace Attorney +18

21. Haberte conocido antes

(31 de octubre, 8:00 PM, plaza central.)

La música seguía y seguía. Cerca del centro de la explanada de aquella intersección estaba aquella gran plataforma con los músicos tocando covers de varios artistas. En este caso, algunos de Darft Punk, como One More Time. Además de que se encontraba bastante gente en aquel lugar, casi todos adultos, la gran mayoría bailando y pasando un gran momento.

Entre el público estaban Iris, Edgeworth, Rhoda, Trucy y la pareja de Gumshoe y Maggey. Todo el equipo buscando a Phoenix por todas partes, y un poco separados para abarcar más espacio. Gritar no servía de nada por la música, así que tan solo se limitaban a usar la vista y las señas para llamarlo si lo veían.

Todos se notaban bastante preocupados, habían pasado ya casi dos horas desde la última vez que lo vieron. Aunque la que más inquieta era Iris, se podía ver en su expresión llena de angustia mientras miraba a todos lados. Rhoda estaba más bien cansada, pues antes de la búsqueda tenía cierto entusiasmo por bailar, aunque no negaba que le preocupaba Wright. Trucy, por otro lado, se veía algo ansiosa, no estaba cómoda sabiendo que su padre no respondía a las llamadas.

Iris estaba ya demasiado abrumada de tanto buscar, a tal grado que incluso se llegó a recargar en un barandal metálico para descansar. Estaba algo agotada de tanto caminar, cosa de la que Edgeworth se dio cuenta. Este se le acercó y le puso una mano en su hombro.

—¡Tranquila! ¡Lo encontraremos! —le gritó Edgeworth con confianza.

El que Edgeworth gritara era la única forma en la que sería escuchado. Iris le sonrió tímidamente. Literalmente estaba viendo a Batman en acción.

—¡Se veía muy raro! —le gritó frunciendo el ceño. —¡Tengo miedo de que le haya pasado algo!

Edgeworth asintió con la cabeza y le puso las manos en sus hombros para denotarle tranquilidad.

—¡Lo encontraremos! ¡Él sabe que estamos aquí! —le dijo con una seña. —¡Vamos!

Siguieron caminando juntos viendo en todas direcciones. Luego de un rato, Edgeworth se encontró con una persona que planeaba evitar, su hermana, Franziska Von Karma. Se sorprendió, paró en seco su caminata y trató de darse la vuelta para fingir que no la vio.

—Miles Edgeworth. —exclamó ella como saludo.

Efectivamente, lo vio. Y no necesitó gritar, pues los músicos pararon de tocar un momento. Edgeworth encogió los hombros e Iris miró extrañada la situación; él no esperaba tener que hablar con su hermana, pero no tuvo de otra más que girar lentamente.

—¡Hola, Franziska! —gritó Edgeworth.

—No es necesario gritar, Miles Edgeworth. Ya no hay música. —le regañó ella.

Ella traía puesto un disfraz de vampiresa que consistía en un vestido estilo gótico largo y negro, adornos en los brazos, tacones altos, colmillos falsos, y un collar negro a juego con el vestido. Para la ocasión, llevaba un café en la mano.

—Ah, ¡lo siento! ¡Creo que me ensordecí! —se excusó Edgeworth rascando discretamente su oreja.

—Bien, te creeré. —dijo para luego darle un sorbo a su bebida.

—Am... Hola también. —saludó Iris tímidamente.

—Franziska Von Karma para servirle. —se presentó Franziska a la vez que le extendía una mano.

—¡Oh!, Iris. —dijo ella mientras correspondía el saludo. —Un gusto. He oído hablar mucho de usted.

—Tengo cierta fama. —dijo Franziska sonriendo con aires de grandeza.