Capítulo 7: Vencer esas tormentas.

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Pasar aquel día en la Warner, le vino muy bien a Sara. Estar entretenida hizo que se olvidara por completo de Rudy y la estampa familiar que se encontró. Desde que le vio entrar en clase por primera vez, dijo que estaba enamorada de él cuando solo sentía atracción pero verle con otra no la sentó nada bien, ¿estaría enamorándose de verdad? El tiempo lo diría, sin embargo, aquello empezaba a ser doloroso y más imposible que nunca.

Decidió coger un libro de la universidad, uno de alguna asignatura de Juan, antes o después la preguntaría el temario, como hacía siempre con ella y debería sabérselo bien. Se puso los auriculares, con música relajante y comenzó a estudiar.

Mientras tanto, entre droga y droga, Alberto seguía componiendo canciones inspiradas en Keyla y practicando con la guitarra.

Recordó que ella una vez comentó que su hermana también dibujaba muy bien y le enseñó el instagram que usaba especialmente para subir fotos de sus obras, donde la gente podía hacerla pedidos a través del correo electrónico que había en su biografía.

Sabía perfectamente que la chica necesitaba dinero para poder viajar y aprender de otras culturas para enriquecerse y convertirse en una gran guía turística (ella lo había hablado varias veces con su compañera en clase y, como de costumbre, él estaba atento a sus conversaciones), por lo que decidió hacer un pedido utilizando una nueva cuenta y un nombre falso para no ser descubierto.

Atenea, que sujetaba el portátil, decidió ponerse al lado de Jonathan, que estaba en el sofá, viendo la televisión. Cuando pasó delante de él, la sujetó para sentarla entre sus piernas.

— ¿Quieres cotillear lo que estoy mirando? —la pelirroja abrió su gmail mientras el rubio negaba con la cabeza.

—Quiero tenerte muy cerca de mí —apoyó su cabeza en el hombro de la chica. Ella podía sentir el aliento acariciando su cuello, haciéndola estremecer.

Abrió un mensaje de alguien que no conocía mientras el chico mordisqueaba su cuello.

—Qué extraño... —frunció el ceño y comenzó a leer.

"Buenos días, mi nombre es Jesús y me pongo en contacto con usted porque de casualidad he descubierto su cuenta de instagram. Sus dibujos son preciosos y me gustaría hacerle un pedido. Se trata de un cuadro en el que salga una chica de pelo largo y castaño, sentada en un campo rodeada de margaritas y de espaldas. Si pudiera ser, de tamaño mediano y no importa el tiempo que tarde en hacerlo, lo que considere necesario. Un saludo".

Al leer las características de la chica, quedó impactada. ¿Tendría que ver con su hermana o era una simple casualidad? Enseguida apartó de su mente la idea de que tuviese relación con Keyla.

—Vaya, no sabía que dibujabas —comentó Jonathan.

—Sí —suspiró— era una de mis aficiones favoritas pero dejé de hacerlo cuando Keyla... —no pudo terminar la frase.

— ¿Y eso por qué? —indagó el chico.

—Ella era la única que confiaba en mí y me animaba a seguir adelante —explicó con gesto serio—. Además, fue la que me dio fuerzas y ayudó para crear una cuenta en instagram donde poner a la venta mis dibujos.

Cogió el móvil para enseñarle las fotos publicadas. Tenía de todo: desde paisajes, hasta personas y animales.

— ¿Ves este de aquí? —puso una imagen en grande. En ella se podía distinguir a dos chicas de perfil, dándose un beso en la boca mientras sujetaban una bandera del orgullo lésbico y un arcoíris pasaba por encima de ellas. De fondo, se podía ver la famosa Puerta de Alcalá, en Madrid—, gané un premio y fue mostrado en una exposición en el Palacio de Cibeles celebrada en el mes del orgullo, hace dos años.

Hasta que la muerte nos unaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora